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Jorge Verstrynge

El expolítico Jorge Vestrynge.

Montero Glez

Jorge Verstrynge es un facha que ha sabido envejecer. Con esto vengo a decir que Verstrynge es todo un ejemplo de cómo, en esta vida, uno puede cambiar de ideas, para bien.

Como caso contrario tenemos a Vargas Llosa, gran novelista, al que los años le pesan por culpa de su afición a la doctrina neoliberal, una pseudociencia cuyo modelo económico ha quedado demostrado que no funciona. Ya sabemos que la realidad no hace trampas, aunque Vargas Llosa y los de su cuerda se empeñen en lo contrario. Pero no vengo aquí a hacer comparaciones entre Vargas Llosa y Jorge Verstrynge. Las comparaciones resultan injustas. Siempre.

Lo que vengo a decir es que el otro día, Verstrynge estuvo en el programa de Monedero, un late night chou, o como se escriba eso, un programa nocturno a la manera de John Belushi pero de política, y donde Verstrynge hizo un análisis de nuestra situación actual que bien merece un aparte, pues, el politólogo anda sobrado de razón y de razones.

La razón primera es la figura de Pablo Iglesias, sin duda el político más singular que ha dado este país desde la Guerra Civil, cosa que tampoco es difícil. Jorge Verstrynge expuso razones por las cuales es imprescindible que Pablo Iglesias forme parte del

próximo gobierno de Sánchez. La principal es la de salvar su pellejo político.

Verstrynge vino a decir que había un complot de los servicios de inteligencia para acabar con Pablo Iglesias. Me lo creo, pues Verstrynge se ha movido en las estructuras rígidas del poder y conoce cómo se las gastan los dueños de las hambres. Él mismo contaba -en otra entrevista- cómo Fraga quería hacerse con el poder en los tiempos del gobierno socialista, llegando incluso a pergeñar un golpe de Estado con ayuda de ETA.

Jorge es un tipo vivido cuya opinión acerca de la inmigración y del populismo no comparto, pero no por ello me resulta tan facha como otros. De ser aquel joven delfín de Manuel Fraga del que se enamoraban las niñas del barrio de Salamanca, a ser el hombre que torció su rumbo para no llegar a la vejez, hay un trecho. El mismo trecho que tendrá que superar Pedro Sánchez si quiere seguir siendo un guaperas.

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