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El PP, lleno de ruido y furia: última estación en el caso Bárcenas

Los fieles de Aznar en el PP no han olvidado 2008.

Iñigo Sáenz de Ugarte

Desde los tiempos del “nadie podrá probar que (Bárcenas y Galeote) no son inocentes” (que recordaba al “ni hay pruebas ni las habrá” de Felipe González sobre la investigación de los GAL), el Partido Popular ha ido variando sus respuestas sobre el escándalo de Bárcenas a la búsqueda del arma adecuada. Todas han terminado chocando contra la realidad, vieja enemiga del presidente. Al final, la publicación de los sms que se enviaban Rajoy y Bárcenas sólo deja una vía de defensa: la denuncia de la conspiración interna, del enemigo interior, tan útil como arriesgada.

El jurado ya no es la opinión pública, sino el electorado del PP y a él se dirigirán los principales mensajes.

La publicación de los sms por El Mundo ha neutralizado la mayor parte de la estrategia basada en convertir a Bárcenas en el malo de la película. Es más, ha resultado contraproducente porque la decisión del portavoz parlamentario, Alfonso Alonso, de tachar al extesorero de “delincuente” en el Congreso puede haber provocado la filtración de los mensajes telefónicos.

Habrá quien piense que no tiene sentido desde el punto de vista de la defensa de Bárcenas soltar la munición que más daño puede hacer a Rajoy porque de una manera u otra termina incriminándose a sí mismo. Como bien se ha visto en el caso Urdangarin con la estrategia de Diego Torres, llega un momento en que el acusado decide contar mucho de lo que sabe, nunca todo. Ocurre cuando llega a la conclusión de que si habla, puede obtener algún beneficio. Si calla, ninguno, excepto algunas vagas promesas que ya sabe que nunca se cumplirán.

Bárcenas aún está en condiciones de gestionar su defensa. El juez está fuera de su control y del Gobierno (eso en el caso de que el juez Ruz, que ocupa de forma interina su plaza en la Audiencia Nacional, continúe en el puesto). Pero hay una diferencia inmensa entre que el fiscal le deje hacer y el fiscal general del Estado, dependiente jerárquicamente del ministro de Justicia, decida lanzar toda su artillería sobre el acusado.

Saltar al unísono contra Bárcenas es una defensa de Rajoy que los sms han hundido. El presidente se dirige de forma amistosa a un presunto delincuente y le pide “tranquilidad”, es decir que no abra la boca. Cuando Bárcenas muestra su nerviosismo por algunas declaraciones de Cospedal, Rajoy intenta hacerle ver que no le han abandonado (“hacemos lo que podemos”) y le pida que sea fuerte. Es decir, que no hable, que se coma él solo el marrón de la financiación fraudulenta del PP.

Con sus fuentes en el interior del PP, el ABC y La Razón han publicado este domingo dos largos artículos dirigidos al votante del PP con la intención de exculpar al presidente. Los sms han tirado a la basura el texto de La Razón. Las “contradicciones” de Bárcenas quedan perfectamente explicadas. Si antes no dijo lo que dice ahora es porque estaba negociando con Rajoy y Arenas. Y por mucho que quisieran ayudarle (como de hecho hicieron pagándole un sueldo millonario hasta donde fue posible), las constantes revelaciones de la investigación judicial les han ido cerrando las opciones.

Es mucho más interesante el artículo de ABC, porque es el único que puede resistir el contenido de los sms y lo que venga después. Es la apelación a la conspiración interna protagonizada por Esperanza Aguirre y todos los que intentaron destronar a Rajoy tras su derrota electoral de 2008. Contiene un mensaje de esperanza (en minúscula en este caso) a los votantes del PP: los traidores nos atacan porque saben que están ante su última oportunidad. La economía va a mejorar y a partir de ese momento nadie podrá cuestionar al líder.

Tras unos primeros párrafos obligados contra Bárcenas, el artículo se dirige a su principal presa. “El ruido mediático conviene a muchos. Sobre todo a aquellos que no supieron o no quisieron acabar con Bárcenas. Bueno, y con Correa”, dice un ministro que se refiere a la época de Aznar. “Y lo que no es de recibo es que precisamente antiguos dirigentes del partido que vieron el modus operandi -si no consintieron- los manejos de esta trama, den lecciones de honradez”, opina otro “responsable regional” del partido. Son “los de siempre” los que amenazan a Rajoy.

Cuando toca hablar de Aznar, siempre con sumo cuidado, el artículo cita un momento revelador. “Una compañera de la vieja guardia, próxima a Aznar, llegó a decir que Rajoy no había protegido suficientemente a su mentor en la trama Gürtel. Y yo le respondí con una pregunta: ¿Se protegió él en aquellos años del imperio Correa?”. Se acabaron los complejos y el culto a la personalidad de Aznar.

Inevitablemente, al final aparece señalada Esperanza Aguirre como la dirigente más dispuesta a dar pábulo a las denuncias de Bárcenas. De lo que se deduce, para tranquilidad de los que están nerviosos ante su futuro político, que si hay alguien que no tiene ninguna posibilidad de suceder a Rajoy en caso de cataclismo es precisamente la presidenta del PP madrileño.

Los dirigentes del PP nunca lo permitirán. Sobre todo los que hayan leído 'Macbeth'.

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