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Podemos y Ciudadanos, como si Sánchez hubiera ganado

José María Calleja

Ha sido terminar el recuento de votos y han salido disparados al alimón Podemos y Ciudadanos a plantear exigencias férreamente  innegociables y urgentes –envueltas en palabras-marco bondadosas como “diálogo”, “altura de miras”, “responsabilidad”, nueva forma de hacer política, bla, bla, bla-, a los socialistas; como si en vez de haber perdido un millón y casi cuatrocientos mil votantes, y veinte escaños, sin casi,  los de Sánchez hubieran ganado las elecciones por holgada mayoría.

Rajoy se ha caído como un huevo desde un octavo piso (63 escaños menos, cerca de cuatro millones de votos perdidos), pero para el autor de un plato es un plato, un vaso es un vaso y no sé si seis son vajilla, y ya tal, no parece haber exigencias; no sé, del tipo: váyase, que los votantes le han pegado un sartenazo; huya, que Aznar ha vuelto para echarle en un Congreso abierto (jeje); déjelo ya, que lleva seis derrotas seguidas desde enero; no insista, que con usted no hay salida.

La brillante idea de convocar las elecciones generales el día en que asesinaron a Carrero Blanco (1973), en puertas de la Navidad, la lotería y el polvorón, hace que el proceso para desatascar este carajal de resultado se mezcle con digestiones espesas,  nebulosas varias y deseos de paz a los hombre de buena voluntad, que se decía antaño.

Estamos en el momento de gloria efervescente del especulador. Cualquier cosa que se diga -se recomienda tono solemne-, será tomada con cejas circunflejas y gesto de asentimiento, propio del entendido, por el público en general. Así se proponga en modo sentencia el cambio de caballo  -se va Rajoy y le sustituye quien sea, preferiblemente Soraya-; se adelante la conclusión de que la legislatura no llegará a los cuatro años; se sostenga que se tiene que ir también Sánchez, no solo Rajoy; se ejecute que estamos en la segunda transición..., y cosas así de aznaristas.

En este punto, quizás deberíamos plantearnos qué suerte de perversión antidemocrática existe en el hecho de que un sujeto que aparece citado 35 veces en los papeles de Bárcenas como receptor de sueldos en B;  que un responsable público que lo mismo envía, ayer, mensajes de apoyo al conmilitón tesorero corrupto Bárcenas, que, hoy, al comisionista conmilitón corrupto  Gómez de la Serna, haya sido votado como cabeza de lista del primer partido de España, primero en votos y quién sabe si próximo presidente del Gobierno. (¿Tomará el comisionista Gómez de la Serna el escaño que le ha “tocado”, como el Gordo, por Segovia?) .

Rajoy le dijo a Sánchez que la frase en la que este afirmaba que España necesitaba un presidente del Gobierno decente, y él no lo era,  acompañaría al líder socialista durante toda su vida. (No se si esta dispuesto Mariano a recordar ahora esta condena preventiva).

El hombre que más ha insultado a otros presidentes del Gobierno  -“traicionar los muertos”, “usted ha agredido a las víctimas”, “le pondrán bombas”, “bobo solemne”, “ruín”, “deleznable”; incluso “Ruíz”, le ha dicho a Sánchez, inaugurando un apellido como insulto- pide ahora la ayuda de sus críticos y manda a sus mariachis a decir que si no hay gran coalición, Pedro es etarra. (Por cierto, ¡qué costalada la de EH Bildu a manos de Podemos en Euskadi!, no hay  como que gobiernen los batasunos (Gipuzkoa) para que incluso sus fieles votantes abominen de ellos. Los jóvenes ya no quieren ser príncipes bildutarras).

No se si vamos a un Gobierno en minoría, forzosamente inestable y necesariamente breve. No creo que estemos en puertas de un Gobierno del PP con apoyo sordo –sórdido- del PSOE. No se si habrá elecciones anticipadas. Pero, ¿no es del suficiente calibre la corrupción del PP como para que Mariano se hubiera ido ya?

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