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Políticos burlándose del medio ambiente

Agustín Hernández, portavoz del PP de Santiago de Compostela

José Luis Gallego

Siempre me ha sorprendido por qué, salvo rarísimas y meritorias excepciones, los políticos conservadores son tan poco conservacionistas. Pero lo que no logro comprender de ninguna manera es que la mayoría de ellos se burlen del medio ambiente con tanto alarde, tanta desfachatez y en contra del creciente interés ciudadano por el tema.

El último en exhibir ese desdén ha sido el portavoz del PP de Santiago de Compostela, Agustín Hernández. El ex alcalde de la ciudad y ex consejero de medio ambiente de la Xunta se fue hace unos días a orillas del Sar para denunciar por televisión la basura que se acumula en las orillas del río.

Ya verás -debió pensar el político- se van a enterar estos de las mareas: ¿estás grabando ya? “Queremos denunciar la situación medioambiental del río Sar”. El arranque es bueno. Las declaraciones del exconsejero, se cubren con unas imágenes en off en las que aparece desenterrando residuos de la orilla con un palo y mostrándolos a cámara. Ahora una toallita húmeda, ahora una bolsa de plástico. Pero acto seguido, tras mostrarlos como trofeos, acaba echando los residuos al agua mientras la cámara los graba flotando río abajo.

Si el político hubiera acudido al rio con una bolsa de basura para ir echándolos en su interior tras denunciar su presencia ante las cámaras. Si el político hubiera acabado las declaraciones junto a los contenedores, echando cada residuo al que le corresponde. Si todo eso hubiera ocurrido ni el video se habría hecho viral en las redes sociales ni yo no estaría martilleando mi teclado con la rabia con la que lo estoy haciendo.

Porque más allá de la chanza y el recochineo que ha generado en internet, su vergonzoso gesto delata los niveles de amaño con los que muchos políticos suelen recurrir a los temas relacionados con el medio ambiente, solo cuando les interesa.

El medio ambiente debe dejar de ser utilizado como arma arrojadiza en política. Se trata de una cuestión de interés general que atañe a la salud de las personas y del planeta, por lo que debería merecer mayor respeto y consideración por parte de los políticos. Y no, no estoy elevando la anécdota a categoría: el video del Sar refleja una manera de entender el medio ambiente y la naturaleza para una determinada parte de la clase política española.   

Aunque esos residuos llevaban ahí desde que él fuera alcalde, el político popular no tuvo problemas en irse al rio en un arrebato de demagogia para denunciar su presencia, convencido de que con ello iba a provocar la indignación de los ciudadanos. Pero lo que provocó fue su burla. Es lo que tiene el subconsciente. Es lo que tienen los intereses ocultos, que a menudo afloran sin ser convocados delatando nuestras intenciones.   

Lo que les diría a los políticos que no aman al medio ambiente ni sienten el más mínimo interés por defenderlo es que por lo menos dejen de burlarse de él. De él y de todos nosotros. De los millones de ciudadanos que nos sentimos directamente vinculados con su mejora y su protección y a los que el lamentable vídeo del Sar nos provocó más pena que guasa, mas bochorno que risas.

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