Pujol delinque, Bárcenas y Montoro aún no

Dice Montoro que Jordi Pujol ha podido cometer “uno o dos delitos fiscales” y sorprende esta precisión taxonómica si se compara con la indefinición que muestra el mismo Montoro ante los que le preguntan por Bárcenas, el hombre del que “nunca nadie podrá probar que no es inocente”, según parpadeó Rajoy con ceja enarcada mientras le pedía, vía sms, que resistiera y fuera fuerte.

En el caso del encarcelado ex tesorero y factótum del PP, Montoro dice, muy serio, que si Bárcenas ha cometido delito o no, es algo que debe decidir la justicia, que él no lo sabe. Sin embargo, en el caso de Pujol, lo sabe hasta casi emitir sentencia; sentencia condenatoria, claro. ¿Piensa Montoro lo mismo de los miles que se han acogido a su amnistía para delincuentes fiscales?

Con el matonismo perdonavidas que le define, Pujol dice que irá al Parlament a partir del 22 de Setiembre. Esta claro, si en 34 años no ha tenido una tarde libre para declarar a Hacienda, ni un fin de semana para informar a su hermana, no se va a atropellar ahora para ir a la sede de la soberanía catalana, encima con el esguince que tiene. Ese “a partir”, nos vuelve a meter en la indefinición, porque nos deja claro que no irá antes del 22 de este mes, sí, pero ¿cuándo irá? ¿Antes, durante o después del no referéndum que no se celebrará?

ERC, en régimen de acopio de votos a manos llenas procedentes de CIU, ya ha dicho que pedirá una comisión de investigación para que el que fue molt honorable, y ahora es molt execrable, sea analizado euro a euro, fraude a fraude. Al menos, eso sería lo ideal. Nos quedamos con las ganas de preguntarle: usted, Jordi, ¿cuándo daba el mangazo? ¿antes del mitin ético patriótico? ¿después? ¿lo pensaba mientras se echaba al monte –textual y figurado?

Sale cada día Pujol padre de su vivienda en Barcelona, que tiene una puerta con rejas polisémicas, y cada día que pasa aumenta el porcentaje del atraco perpetrado. Empezamos por el tres por ciento, vamos por el cinco --una parte para el partido, otra para los inventores de la franquicia Pujol--, quien sabe si llegaremos al diez cuando haya sentencia.

Augusto Pinochet y su mujer, Lucia Hiriart, cobraban un porcentaje, también patriótico, por cada producto que importaba Chile durante su dictadura. Aquí, en el régimen de Pujol y familia, es evidente que han cobrado también sus coimas, queda por saber cuál ha sido la cuantía y el reparto familiar.

Bien, a partir de ahora, Pujol, luz de donde el sol de la patria catalana la toma, se enfrenta a un calendario nada aburrido: la primera Diada después de confesar que es un ladrón; el no referéndum que no se celebrará y que ha contribuido a reventar con su confesión y su comparecencia ante el Parlament, que le meterá en una comisión de investigación.

Para entonces esperamos que Montoro sepa si Bárcenas delinquió o no, como Pujol.