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RTVE y Cataluña, crónica de un divorcio anunciado

Trabajadores de TVE protestan por el tratamiento informativo del 1-O.

Ignacio Gómez-Acebo

TV3 duplica y en ocasiones triplica la audiencia de los informativos de RTVE. En la media del mes, TV3, 21,7 %, TVE (La1 + 24 horas) 9,4 %, Telecinco, 9,3 %, Antena3, 8,6 % y gran dato de La Sexta, 8,6 % y por último Cuatro con un meritorio 7 %. Algún día clave, TV3 llegó al 24 % y La1 se quedó en el 6 %. De los 657.000 espectadores de media de las cadenas públicas, TV3 se lleva 447.000 y RTVE, 204.000, es decir TV3 el 68,67 y TVE (La1 + 24h) el 31,34. TV3 triplica los datos de RTVE.

¿Como hemos llegado a esta situación? 

Mientras que TV3 dispara sus índices de audiencia, estas últimas semanas las cadenas de ámbito estatal apenas los ven mejorados. Si analizamos la situación de RTVE, esta es aún más dramática pues siendo los medios públicos del estado, allí se perciben, como no, como unos medios distantes, al servicio de los gobiernos españoles y por tanto los sienten, en parte, ajenos a su realidad. Podrían sentir lo mismo sobre TV3, también al servicio del Gobierno de la Generalitat, pero no es así, los catalanes entienden que TV3 es “la nostra” frente a RTVE que es la de “los otros” aquellos que no se identifican con lo que para una parte importante de los catalanes entienden es Catalunya. 

Esta constatación es una muestra más de como el Estado ha estado en gran medida ausente de la realidad catalana, dejando a otros que ocuparan ese espacio y de cómo, además la utilización partidaria de RTVE ha llevado al desafecto de los catalanes hacia ella.

RTVE tiene en Catalunya el segundo centro de producción más importante de España. En Sant Cugat y Boronat se producen formatos dirigidos expresamente a la sociedad catalana en su idioma propio y también para todo el Estado, en español. 

Si RTVE produce tanto en catalán como en español ¿que hace que no consiga conectar con la sociedad de Catalunya? Creo que no es difícil de entender, RTVE ha sido y sigue siendo una correa de transmisión de los valores que han representado y representan los gobiernos de España que la han utilizado para proyectar una visión del país, la suya, sin incluir la de los otros. En el caso de Catalunya con una visión con la que muchos catalanes no se sienten identificados. 

Con el nacimiento de las televisiones autonómicas en las comunidades con idioma propio, primero y posteriormente en el resto, los gobiernos de esas comunidades también han utilizado sus medios para afianzar lo que suponía una nueva realidad, la de las Comunidades Autónomas. La necesidad de construir el concepto de autonomía en si mismo, pues muchos de esos territorios nunca habían disfrutado de autonomía política y en las otras, afianzar y reconstruir su identidad cultural y política, su realidad nacional. 

De todas las Comunidades Autónomas con idioma propio, Catalunya es la que tenía y tiene su uso más extendido. El catalán ya era una lengua de amplio uso antes de la creación de los medios autonómicos, cuyo objetivo también era ofrecer a aquellos que preferían el uso de esa lengua sobre el español una alternativa a RTVE que lo hacía en ambos para informarse, entretenerse o formarse. 

¿Cuando y por qué empieza el divorcio? 

Ya hemos podido comprobar que el idioma es uno de los elementos fundamentales pero no el primero ni el más importante. 

La confusión entre lo que es Estado y Gobierno es más que evidente en este divorcio. 

Los Gobiernos de España y los de las Comunidades Autónomas han utilizado y utilizan los medios del Estado y de esas Comunidades para proyectar un discurso partidario de la realidad en el ámbito territorial en el que actúan cada una de ellas. Los Gobiernos de España y de las Comunidades Autónomas hacen lo mismo, utilizan los medios públicos propios y como no, otras muchas instituciones, para afianzar su proyecto. De esta forma dejan fuera al resto de la sociedad, son por lo tanto unos medios de unos frente a los otros y no de todos, como debería ser. 

En el caso de Catalunya esto es paradigmático, TV3 ha construido una percepción de la realidad catalana nacionalista frente a RTVE que proyecta otra unificadora, la que de forma partidaria hicieron y hacen los Gobiernos de España. 

¿Constatado el divorcio, que hacer para recuperar el terreno perdido? 

Primero gestionar RTVE desde la independencia, RTVE no puede ser la radio, televisión y web del partido que ostente el Gobierno en cada momento. RTVE es Estado y el Estado está por encima de los cambios partidarios en el Gobierno, incluso el Estado está por encima del Gobierno o una Comunidad Autónoma cualquiera. Este proceso de independencia también debe darse en los medios autonómicos y municipales. Los medios públicos están al servicio de los ciudadanos, de todos los ciudadanos, no de una parte de ellos. Son Estado, no Gobierno.

Si RTVE no quiere seguir siendo irrelevante en Catalunya debe volver a conectar con la realidad catalana. Una realidad mucho más compleja que la que proyectan los partidos estatales. Estos partidos políticos representan a una parte de la sociedad, no son la sociedad. RTVE debe construir una nueva relación con esa sociedad diversa, plural, moderna y compleja y dejar de incorporar un discurso de uniformidad que excluye al otro, al diferente. RTVE no puede reflejar solo a una parte de esa sociedad. 

La función vertebradora y cohesionadora en lo territorial de RTVE ha fracasado estrepitosamente en Catalunya.

En el caso de Catalunya esa realidad social es aún más compleja pues el hecho de que parte de esa sociedad se siente catalana y solo catalana, exige que RTVE tenga el deber de hacer un esfuerzo adicional para integrar a esa sociedad nacionalista que es parte de la sociedad catalana igual que el resto. El Estado también son las Comunidades Autónomas y Catalunya tiene un muy fuerte sentimiento nacional que debe tener su reflejo en RTVE.

Una vez más podemos concluir que RTVE debe recuperar su conexión con la sociedad, alejándose de la España oficial y acercándose a una sociedad del conocimiento, con matices, sensibilidades diversas, pluralidad, de trazo fino y olvidar ese trazo grueso que le ha hecho desconectar de la sociedad. En Catalunya este cambio es aún más necesario y urgente si no queremos oficializar el divorcio y volver a una senda de entendimiento. 

Después de lo ocurrido el 1-0 en TV3 y RTVE podemos concluir que el divorcio está servido. Dos visiones manipuladoras de una misma realidad. El choque de trenes se produjo en forma de cargas policiales que dejaron constancia del divorcio que llega. RTVE ofreció una imagen distorsionada de la realidad, manipulada hasta extremos insoportables. Una vez más fue un medio al servicio del Gobierno que no del Estado. 

No se ofreció una programación especial en La1 ni en Radio1, no se trasladó nadie de los Telediarios para presentar desde allí. El enfoque de las intervenciones de los conductores y tertulianos fue parcial, sin pluralidad y rebajando la importancia de las cargas policiales que han recogido todos los medios internacionales. 

Ayer se produjo algo que no ocurría en RTVE desde el 11-M y días posteriores, el uso partidario y grosero de los medios del Estado al servicio del Gobierno en un momento de conmoción. Los españoles observábamos atónitos lo que estaba ocurriendo en Catalunya y RTVE lo retransmitía a favor de una de las partes.

Las audiencias televisivas del 1-O hablan por sí solas. En toda España, La Sexta, 17,5 y La1, 8,2. 

En Catalunya, TV3, 29,1, La Sexta, 14,9 y RTVE, 5,1. TV3 casi sextuplica los datos de RTVE. 

Sr. Rajoy, por salud democrática, destituya de forma  inmediata al Presidente de RTVE. Un país como el nuestro, que sangra por la herida de Catalunya,  no puede aceptar que alguien así dirija nuestra televisión, radio y web públicas.  

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