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Opinión - El pueblo es quien más ordena todavía. Por Rosa María Artal

Regreso al pasado

Javier Vizcaíno / Javier Vizcaino

Hoy no es un día cualquiera en Diestralandia. Ha vuelto el hijo pródigo de las tres letras. Qué gran momento para aliviar el luto de la primas, los rescates y los tomates sacando del arcón los titulares de calibre grueso. “Legalizado el partido de ETA”, ulula El Mundo en una primera donde nada es casual, ni siquiera la cita de Platón que la preside: “La obra maestra de la injusticia es parecer justo sin serlo”. Eso se merece un olé. Lástima que luego el tono decaiga y donde esperábamos un incendiario editorial nos encontremos con una pieza de aliño rotulada “La peligrosa ingenuidad del Constitucional”.

Cosa curiosa, oigan, que además de las consabidas collejas al malvado sexteto de magistrados del TC que votaron por la legalización de Sortu, se escape un coscorrón al recién nombrado presidente de las Islas Salomón: “Dado que parece que el acuerdo PP-PSOE para la renovación del TC está al caer, es muy significativo que la sentencia haya sido decidida por el tribunal en su actual composición, que no se corresponde con las previsiones constitucionales. En este sentido, hay que señalar que la actuación del Gobierno ha sido, cuando menos, ambigua y sospechosa”. Vaya, vaya... “ambigua y sospechosa”. ¿Qué querrá decir eso?

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Bastante más directos, los chisteros Gallego y Rey aprovechan el viaje para adornarse con la gracieta que ven a su derecha. En su línea, tan sutil como un mamut con tutú. Mejor pasar de página para encontrarse con la interpretación de la decisión judicial que nos regala Sor Transición, también conocida como Victoria Prego: “No ha sido una sorpresa esta legalización del partido creado para servir a los objetivos políticos de ETA porque la sentencia de legalización de Bildu fue dictada por los mismos magistrados y con la misma ponente, aunque con procedimientos algo más groseros que los empleados esta vez”. Ya, y dos y dos son cuatro y cuatro y dos son seis.

En ABC, los honores de portada son para el Judas del momento, que no es otro que el presidente del Constitucional, Pascual Sala, retratado con cara de circunstancias junto a la leyenda: “El TC se rinde a los proetarras”. Como contrapunto al villano, en la parte inferior se muestra al héroe de Botsuana vestido de milico y junto a un entrecomillado que no mejorarían ni Faemino y Cansado: “Seguid pescando, que para eso está la Guardia Civil”.

Pero no nos despistemos, que esto iba de la sentencia dictada por media docena de tipos que no tienen ni idea. Como nos viene a decir el editorialista del vetusto, cualquier taxista les da cien vueltas: “Una gran mayoría de los ciudadanos considera un despropósito que se acepte como válida la condena formal de la violencia al margen de la sinceridad de las afirmaciones. En gramática parda, y si da igual que sea verdad o mentira su renuncia a la violencia, el bloque de 'progreso' del TC viene a considerar irrelevante que se cumpla por entero con las condiciones que marca la ley”.

Y para que nadie olvide de qué polvos vienen estos lodos, la nota recordatoria firmada por Ignacio Camacho: “La peor herencia del zapaterismo no ha sido el déficit, que al fin y al cabo se puede reducir con cierto esfuerzo, sino la rehabilitación política de Batasuna”.

Como a estas alturas les imagino ya con el intestino endurecido, vayamos con los sabores recios, especialidad de Libertad Digital. Un minuto después de conocerse el fallo, su portada clamaba por el atropello: “El Tribunal Constitucional legaliza la nueva marca electoral de ETA”. Era cuestión de tiempo que parecieran los opinateros con la maza.

El primero, el jefe de la barraca, Federico Jiménez Losantos, cargado de su reputada colección de sapos y culebras: “El Tribunal Constitucional, repito, no es constitucional porque no defiende la Nación ni su Constitución, pero es que además no es un tribunal, no es el Supremo del Supremo y, sin embargo, ha invadido, anegado y ahogado las competencias legítimas y exclusivas del Tribunal Supremo. Y lo ha hecho por dos veces para echarle políticamente una mano a la ETA”.

¿Que no les ha quedado claro? Tranquilos, que se lo repite, poniendo nombres, el diligente editorialista: “El Constitucional –con los socialistas Pascual Sala, Eugeni Gay, Elisa Pérez Vera, Luis Ignacio Ortega, Adela Asua y Pablo Pérez Tremps como ejecutores– culmina así el proceso de legalización de ETA iniciado por Zapatero, permitiendo a la banda terrorista concurrir a unas elecciones autonómicas que pueden marcar el futuro del País Vasco y la Nación española en su conjunto”.

Vayan relamiéndose, que llega la ocurrencia marhuendí que estaban anhelando. “Aire para ETA”, brama La Razón en una portada que ilustra --¿o deslustra?-- con la desvencijada rojigualda del Ayuntamiento de Donostia (a.k.a. Bildunistán). Y en la parte superior, cómo no, los seis traidores (caracteres en rojo) y los cinco leales (caracteres en azul).

Para completar el rasgado de vestiduras y banderas, un editorial en forma de zurriago: “Estos seis magistrados han causado un grave daño al Estado de Derecho con una sentencia política, que no jurídica, y que, como en el caso de Bildu, está alumbrada por un principio de oportunidad que no de legalidad. Nos parece de extrema gravedad que de sus resoluciones se pueda llegar a concluir que ETA juega en casa en el TC, pero no dejan mucho margen para lecturas más benevolentes”. Que vayan preparando la picota.

Palabra que este es el último párrafo, que sé que están al borde del ictus. Pero esta vez no podía dejar fuera La Gaceta, que sin el recuadrito sombreado de Dávila parece otra. De entrada, sorprende el titular casi tierno (“El Constitucional 'blanquea' Sortu”), pero más aun el editorial contemporizador hasta donde jamás hubiéramos soñado. Lean: “No se puede decir en puridad que Sortu sea ETA, tampoco es Bildu. Pero se entiende que las víctimas del terrorismo hayan reaccionado con disgusto ante la legalización de Sortu”. Y unas líneas más abajo, un apunte como para que se caiga el campo: “En democracia todas las ideas son defendibles, siempre que se haga de acuerdo con la ley y respetando la Constitución. Si Sortu cumple los requisitos, no tendría por qué haber ninguna objeción a que concurra a los comicios”. En La Gaceta, se lo juro.

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