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Spanish Geographic

Antón Losada

Las negociaciones políticas para formar un gobierno se parecen mucho a aquellos fascinantes episodios de El Hombre y la Tierra, o esos impecables documentales que emiten en National Geographic, donde nos cuentan cómo resuelven las distintas especies el siempre delicado asunto de la selección de pareja y la reproducción. Como en la naturaleza, en la política existen unos ritos de cortejo y apareamiento que deben respetarse para concluir con éxito la tarea de reproducirse o de formar gobierno. Los aspirantes han de mostrar sus habilidades y competencias y exhibir su fuerza, rapidez y vistosidad antes de ser considerados candidatos viables.

En España acabamos de dejar atrás la fase del cortejo y entramos directamente en la etapa de apareamiento gubernativo. Mariano Rajoy ha dado unas semanas de juegos preliminares entre los aspirantes para probar quién era más rápido, más ágil o más aguerrido en el competición. Pero ahora ya toca aparearse. Se acabaron los exhibiciones. Empieza la verdadera acción.

La fase del cortejo ha resultado extraordinariamente productiva para el aspirante Rajoy. Se ha hecho con el control absoluto de los tiempos, el encargo real ha bloqueado la cuestión de su relevo por otro individuo mejor dotado, ha podido demostrar que no hay otro candidato capaz de aparearse en este momento y su alegre retozar con Ciudadanos y los nacionalistas vascos y catalanes ha blindado una mayoría de centro derecha que controla el poder legislativo y ha probado que, cuando quiere y le conviene, el PP sabe llegar a acuerdos con quien haga falta.

El candidato Rajoy se dispone a elegir pareja. Aceptó el encargo real porque da por hecho el 'sí' de un Albert Rivera, a quien sabe incapaz de resistir la presión y consciente de la evidencia de que la mayoría de sus votantes prefiere que asegure otro gobierno de los populares. Hasta ahora con Ciudadanos ha intentado el cortejo de los cisnes, basado en la belleza de sus movimientos sobre el agua. Pero es posible que empiece a cansarse de tanta tontería y valore estrategias más agresivas, como la de los escorpiones, quienes, tras cortejarse a base de aguijonazos, a veces se comen a la pareja cuando todo acaba.

Con los nacionalistas el marianismo ha aplicado la estrategia de cortejo del lobo ibérico, que separa a su pareja de la manada y se muestran especialmente cariñosos para ganársela. De momento no le ha ido del todo mal. La repentina urgencia del PNV por convocar elecciones seguramente tenga algo que ver con la necesidad de quitarse de encima el riesgo electoral y poder negociar abiertamente con un gobierno de Rajoy que dan por descontado. Una percepción que seguramente comparta una CUP apurada en presionar a una Convergencia que se acerca peligrosamente a un PP al que necesita para no perder su cuota política en Madrid y asegurar su estabilidad.

Respecto a los socialistas parece que la opción elegida se parece a la conocida manera de los caballitos de mar. Tras dos o tres semanas de danzas y piruetas interminables entre ambos, finalmente es el macho quien da a luz.

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