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Los besos de todas las 'travas' que este mundo no amó

Nayare, fotografiada por Ethan Danilo

Gabriela Wiener

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“Mi mamá se llama Beatriz / Su segundo nombre es Soledad / Siempre temió ese nombre como una maldición / Decía que su nombre marcaría su vida / Mi papá se llama Alejandro / Su primer nombre es Santos / Los santos no fueron siempre buena gente / Algunos hicieron cosas terribles / Siempre pisando los cuerpos incorrectos de las demonias / Yo me llamo Nayare / Mi primer nombre fue Alejandro / Y en secreto mi segundo nombre / Fue Soledad”.

Nayare es ese cuerpo demoniaco que algunos quisieran pisar porque les recuerda sus pecados, pero no pueden. Está leyendo en voz alta. La rodeamos negras y marrones en una lectura de poesía antirracista en uno de los pocos espacios de resistencia que le quedan al barrio. El barrio también se va al carajo, pero ahí Nayare, artista travesti peruana en diáspora, canta pa ella y pa elle: “alma mía, alma mía, siempre sola... si yo encontrara un alma como la mía, cuantas cosas secretas le contaría, un alma que al mirarme sin decir nada me lo dijese todo con la mirada”. También llora mucho y araña, Nayare, @paellaypaelle en Instagram.

¿Travesti? ¿Mujer trans? “Es complejo”. Se llama travesti a la manera campuzana, por la carga ancestral, porque en Abya Yala sirve mejor para entenderlo todo, porque se caga en tu “binarismo colonialista”, pero digamos que Nayare Soledad está en el espectro de lo femenino, digamos que la puedes llamar mujer trans, si no tienes el sujeto político del feminismo frágil, claro.

A Coni, su compi de piso camiona chilena y a ella las acaban de echar de su casa de alquiler. Las han dejado sin horno para hacer las empanadas que venden por Instagram. Sí, en el varadero socialista español 2020. Imagínense si a una diputada bisexual de Podemos no la dejan alquilar un piso porque tiene una pareja mujer lo que harán con un par de sudakas marrones que bailan todo el día reaggeton. Solo un año de contrato y a la calle. ¿Eso es legal, señor juez? No, pero nosotras tampoco. Así se vive a la vuelta de la esquina de tu DNI.

Nayare sigue leyendo ese poema que me hace llorar porque me recuerda la turbia y ardiente relación entre el rechazo y el deseo:

“Y recuerdo que nuestra existencia es un fracaso / Que respiramos con rechazo / Que recibimos mil flechazos / Pero que nuestra venganza es desear / Es sentir / Un rechazo es un fracaso / Pero también una victoria”.

Las botaron por sus “ruidas”. Por sus cuerpas “difícilmente deseadas”. Demasiado desborde. Demasiada desobediencia. Se supone que debíamos morir, “no se esperaba que sobreviviéramos”, decía Audre Lorde, y aquí estamos, acuerpándonos, bailando sobre tu tumba. “¿¡A dónde nos vamos a ir si los pisos en Madrid son como las fronteras!?”, exclama.

Las dos que las echaron a la calle eran bolleras feministas. Así se llamaban a sí mismas. Ya lo sabemos, ser mujer, ser lesbiana, ser queer, no te quita lo racista ni lo tránsfoba.

Nayare, quiero hacerte una entrevista, hablemos de las terf:

– El auge de las terf me preocupa aquí pero también en Abya Yala. La exportación del discurso feminista blanco a nuestros territorios está destruyendo las formas de pensamiento de las feministas, trans y travestis que ya tenían en estos países sus corrientes y formas de enunciarse.

¿Cómo así?

– Decir que las personas trans no son lo que dicen ser es, una vez más, borrar la historia de nuestros territorios, es volver a colonizar, ya que allá existían formas muy distintas de entender el cuerpo y el género, siempre conectado con la espiritualidad y la ancestralidad. Las terf junto a las swerf (feministas contra el trabajo sexual) están creando todo un movimiento de expulsión de los cuerpos disidentes que no hace más que beneficiar a la supremacía blanca. Los cuerpos merecedores de cuidado son los cuerpos blancos, los otros solo son apartados o utilizados para crear una ficción de inclusividad y diversidad.

¿Qué podemos hacer?

– Una vez más lxs blancxs tienen el poder de expulsar a las marronas, negras, travestis y trans, de esta casa llamada España, en la que el casero es un señor facha y las compañeras de piso feministas blancas cis que solo aman a otras feministas blancas cis. Pero como dice Blanca Evangelista en la serie Pose ‘no estoy aquí para gentrificar un barrio y que las señoras blancas paseen cómodas por la calle, estoy aquí por mí’. Estamos aquí por nosotrxs y juntarnos y vivir es nuestra venganza.

¿Qué expectativas tienes ante la nueva era de la inclusividad en España?

– Es gente que promete ser dueña de todos los colores del arco iris pero que ignora esos colores que nadie quiere, los marrones y el negro.

Qué difícil hablar de los colores sin hablar de los marrones y el negro. Qué difícil hacer un gobierno para todas y todes. Qué difícil si te olvidas de las putas. Qué difícil si olvidas a Nayare y Coni. ¿Quieres saber cómo acaba el poema de Nayare, alma mía, cómo acaba esta historia de verdad, cuál es el final feliz, el que queremos, el que no van a poder evitar? Así:

“Temen el día en que las travas besemos y seamos deseadas / Témanlo / Porque las travas traeremos la intensidad de nuestras cuerpas / Besaremos con los labios más húmedos / Abrazaremos más tiempo del que se debe / Y cuando nos besen / Sentirán los besos de todas las travas que este mundo no amó / Sentirán el beso de la mismísima soledad / Soledad / Diosa travesti que no fuiste amada / Soledad / No me dejes sola”.

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