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El cordón y los lazos

Captura de pantalla del tuit del escritor Jorge Carrión

Miguel Roig

En El retorno del pénduloEl retorno del péndulo, Zigmunt Bauman y Gustavo Dessal plantean el movimiento que se produjo a principios del siglo XX cuando se comenzó a renunciar a la seguridad para avanzar, en línea recta hacia un poco de libertad. Hoy, por el contrario, se está dispuesto a ceder libertad para sortear el espectro de la inseguridad existencial. El retorno del péndulo. Claro está, que esa inseguridad generada por todos los miedos que provoca la volatilidad social y económica sembrada en la última década tiene una contrapartida en el auge de todo tipo de populismos, empezando por el punitivo.

En estos días el foco está en Barcelona y la página de sucesos comenzó a editarse en la sección política de los medios. Basta como muestra con el alarmismo dePablo Casado advirtiendo que no se puede ir allí “sin que te apuñalen” o el de la diputadaÁlvarez de Toledo denunciando que las empresas SEUR, MRW y Amazon han dejado de entregar envíos en distintas zonas de la ciudad (lo cual ha sido desmentido por estas empresas, tal como informó este diario).

No hay diferencias, según las estadísticas, entre los índices de criminalidad de Barcelona y Madrid. Es más, Zaragoza, Sevilla y Málaga, superan a ambas ciudades, según afirma Andreu Martínez [a partir de 23:32], director de los Mossos d'Esquadra. Claro está, que los problemas que toman estado público y alarmismo hoy, se centran en un gran flujo del turismo concentrado en zonas relativamente pequeñas, el narcotráfico y, como en el resto de ciudades, los excluidos.

¿La precariedad laboral, los recortes o la pauperización del Estado del Bienestar, problemas sociales sin horizonte de solución, son menos importantes que el supuesto auge de la delincuencia? Obviamente, no, pero su gestión, en gran parte inviable por parte del Estado, centra la atención política en el caladero de votos de la inseguridad. Ante la dificultad de dar trabajo, es más sencillo ofrecer orden. En la doctrina del modelo se entiende que la resolución de los problemas no corre por cuenta del Estado, se efectúa desde el emprendimiento individual. Como sostenía Ulrich Beck, el individuo posmoderno es aquel que se ve obligado a buscar “soluciones biográficas a problemas sistémicos”.

La otra cara de la inseguridad es la inmigración según el relato que propone, por ejemplo, Vox, en el que afirma que hay barrios de ciudades europeas en los que impera la ley islámica o que, en este verano, en España, “manadas” de extranjeros protagonizaron varios intentos de violación. Vox es el paradigma de las posiciones extremas, no cabe duda. Esta semana, sin ir más lejos, en Andalucía se aprobó una proposición no de ley impulsada por Vox, en cuya argumentación se vincula a la inmigración con la destrucción del patrimonio histórico. Ahora, ¿cómo es posible que Vox pueda compartir gobierno en varias comunidades y ciudades con el Partido Popular y con Ciudadanos? Pareciera que tanto uno como el otro, más allá de ponerle límites han encontrado un nicho que calza a la perfección con su idea de país. Las posiciones de Casado y Álvarez de Toledo por un lado, las declaraciones en Twitter deMarcos de Quintosobre la inmigración por el otro, sumado a la fuga incesante de liberales del partido de Albert Rivera, cierran el círculo.

La foto de Colón no fue solo la imagen de un acto. Es el acta fundacional de un proyecto. Nada de cordones sanitarios: lazos de unidad. La próxima foto que esperan hacerse es el 10 de noviembre.

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