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No me des la vara con el medio ambiente

España es el octavo país europeo en contaminación atmosférica industrial

José Luis Gallego

A la gente no le gusta que le aleccionen. Por eso quienes intentamos promover la participación ciudadana en el cuidado del medio ambiente desde los medios de comunicación, aunque no tengamos voluntad alguna de aleccionar a nadie, podemos parecerle a muchos unos marisabidillas y unos plastas. Pero les aseguro que esa no es mi vocación.

Los que llamamos a colaborar en temas como el reciclaje, el ahorro de agua, la eficiencia energética y el uso de la bici o el transporte público nos enfrentamos a un reto importante: tenemos a nuestra parroquia muy convencida pero ¿y el resto?

Me refiero a los lectores respetuosos pero indiferentes a nuestras reflexiones. Los oyentes ocasionales a los que no logramos seducir con nuestros argumentos o los espectadores de mando inquieto que cambian de canal a la que nos ven en la tele porque nos consideran unos cansinos. ¿Por qué no conseguimos llegar a toda esa gente? Es una pregunta que me hago cada vez más a menudo.

Tal vez sea porque en nuestro empeño por resultar convincentes hemos abusado demasiado de los datos y les estemos trasladando demasiadas verdades incómodas. Pero es que una cosa es dar a conocer realidades alarmantes y otra muy distinta ser alarmistas. “Hay 5 billones de piezas de plástico flotando en los océanos” decimos, y es así. “El mar subirá un metro antes de final de siglo” o “La contaminación mata más que las guerras”. Lamentablemente todo eso es cierto, pero muchos prefieren no saberlo. Por eso nos esquivan.

Y aquí estamos, entre dos aguas. De un lado tenemos a los científicos, de cuyos informes nos nutrimos, y del otro a ustedes, a quienes debemos trasladar sus conclusiones porque aunque no despierten su interés les aseguro que son del todo vinculantes. Pero vamos a ver, cómo no va a ser vinculante saber que buena parte de las enfermedades por las que morimos cada vez más jóvenes tienen su origen en la mala calidad del aire que respiramos. Cómo no nos puede interesar el temible escenario climático en el que vivirán nuestros nietos.

Los partidos verdes, las organizaciones conservacionistas, los grupos ecologistas, toda la gente que trabaja en el cuidado y la defensa del medio ambiente y quienes nos dedicamos a promoverlo desde el periodismo y la divulgación ambiental no tenemos ningún interés en aleccionar a nadie. Podríamos dedicarnos a labores mucho más gratas y con mucho más retorno en todos los sentidos, desde el económico hasta el del reconocimiento. Pero es que esto del deterioro medioambiental y la amenaza del cambio climático va en serio. Muy en serio. Por eso les apunto que vamos a seguir insistiendo y reclamando su atención, la atención de todos.

Y si resulta que dar la vara es avisar de que ahí fuera tenemos un vertedero ilegal de neumáticos que cualquier día puede prender fuego y envenenar el aire, alertar de que los casos de asma infantil se están multiplicando en nuestras ciudades por la contaminación de los coches o informar con la nueva Ley de Montes aumentarán los incendios, seguiremos dando la vara.

Si dar la vara es denunciar que quien dicta la política energética de este país, le pisa el cuello a las renovables y le pone un impuesto al sol es el lobby de las eléctricas, que tenemos que acabar con los criminales que siguen sembrando de veneno el campo o que es una vergüenza que pese a las sentencias de derribo El Algarrobico siga en pie, seguiremos dando la vara.     

Si es pedir la colaboración de todos para ahorrar agua, hacer un uso más eficiente de la energía, reducir y reciclar los residuos que generamos a diario o probar a ir en bici o en transporte público al trabajo. Exigir un mayor respeto hacia los animales y que seamos un poco más responsables cuando salimos al campo y cuidemos de nuestra privilegiada naturaleza, seguiremos dando la vara. 

Otra cosa es que todo lo que acabo de contarles siga incomodando a muchos y que en consecuencia sean pocos los que hayan llegado hasta el final de este artículo. Por eso se lo agradezco.

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