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Sus despropósitos no serán perpetuos

Elisa Beni

Ya tenemos aprobada una nueva modificación legislativa, que atañe al Código Penal, y que el partido que llegue al gobierno después del PP tendrá que modificar o derogar. A este paso, en los programas electorales habrá que dedicar más espacio a relatar que se va a deshacer que a proponer qué hacer.

Los populares quieren que a España la vuelva a conocer la madre que la parió y subvertir el espíritu constitucional de las cosas para trastocarlo en otro autoritario que se mueve en base a criterios de peligrosidad. De su peligrosidad. De lo que ellos consideran peligroso, o sea, la ciudadanía.

El Código Penal es la gran línea roja. Aquella que define los límites últimos de lo que como sociedad no estamos dispuestos a tolerar y el castigo que tendremos por ello.

El PP ha decidido pintarlas solo. Como sociedad entera. Lo hacen, es verdad, porque los de la oposición “tienen mucha cara” tal y como ha soltado con toda la jeta Leopoldo Barrera. Y lo hacen a sabiendas de que cambian sustancialmente el espíritu de esos límites, forzando o saltándose la Constitución y bebiendo de las fuentes más reaccionarias del derecho. La cadena perpetua revisable no es la única de estas graves cuestiones.

Como ya nos tienen acostumbrados lo hacen con una nefasta técnica legislativa. ¡ Paguen ustedes asesores a precio de orillo para esto! Utilizando conceptos ambiguos o directamente confusos aunque yo tiendo a pensar que no son errores sino estudiadas tretas.

Se saltan a la torera los informes preceptivos que están estipulados para corregir estas disfunciones y, en lo que podría considerarse un fraude de ley, meten de tapadillo las cosas en forma de enmienda para que ni el Poder Judicial, ni el Consejo Fiscal ni el Consejo de Estado les puedan echar la bronca, una vez más, por pasarse por la piedra el espíritu de la Constitución. ¡Oh, sí! Esa que dicen idolatrar tanto que no están dispuestos a cambiar de ella ni la más mínima línea así salte por los aires el país. ¿De qué hablan? Con que la magreen ellos ya vale. Así han colado hasta nuevas regulaciones de delitos que no han sido informadas.

También han decidido pasarse por el forro al Tribunal Supremo y al Tribunal Constitucional. ¿Pero qué más les da a ellos que durante décadas se hayan matizado y ajustado la interpretación de ciertos delitos? ¡Nada, hombre! Lo cambiamos y partimos otra vez de la incertidumbre a ver si arrojamos luz jurisprudencial sobre esa nueva partida de términos ambiguos y definiciones peligrosamente abiertas.

Ya hemos hablado con anterioridad de la “ley mordaza” y de las tasas. Nada es inocente. Todo responde a una forma de concebir la sociedad y la justicia que es la suya.Sólo la suya. La que les protege del ciudadano y de la rabia. La que les parece suficientemente populista como para arañar unos votos del sector más rígido de sus votantes.

Y lo han hecho atropellando la tramitación parlamentaria y haciendo tururetas al espíritu del procedimiento legislativo.

No obstante, la sociedad y las urnas están ahí. Siempre llega San Martín.

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