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Quién está con la gente y quién está en contra

El ministro español de Economía, Luis de Guindos, habla con su homólogo griego, Yanis Varufakis. / EFE

Beatriz Gimeno

Activista feminista y LGTB. Número 4 de la lista de Podemos a la Asamblea de Madrid —

Pedro Sánchez anda haciendo propuestas que se supone que han de servir para revertir la situación creada, en parte con sus votos, en la última legislatura de Zapatero y más aún con la llegada del PP. No vamos a hacer recuento de las veces que Pedro Sánchez y el psoe ha votado a favor de lo mismo que ahora dice estar en contra, desde desahucios a priorización de la deuda, pasando por la ahora tan cacareada transparencia. Vamos a simular que creemos que haya podido cambiar de opinión. La simulación se acaba en cuanto abrimos un poco el foco de la mirada y miramos al lugar en el que ahora mismo se está jugando el cambio en las políticas de austeridad que Pedro Sánchez dice querer revertir aquí. Miremos por encima de Pedro Sánchez, del psoe y vamos a  mirar directamente al lugar en el que se deciden las políticas que se hacen aquí. 

Las fotos y los vídeos de la última reunión del Eurogrupo en Bruselas muestran (por si quedara alguna duda) cuál es la posición (y la opinión) de los socialistas europeos sobre la batalla que Grecia lleva a cabo para escapar de la devastadora austeridad… Sí, para poder aplicar esas políticas que Pedro Sánchez dice que va a aplicar aquí. En alguna de esas fotos, se puede ver a Varufakis completamente aislado, sin hablar con nadie, mientras un tipo que hizo una campaña como socialista, que vino a algún mitin en España a apoyar a Sánchez incluso, Martin Schulz, mira a través del ministro de economía griego, como si éste fuera transparente. Son fotos muy significativas.  Nunca dejaré de sorprenderme de la enorme cantidad de gente, políticamente formada, que vota sin tener en cuenta los hechos; sin tener en cuenta la política que verdaderamente se hace y no el marketing político con el que cada partido pretende vender humo.

Cuando Grecia decidió plantar cara a la austeridad, en ese viaje íbamos muchos y muchas. No sólo la gente de Grecia. En ese viaje íbamos, aun vamos, todos y todas los daminificados por la dictadura de los mercados y aun los que sin haber sido personalmente perjudicados por la estafa, queremos una sociedad justa y libre de miserias. Tanto era esto evidente que hasta el PSOE de Pedro Sánchez se atrevió a decir que, en las elecciones griegas, Syriza era su candidato. Al mismo tiempo, la simpatía por Syriza y por un Varufakis convertido en héroe de la justicia para las víctimas (quizá sea ya mártir) es aún muy mayoritaria entre votantes del psoe que inundan las redes con comentarios de simpatía y afinidad con ambos.  

Sorprendentemente, esta simpatía y apuesta personal por Syriza, así como la convicción personal en la necesidad de terminar con las políticas de austeridad no parecen tener ninguna relación con el voto. No importa que ningún partido de los llamados socialistas haya ayudado en lo más mínimo a Grecia, no importa que se la deje caer, no importa que dichos partidos y sus líderes tengan el mismo grado de complicidad con las políticas de la Troika o el BCE que los partidos de derechas. No importa que sólo se haga, se impulse y se defienda una política que consiste en pedir a Grecia aún más recortes, no importa que los socialistas no digan nada y callen ante esto o incluso, como es el caso de Schulz, colaboren con entusiasmo en el sacrificio griego. No importa tampoco que ninguno de los primeros ministros o presidentes de gobierno que se llaman socialistas haya aprovechado el desafío griego para intentar abrir esa grieta que necesitamos. No importa nada que sea evidente, absolutamente evidente, que en Europa, allí donde se deciden las políticas económicas, socialistas y populares gobiernan juntos, en buena compañía, amistad mutua y devoción por los mercados. 

Nunca dejará de sorprenderme que tanta gente inteligente y con acceso a la información siga con su voto paralizado en el mismo sitio, haga lo que haga su partido. No sólo me sorprende, sino que en cierta medida me da miedo. Ocurre que simplemente no lo ven, no lo piensan, no lo asumen. Construyen su identidad política según las palabras del partido, las creen o simulan creerlas mientras ignoran los hechos. Así, escriben en el Facebook con una mano lo mucho que apoyan a Syriza y votan con la otra a los mismos que trabajan para que Syriza caiga y que con esa caída se cierren las ventanas que estamos abriendo trabajosamente. Aquí votan por derogar la reforma laboral, por prohibir los desahucios, por subir las pensiones y los salarios y sus votos en Europa van directos a exigir que se bajen las pensiones y que el trabajo sea aún más precario y peor pagado. No hablaré de falsa conciencia, hablaré de doble conciencia, de ver con un ojo lo que se quiere ver y de cerrar el otro a lo que no queremos ver.

En España hay una cierta recuperación porque los recortes se han ralentizado debido a las elecciones. Cuando eso ha ocurrido, la economía ha mejorado algo y se ha sentido un cierto alivio, lo que claramente muestra que la política de recortes ahoga cualquier posibilidad de recuperación. Pero faltan miles de millones por recortar que se van a exigir en cuanto pasen las elecciones y ahí Pedro Sánchez no se va a convertir en el nuevo Varufakis. ¿Alguien sabe de qué está hablando César Luena en la cumbre de partidos socialdemócratas europeos? ¿Están pensando en situarse con Grecia o en seguir contra Grecia? O se está con Grecia, que es estar con todas las víctimas europeas de la crisis, o se está con quienes quieren hundir a Grecia y con ella nuestras esperanzas de cambio. No hay más opciones y los socialistas europeos hace mucho que se han situado. 

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