Has elegido la edición de . Verás las noticias de esta portada en el módulo de ediciones locales de la home de elDiario.es.
La portada de mañana
Acceder
Una denuncia de la extrema derecha lleva al límite al Gobierno de Sánchez
Crónica - El día que Sánchez se declaró humano. Por Esther Palomera
Opinión - El presidente Sánchez no puede ceder

La gran oportunidad de conocer a Enrique Meneses

Enrique Meneses junto a Fidel Castro y Raúl Castro (en el centro), fotografiados en Sierra Maestra.

Enrique Meneses era elegante, coqueto, culto, educado, políglota, un gran conquistador, tenía mala leche cuando era preciso, casi ningún prejuicio, una curiosidad insaciable y muy poco dinero en los bolsillos. Atesoraba, por tanto, todo lo necesario para ser lo que fue, un gran reportero. “Débil con los débiles, fuerte con los fuertes”, era una de sus frases preferidas cuando hablaba de periodismo. Quizá un retrato certero de lo que le faltó a nuestro oficio cuando estábamos hipnotizados por la burbuja del dinero y el poder.

Su vida, intensa, consumida con pasión juvenil hasta el último día, está llena de sorpresas. Sus libros, sobre todo “Hasta aquí hemos llegado”, una autobiografía de lectura obligada, fueron escritos con un descaro y una frescura incomparable. Sus historias, narradas en directo durante los últimos años desde su piso/ redacción de la Ciudad de los Periodistas, estaban plagadas de anécdotas increíbles pero ciertas, llenas de sabiduría y detalles solo al alcance de una memoria tan prodigiosa como la suya.

Y Enrique, además, tenía un gran tesoro: sus fotos. Cuando el periodismo español vivía atenazado por la dictadura, él era el único reportero que estaba en casi todos los sitios en los que pasaba algo interesante. Dos décadas prodigiosas, los 50 y los 60, fueron el escenario principal de su trabajo. El Egipto de Nasser, la Guerra de los Seis días, la Marcha sobre Washington, Kennedy, las bodas reales, Picasso, Dalí, Dominguín, Cassius Clay... y, sobre todo, su gran exclusiva mundial, la Sierra Maestra de Fidel Castro y sus barbudos revolucionarios, un reportaje que desde la portada de Paris Match dio la vuelta al mundo.

Durante años Enrique fue un gran ignorado. Quizá su independencia le pasó factura o fueron otras miserias muy propias del oficio. Eso ya da lo mismo. Yo tuve la suerte de conocer y querer a Enrique, ustedes tiene ahora la fortuna, la gran oportunidad, de saborear su trabajo en una impresionante exposición, comisariada por Chema Conesa, que se inaugura hoy en la sala del Canal de Isabel II en Madrid.

Etiquetas
stats