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Es la hora de las mujeres

Alicia Muñoz Sánchez

Aitana Garí Pérez —

La política viste de traje con corbata y sin embargo es de vital importancia como para que sólo los hombres la practiquen. No olvidemos que nuestras abuelas no siempre pudieron votar a lo largo de su vida. En nuestro país se reconoció el sufragio universal hace poco, en 1931. Ejercimos el derecho al voto por primera vez en 1933, cercenado luego por la dictadura franquista.

Por no hablar de la participación activa como políticas. Según la ONU sólo existen nueve mujeres jefas de Estado electas (5,9%) y 15 jefas de Gobierno (7,8%). Sólo un 24,6% de los escaños europeos están ocupados por mujeres. Este porcentaje es aún más bajo si excluimos a los países nórdicos, a la cabeza del planeta en incorporación de la mujer a la política. En España sólo el 17% de las alcaldías están ocupadas por mujeres. Aunque somos la mitad de la población, nuestra representación política queda muy lejos de esta proporción.

Los datos revelan que nos afiliamos menos que los hombres a partidos y sindicatos. Pero también que mostramos mayor interés por el activismo social: recogidas de firmas, iniciativas de consumo responsable, campañas de boicot, etc. Y es que son formas de participación caracterizadas por una menor articulación y un mayor anonimato mediático, mientras que permiten una relación cara a cara de cercanía y su utilidad es más concreta. Son formas compatibles con los roles tradicionales que jugamos las mujeres en la sociedad.

Hay varias barreras que dificultan a las mujeres la incorporación en la política. En primer lugar, la cultura organizativa vertical de carácter patriarcal de los partidos, en la que los cargos de mayor rango están ocupados por hombres mayoritariamente. También las áreas de trabajo se distribuyen de manera sexista, siendo las mujeres las encargadas de carteras como asuntos sociales, familia, infancia, tercera edad, igualdad o educación; mientras que nuestra voz es mucho menor en áreas como economía y desarrollo, vivienda o justicia. En segundo lugar, la afiliación y ocupación de cargos está determinada por la disponibilidad de tiempo, que a las mujeres nos falta por nuestra especial precariedad laboral y por las tareas de cuidados que normalmente soportamos solas. Por último, hay que señalar que a las mujeres con cargos políticos se las renueva más frecuentemente, lo que dificulta la consolidación tanto de liderazgos como de masa crítica femenina, del mismo modo que no permite acumular experiencia.

Este bajo índice de representación, junto a las barreras en la participación política de las mujeres, es algo que siempre nos ha preocupado en Podemos. Por ello, a la hora de construir la candidatura Madrid Sí Puede para el Consejo Ciudadano de Madrid hemos cuidado el trabajar desde el empoderamiento y la participación de las mujeres. Para ello, pusimos mecanismos para corregir estos déficits. En primer lugar activamos una comisión de feminismos. Por otro lado establecimos un sistema de voto preferencial en dos tandas (lista femenina y lista masculina) que diese como resultado una lista cremallera con un número equilibrado de votos a mujeres y hombres. Aseguramos que al menos se presentasen el mismo número de mujeres que de hombres a la secretaría general, el número fue modesto: una y uno. Pero como resultado, quienes participaron en la elección de candidatas y candidatos demostraron que algo se mueve en este sentido dentro de Podemos, apostando por una mujer como candidata a la secretaría general [Alicia Muñoz Sánchez]. Necesitamos estos y otros mecanismos objetivos para la elección de todo tipo de cargos políticos, porque el amiguismo y la elección a dedo restringida a unos cuantos siempre van a perjudicar a las mujeres.

Además las estructuras horizontales y participativas que apuestan por el empoderamiento de la ciudadanía y por hacer política entre todas las personas se muestran mucho más justas y equitativas a la hora de dar y escuchar la voz de las mujeres. Es deber de todos y todas fomentar la participación de las mujeres desde todos los ámbitos posibles, para lograr que la mitad de la representación de Podemos sea la mitad de la representación de la sociedad.

Necesitamos lograr nuestra cuota en la participación en política para conseguir incorporar efectivamente la perspectiva de las mujeres en las acciones de gobierno. Porque nuestra intención es cambiar las situaciones tan dramáticas que sufrimos las mujeres. Queremos terminar con las realidades de explotación y opresión hacia las mujeres. En el mundo dos tercios de las víctimas de trata de personas, dos tercios de los menores que no asisten a la escuela y el 70% de las personas que viven con menos de un dólar al día son mujeres. También los son buena parte de las víctimas del terror contra seres humanos: en nuestro país 51 mujeres han sido asesinadas por sus parejas o exparejas en lo que va de año, 6 de ellas en Madrid, una era menor de edad y 40 niñas y niños han quedado huérfanos víctimas de la violencia machista. Y ocurre lo mismo con la dramática realidad de la precariedad: en España sólo el 17% de las mujeres tiene un trabajo a jornada completa y la brecha salarial respecto a los varones a todos los niveles es del 30%. Por ello, mujeres: hagamos política para que nadie la haga por nosotras.

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Las firmantes del artículo son: Alicia Muñoz Sánchez / Aitana Garí Pérez, de la candidatura Madrid Sí Puede para el Consejo Ciudadano de Madrid de Podemos.

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