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Lo que no mata engorda

El colegio Antonio Valbuena, en León, uno de los centros educativos donde se han hallado larvas en la comida. / Efe

Beatriz Gimeno

Hay corrupciones grandes, tramas de miles de millones; hay corrupciones famosas, hay corrupciones medianas y corrupciones pequeñas. Hay corrupciones llamativas y corruptelas que pasan sin pena ni gloria por los medios de comunicación porque ese día ha aparecido una corrupción grande que implica a un miembro de la familia real o a un ministro. Hay corrupciones que además de por dinero, que siempre es un elemento imprescindible, se dan también por clasismo. Porque la corrupción española se sustenta sobre esos dos pilares: afán de lucro personal y profundo desprecio por lo público, que aquí se identifica como cosa de pobres. Y ya sabemos lo que la derecha piensa de los pobres, que se jodan.

Cuando yo era niña los colegios tenían su cocina con sus cocineras. Cuando el neoliberalismo privatizó (externalizar, lo llaman ellos) todos los servicios, esas cocineras y esas cocinas pasaron a mejor vida y, en aras de una supuesta eficiencia y calidad (jajajaja), la comida de los niños y niñas fue entregada a empresas de catering que, muy probablemente, habían creado el día antes de la concesión amigos, primos o cuñados de los políticos encargados de la misma. Desde entonces la comida de los colegios públicos, como la de los hospitales es, literalmente, un asco. Pero en Castilla y León algunos platos de comedores escolares contenían larvas sin que los políticos de la Junta se inmuten. En su fuero interno lo que piensan es algo como esto: “¿No se empeñan en ir a colegios públicos? ¡Pues no querrán comer caviar!”. La empresa responsable de las larvas, Serunión, tiene un largo, larguísimo, historial de gusanos y cucarachas entre las lentejas y los garbanzos. Pero, al parecer, ninguno de los responsables educativos o sanitarios de la Junta de Castilla y León ha encontrado esto extremadamente preocupante. Lo más probable es que sean de la opinión de que aquí los pobres han comido gorgojos toda la vida… y sí, que se lo digan a nuestras abuelas, que eran expertas en separar los gorgojos de los garbanzos.

Este es el país donde una empresa con buenos contactos ni quiebra ni se cierra. Es prácticamente imposible. Para empezar porque si tiene buenos contactos firmará siempre suculentos contratos con la administración; si le va mal se le otorgarán subvenciones o se la rescatará con dinero público y, finalmente, si se le cae el puente que construía porque el cemento estaba aguado o se estrella el tren que discurría por sus vías porque no funcionaban los sistemas de seguridad…entonces se abre una investigación. A la empresa de catering, ya le han abierto una investigación. O mil, porque esa misma empresa intoxicó a más de 100 escolares en Sevilla, intoxicó también en Granada, y su más conocida especialidad, la sopa con gusanos la ha servido ya en colegios de León, Segovia, Sevilla, Elche, Granada, Alicante…En Mallorca aparcó los gusanos para introducir una novedad: comida con una cuchilla dentro, pero eso, según la empresa, se debió a “un problema de manipulación”, lo normal.

Con todo, la Junta de Castilla y León ni siquiera se plantea rescindir el contrato. Es más, se lo han renovado por “ser la oferta económicamente más ventajosa, por la calidad y variedad de los menús, la contratación de personal discapacitado, las mejoras den la atención al alumnado, la organización del servicio y el departamento dietético-nutricional”. Queda claro. Por eso se ha mostrado muy indignado el portavoz cuando los periodistas le han sugerido la posibilidad de tener en cuenta a los gusanos a la hora de renovar. “¡Los contratos están para cumplirlos!”, ha dicho muy enfadado el consejero de algo. Y tiene razón. Bien pensado, si la empresa de catering fue escogida por presentar la oferta más barata (lo otro no es más que palabrería) no se puede ahora alegar que no ha cumplido con su parte del contrato. Los gusanos y las larvas son baratísimos y nadie ha demostrado que no sean alimenticios. Los padres y madres se han movilizado y quieren la vuelta de las antiguas cocinas en los colegios pero eso es imposible porque, imaginen, ¿quién se puede lucrar de contratar a un par de buenas cocineras por colegio que se preocupen de servir buena comida? Nadie, así es mucho más difícil enriquecerse. Así que padres y madres de Castilla y León, no se disgusten tanto. En la guerra los pobres ya comían gorgojos y sobrevivieron. Ya se sabe que estamos en crisis y que lo que no mata engorda.

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