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La porra del domingo, y la de 2027

Casado y Rivera exigen a Sánchez que diga si indultará a líderes del "procés"

Isaac Rosa

Por si la porra del domingo les sabe a poco, les propongo una apuesta más loca: la porra de las elecciones de 2023. O aún mejor: la de 2027. No, no asignen escaños a voleo a PSOE, PP, Unidas Podemos… Me vale con que se atrevan a pronosticar quién presidirá España en ocho años. ¿Seguirá siendo alguien de PP o PSOE? ¿Habrán sido sobrepasados por alguno de los partidos “nuevos”? ¿O tendremos un gobernante outsider, alguien de afuera de la política de partidos cuyo nombre hoy no podemos ni imaginar?

Hablo de ocho años, una eternidad en tiempos de cisnes negros y giros demenciales de guión. Para lo imprevisto puede valer con dos años. Solo dos años antes de las elecciones de Estados Unidos, Francia, Brasil o Ucrania, nadie habría apuntado en una porra los nombres de Trump, Macron, Bolsonaro o Zelensky. No estaban en ninguna quiniela, ni siquiera eran candidatos. Todos hoy presidentes, todos tan diferentes, todos outsiders beneficiados por el descrédito de la política tradicional.

Pero la pregunta sobre el futuro presidente español es otra: más allá del 28-A, ¿por dónde romperá la prolongada crisis española? ¿Cuánto más aguantará el sistema de partidos? ¿Quién se acabará subiendo a la poderosa ola del malestar social y del miedo al futuro, quién capitalizará tanto descontento?

Por un tiempo parecía que lo haría Podemos. Era inminente el sorpasso, ¿recuerdan? También hubo quien vio a Rivera como un nuevo Suárez. Sí, no se rían. En cuanto a Vox, llena mítines, pero fachas en España hay para llenar unos cuantos Bernabeus, y no por eso llegarán muy lejos en las urnas.

Sin despreciar la capacidad de resistencia de PP y PSOE (en otros países sus homólogos han sido barridos), rásquense un poco la imaginación: ¿quién sería nuestro futuro presidente imprevisto? ¿Un millonario bocazas como Trump? ¿Un ex militar neofascista como Bolsonaro? ¿Un famoso de la tele como Zelensky? ¿Un cachorro del establishment que crea su propio partido personalista, como Macron? ¿Un movimiento ciudadano, como los 5 Stelle italianos? ¿Un partido antiinmigración como los que avanzan en media Europa?

Pero no estamos en 2027, antes hay que votar este domingo. El resultado del 28-A marcará dónde estemos en 2027, hacia dónde evolucione la crisis española. Porque aunque nos divirtamos con memes del debate, seguimos en una profunda crisis social, política, institucional, y además territorial, con el conflicto catalán sin salida a corto plazo. Que nadie confunda la alta participación del domingo con una expresión de confianza en la política. Que no tomen las altas audiencias de los debates por otra cosa que ganas de espectáculo. El descrédito de la política y el hartazgo ciudadano son más que evidentes.

Vamos a votar. Porque de lo que votemos el domingo, y de lo que hagan con nuestros votos, de las alianzas resultantes y de las medidas que traiga el próximo gobierno, de que haya volantazo a izquierda o derecha o todo siga igual, va a depender que la crisis española se resuelva, se aplace, se cronifique, se pudra o reviente. Y lo que venga después.

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