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Los primeros acampados de Sol, un año después

Juan Luis Sánchez / Juan Luis Sánchez

Uno fue el 'anonymous' que se coló en la gala de los Goya. Otra ha dejado su trabajo en un bufete de abogados de élite para dedicarse a la defensa de la cultura y el Copyleft. Los hay que conservan la ilusión y también los que esperan recuperarla en el 12M. Hablamos con algunos de 'los primeros 40 de Sol', que decidieron acampar aquel 15 de mayo de 2011, abriendo la puerta a un movimiento social ya histórico en España. Podrían haber sido figuras públicas, haber usado su condición de 'pioneros' para reclamar algún liderazgo, pero todos decidieron diluirse en lo que llegó después.

Durante la acampada habían sido inseparables, pero hacía seis meses que no se veían. Eligen la estatua del Oso y el Madroño, en la Puerta del Sol, para quedar y abrazarse de nuevo. Allí mismo, junto a la farola, se habían conocido la noche del 15 de mayo de 2011.

Miguel y Clara siguen involucrados en el movimiento pero a veces les puede más la nostalgia que la esperanza y se emocionan continuamente cuando recuerdan aquellos primeros días. “¿Entramos en este bar? Era el mítico donde veníamos siempre los de nuestra comisión”. Y se pierden entre recuerdos y nombres. Vuelven a contarse aquella historia del policía que perdió su placa en la acampada, adornada con los rumores acumulados durante estos meses.

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Clara trabajaba hace un año en un bufete de abogados de élite, muy cercano a un partido político conservador. Después de su experiencia en la comisión de Legal de la acampada, que sigue siendo un secreto para quienes fueron sus jefes, abandonó la empresa para comenzar a trabajar en algo que le satisface más: la defensa de los derechos laborales en el sector cultural. Además se ha asociado con otras personas que conoció en Sol para empezar a dar forma a una entidad de gestión de derechos de autor que trabajen con licencias abiertas, Copyleft y Creative Commons.

“Y sigo en la comisión de Legal”, nos cuenta. Durante esos meses, 'los abogados del 15-M' se han encargado de atender a detenidos o multados en acciones y a resolver dudas. “No desarrollamos un trabajo político sino que somos una herramienta, y como toda herramienta tenemos un límite”, nos explica Clara. “Hay debates continuamente sobre si hay que darle cobertura a cualquiera que la reclame o solo a quienes han sido detenidos en acciones consensuadas por el movimiento”. En cualquier caso, varios abogados harán guardia desinteresadamente durante esta semana. Tendrán trabajo.

Vídeo de la primera asamblea en Sol, la noche del 15 de mayo (autor: mariogh / onluxe)

mariogh / onluxe

Miguel, licenciado en física teórica, es el chico que motiva al grupo en este vídeo de la primera asamblea del 15-M, ya casi de madrugada tras la manifestación de aquel domingo. Es una cabeza más que luego se mezcla con la horizontalidad forjada en la plaza. Pero ha estado en casi todas: su primer grupo de trabajo fue la comisión de Legal, “y eso que yo soy físico”. Luego participó en la internacionalización del movimiento en Take the Square y en la organización de las manifestaciones simultáneas del 15 de octubre. Paralelamente, colaboró en algunas de las acciones más llamativas y originales que salpicaron el otoño: el cajero electoral, el exorcismo a los mercados o la restauración durante unas horas de la placa en Sol que rezaba “Dormíamos, despertamos”.

Con el paso de los meses Miguel se ha ido desgastando: “No me he desvinculado, pero he decidido dejar de participar tanto en dinámicas con las que veía que no vamos a ningún lado; pero sigo conectado, pensando cosas que plantear que sean nuevas, innovadoras”.

Nico fue de los primeros en tuitear la primera noche desde Sol. Acudió solo, sin conocer a nadie. También fue el primero en documentar el desalojo policial de la segunda noche. Suyas son algunas de las imágenes que desataron el apoyo solidario de miles de personas al día siguiente, el verdadero inicio del movimiento como algo masivomovimiento como algo masivo.

Nico, como muchos de los primeros 40 de Sol, “no había participado nunca en el activismo social”, confiesa. “Y a mí, personalmente, me ha cambiado la vida”, comenta por teléfono. “Me siento mucho más responsable, más afectado, más implicado por la situación política y económica: ahora tengo conocimiento, tengo mucha más información y una actitud nueva”, explica. En este año “se me ha abierto la mente”.

Para Nico, que trabaja en el mundo de la publicidad, el movimiento ha quedado “en parte frenado” porque “hay una extrema necesidad de tomar decisiones y una extrema dificultad para tomarlas”. Aunque sí que reconoce que es víctima de la impaciencia: “hemos perdido mucho tiempo, y muy valioso, y a los que pensábamos que era el momento de darlo todo, de conseguirlo todo ya... eso nos ha agotado, nos ha frustrado”.

Así, frustrado, se ha sentido Javi, que ahora trabaja en Ámsterdam y duda si volver, un año después, para reencontrarse el 12 de mayo en Sol y recuperar la ilusión. En los primeros días de acampada formó parte de las comisiones de Limpieza, Infraestructura, Coordinación Interna... Cuando el 15-M salió de la plaza, centró su trabajo en “mejorar la forma en que se tomaban decisiones”. Por un lado, impulsando “herramientas digitales de democracia participativa”, como Propongo. Por otro, en las asambleas, “intentando cambiar el modelo de unanimidad, que para muchos era una locura y, además, injusto. No lo conseguimos”, se lamenta.

Y está Carlos, cuya vida profesional no ha cambiado mucho, se sigue dedicando a la informática, pero que desde aquella noche tiene nuevos amigos con los que compartir un mundo de posibilidades; hace unos días volvió de Berlín, donde ha participado en una bienalle de arte políico dedicada a la indignación global. O Alberto, que es actor, “y la gente piensa que por eso tengo una ideología concreta”, que se muestra satisfecho con la actitud del movimiento durante este año, “manteniéndose al margen de partidos políticos o sindicatos”. O los del colectivo hacktivista @isaachaksimov, que con otros idearon aquella madrugada el concepto #acampadasol y que han seguido prestando su apoyo a movilizaciones en Madrid, Valencia o Londres.

Y así hasta los 40 que fueron la primera noche, los 300 de la segunda, los más de 2.000 que fueron la tercera. Todos tocados, de una u otra manera, por la varita del 15-M.

Uno de los primeros de Sol, Anonymous en los Goya

Uno de los primeros de Sol, Anonymous en los GoyaLos vasos comunicantes entre el movimiento 15-M y el colectivo Anonymous son culturales más que personales y entre ellos hay muchas diferencias, sobre todo de estilo y prioridades. Pero ambos son fenómenos líquidos que en ocasiones coinciden con un objetivo común.

La noche del 20 de Febrero, uno de los primeros 40 de Sol cogió su máscara de Anonymous y se plantó en la puerta del Palacio de Congresos de Madrid. Allí se había convocado una protesta contra la industria cultural durante la ceremonia de entrega de los Premios Goya.

Una vez que los actores terminaron de hacer el paseíllo por la alfombra roja, él, como podría haber sido otro, vio la oportunidad de colarse en la gala. Con paciencia, con picardía y sin careta, lo logró. Una vez dentro, esperó su momento, volvió a colocarse la máscara y corrió en busca de esas décimas de segundo que bastaron para el impacto mediático.

Aquel Anonymous, como cualquier Anonymous, se sorprende al ser identificado y se resiste a personalizar su hazaña. “No es importante que sea o no sea alguien que ha participado en el 15-M”, nos dice. “Porque somos el 99%, no alguien en concreto”.

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