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El relator se cargó la legislatura

Pedro Sánchez

Rodolfo Irago

Un relator non nato se ha acabado llevando por delante al breve gobierno de Sánchez y la legislatura más convulsa de la democracia desde el 23F. Hace una semana, los socialistas daban por hecho la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado y la continuidad del ejecutivo en la Moncloa hasta 2020.

Para ello, tenían apalabrado con los partidos independentistas la creación de una mesa de partidos que sirviera para abrir el dialogo sobre posibles salidas a la grave situación política e institucional de Cataluña.

Los partidos catalanes querían en esa mesa un mediador internacional; algo que el Gobierno no podía aceptar. Por ello, la vicepresidenta Carmen Calvo propuso el nombramiento de un relator que coordinara o facilitara las reuniones.

La explicación del dichoso relator fue tan confusa y caótica que desató todas las alarmas, no sólo en la derecha sino, especialmente en el propio PSOE, en donde muchos entendieron que la mesa de partidos y el relator eran un precio inasumible para el partido, sobre todo en vísperas electorales. Era, para ellos aceptar el relato de los independentistas.

Los barones socialistas pusieron el grito en el cielo y las salidas de Alfonso Guerra y Felipe González recordaron los episodios vividos antes del infausto 1 de octubre de 2016 cuando la mayoría del comité federal del PSOE retiró su apoyo a Sánchez al temer un pacto a última hora con los independentistas. En aquel momento, Sánchez se enfrentó al partido, dimitió, dejó el acta en el Congreso y emprendió su travesía del desierto que le devolvió a Ferraz meses después.

Ahora, el Sánchez presidente ha frenado antes de la última curva y le ha hecho caso a los que en su partido le decían que seguir gobernando con el peaje de los independentistas era mortal para las expectativas electorales de alcaldes, presidentes y candidatos. La sangría de Andalucía se podía generalizar. Así que Sánchez desautorizó a su vicepresidenta y guardó la mesa de partido y el relator en un cajón.

El bandazo del gobierno dejó descolocados a los partidos catalanes que han intentado hasta el último minuto encontrar una excusa para retirar las enmiendas a la totalidad. Sánchez no ha querido volver a hablar. El fracaso de la manifestación de la derecha y la foto de Casado y Rivera con Vox en Colón acabó por convencer en la Moncloa de que había que arriesgarse a la convocatoria electoral anticipada. Ahora o nunca.

Perder unos presupuestos es una derrota parlamentaria muy seria, pero en el PSOE hay alivio general, casi alegría porque significa desembarazarse del procés catalán. El gobierno intentará rentabilizar el miedo a las tres derechas y el hecho de que finalmente no ha habido pacto con los independentistas.

Las elecciones anticipadas pillan a todo el mundo a contrapié. Al propio PSOE que ahora mismo según las encuestas, va primero pero no tendría apoyos para seguir gobernando. A Casado porque le cogen demasiado pronto al frente de un partido que sigue perdiendo votos hacia Ciudadanos y sobre todo ahora hacia Vox. Rivera llegará a esas elecciones intentando borrar su foto con Abascal y su gobierno en Andalucía apoyado por Vox y a Podemos, la cita con las urnas le coge en medio de su crisis permanente y su divorcio de Errejón.

Desgraciadamente a priori, al único partido al que parece beneficiar la convocatoria es a la ultraderecha de Vox que a lomos de su populismo y sus mentiras siguen subiendo en los sondeos.

En fin, una autentica ruleta rusa que resolveremos los ciudadanos.

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