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El sueño de Mariano

Jesús Cintora

Terminadas las elecciones, Rajoy encendió un puro, se puso los resúmenes de la jornada de Liga y entró en un 'relaxing cup by Mariano'. Y así es como Rajoy se durmió y tuvo un sueño. Como Luther King, pero de Pontevedra. Y Mariano soñó que volvía a gobernar, que los españoles le habían votado hasta la victoria. Y más allá. Millones de votos. Que le habían votado hasta con un escaño para el diputado comisionista Gómez De la Serna. Que los patriotas habían comprendido que era “absolutamente normal”. Y hasta le habían votado con un asiento de congresista para Cospedal. Diferido simulado, pero en sueños que se hacen realidad.

Rugía el graderío en el sueño de Rajoy, mientras se oía por la megafonía: doble cambio, entran Cospe y De la Serna y salen Madina y Rodríguez el general. Y el público encantado. Bramaban los ultras, los fondos y hasta muchos espectadores que no se pueden sentar. Soñaba Mariano mientras se recontaban los votos y revoloteaban Rato, Bárcenas, Granados… en forma de angelitos con su trompetilla, entre gaviotas que cantaban pío, pío, que yo no he sido. Y por aquí un recorte a la dependencia, y por allá otro a las becas, y otro a la sanidad… Venga, más votos. Y Mariano seguía soñando. “Presidente, presidente”, clamaba el pueblo. Y él daba saltos de alegría en el balcón de Génova. Y salió Albert Rivera a decir que había que dejarle gobernar y había socialistas que armaban la de Caín y se desollaban vivos y decían “dejadle, dejadle que gobierne. Por España, por sentido de la responsabilidad…”. Y los de Podemos discutían si el resultado era bueno o malo, si pactaban con el PSOE o si tenían que haber ido con Izquierda Unida… Mientras, Rajoy soñaba y miraba “los mercados” y decía “o yo o el desastre”.

En la siesta marianista, aparecía Bertín Osborne en el plasma, interrumpiendo los resúmenes de la Liga y diciendo eso de “las coordenadas de la nación las dicta Mariano Rajoy y lo hace con convicción, entrega y tesón. De su padre heredó el valor del esfuerzo y el sentido de la justicia…”. Pero justo cuando Bertín decía justicia, a Rajoy le vino en sueños Rato con los demás entrando en la cárcel. Y él ante el juez… Y en esto, vete tú a saber por qué, se interrumpió la programación y apareció en la tele Arias Navarro, como si fuera el NO-DO: “Españoles, el bipartidismo… ha muerto”. Y Aznar fruncía el ceño (sexto aviso). Y a Rajoy le entró un acaloro. No está claro si en el sueño volvía a haber elecciones o pedían la cabeza de Mariano, para que gobernara el PP. Pero aquello ya era una pesadilla para Rajoy. Hasta reformaban la ley electoral para que un escaño costara los mismos votos y hasta podían votar los españoles que habían tenido que irse a trabajar al extranjero. Menudo sudor frío le estaba entrando a Mariano.

Por eso, abrió un ojo, parpadeó y hasta recordó cuando le decía a Sánchez “tiene usted un problema en la vista que le impide ver la realidad”. Pero Mariano bebió un trago de agua (un vaso siempre será un vaso), volvió a cerrar los ojos y empezó a quedarse otra vez dormido, contando bertines como ovejitas que decían: “Rajoy, caballero de sonrisa amplia y mirada clara…”. Mariano pensó que no tenía por qué despertarse todavía, cuando hay tantos españoles que siguen dormidos en este santo país.

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