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El terrorista novato que contó a la prensa que era de ETA

Borja Ventura / Borja Ventura

Oroitz Gurruchaga Gogorza ha sido el último jefe militar de ETA en caer. Lo hacía este domingo en una operación policial en Francia. Le buscaban desde la detención de Mikel Kabikoitz Carrera, su predecesor, hace justo dos años. Apenas llevaba cuatro años en ETA, pero ya había escalado posiciones hasta la parte más alta de la banda terrorista. Su hermano, también etarra, falleció preparando un atentado. Su hermana optó por la vía política desde la izquierda abertzale, primero en las listas electorales y después gestionando su polémica política de reciclaje de residuos. Esta es la historia de un novato que anunció en una rueda de prensa que se hacía etarra.more

Era 21 de diciembre de 2008. Una llamada al diario Gara convocaba a sus periodistas a una rueda de prensa. Eran diez abertzales que querían contar públicamente que iban a dar el paso, que se apuntaban a ETA. “Como muchas otras personas antes que nosotros, hemos tomado la decisión de coger las armas y pasar a formar parte de Euskadi Ta Askatasuna”, recogía el comunicado en el que mostraban tan inusual declaración de intenciones.

“Ante la imposibilidad de seguir trabajando en nuestros pueblos”, decían, no tenían otra opción “para seguir luchando” porque no podían “vivir como independentistas” en un contexto que describían como “represivo”. Su respuesta, en forma de comparecencia y fotografía frente a una ikurriña: “Sólo nos queda hacer frente a la razón española de las armas con las armas en la mano, ¡y lo haremos con determinación!”.

Aquella rueda de prensa pasó entonces sin pena ni gloria. Pero allí estaba el último jefe militar de la ETA en activo. Etarra en 2008, en la cúpula de ETA desde 2010, detenido en 2012. Oroitz, nacido en Rentería hace apenas 30 años, ha tenido un paso fugaz por la banda terrorista. Antes fue un habitual de la kale borroka, la lucha callejera cuyo ideólogo se encuentra hoy expulsado de la banda terrorista tras haberse arrepentido y pedido perdón a sus víctimas.

En lo que no era tan novato Gurruchaga era en el entorno de ETA, porque lo vivió en su propia familia. Su hermano Egoitz falleció cuando estalló una bomba que preparaba para un atentado en el barrio bilbaino de Basurto. También era miembro de la banda.

Su hermana Eneritz eligió un camino distinto: miembro destacado de la izquierda abertzale, ha concurrido en listas en elecciones como las de 2007, pero no resultó elegida. Encontró finalmente una vía más lucrativa y menos violenta de dar salida a sus inquietudes políticas: gestionar Garbitania, la empresa que gestiona los residuos en los municipios donde los abertzales han puesto en marcha su polémico proyecto de reciclaje vigilado.

Esta detención, como la de tantos otros jefes de ETA en muy poco tiempo, tiene tanto que ver con la vigilancia de las fuerzas de seguridad españolas y francesas como con la inexperiencia de los mandos de una banda terrorista que ha tenido que sacar acólitos de debajo de las piedras para sobrevivir.

El ritmo de detenciones ha sido atroz desde que hace cuatro años cayera el último jefe experimentado de la banda, Javier López Peña. De hecho, Gurruchaga Gogorza ha tenido hasta tres jefes distintos en su breve paso por ETA: Mikel Garikoitz Aspiazu, detenido hace tres años y medio, Ibon Gogeaskoetxea, detenido hace dos años y tres meses, y el ya citado Mikel Kabikoitz. ¿Tendrá un nuevo jefe militar una banda terrorista que supuestamente ya no apuesta por las armas?

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