Los vascos son de Burgos
Noticia bomba. Resulta que los vascos no tienen 10.000 años, como se creía hasta ahora, sino solamente 5.000. Y eso no es lo peor. Porque, según un estudio realizado por investigadores de la Universidad de Upsala, los vascos descienden directamente de los protoburgaleses, que eran unas gentes mitad de Burgos, mitad del neolítico. Y así, de un plumazo, esos malditos científicos suecos se han cargado la singularidad genética más orgullosa del planeta, de la que emanan símbolos tan inspiradores como la cantera del Athletic, el bacalao al pil pil o el propio Arzalluz.
Raro sería que Rajoy no aprovechase la noticia para anular, ipso facto, el Concierto Económico Vasco. O para recentralizar un puñado de competencias peliagudas, de ésas que forman nacionalistas, como la educación o la sanidad (porque, como es sabido, cuando te opera uno de Hernani te vuelves abertzale). Raro sería también que Arriola no azuzase al Presidente para usar este prodigioso descubrimiento antropológico en la campaña catalana.
—¡El nacionalismo periférico es pernicioso y maledicente! —gritaría un Rajoy perfectamente remangado en algún castillo gallego—. ¡Mirad los vascos, que decían que eran del mesolítico y luego no!
Un adicto a las conspiraciones podría ver una mano negra en la publicación de este estudio justo ahora que los catalanes están a puertas de unas elecciones (que sí que no) plebiscitarias. Justo ahora que los populares buscan un acercamiento al PNV y justo ahora que Pedro Sánchez va por ahí diciendo no sé qué de la nación catalana.
Puestos a elegir una teoría conspiratoria, yo apostaría por la intervención de FAES en todo este asunto. Después de todo, ¿qué nos garantiza que no ha llamado Aznar a la Universidad de Upsala y ha encargado el estudio a cambio de un determinado número de sobres (que es, presuntamente, la unidad monetaria propia del PP)?
El único cabo suelto en esta trama es que, de haber sido un encargo, los perjudicados no habrían sido los vascos, tan tranquilos como están últimamente, sino los pérfidos catalanes. Y el titular resultante habría sido mucho menos sutil, algo como: “Según la ciencia, los catalanes no”. Un eslogan de estructura sintáctica simple que Rajoy pudiese memorizar y clamar remangado en su castillo:
—¿Lo veis? ¡Lo dice la ciencia! ¡Lo catalanes no!
Al PNV, por cierto, no se le ha movido un pelo del bigote con el hallazgo de los suecos. Es más, yo no descartaría que, antes de navidades, la Diputación de Bizkaia esté recaudando los impuestos de Burgos. No serán del mesolítico, pero esta gente se las sabe todas.
