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Lo viejo morirá y lo nuevo nacerá... ¿y mientras?

Jesús López-Medel

Bertolt Brecht tiene una literatura tan rica que no es de extrañar que se le atribuyan frases que no son de él, como aquella de que “vinieron a por los comunistas, y como yo no era comunista…”. Otras, en cambio, muy suyas, a veces son apropiadas sin ser citada su fuente.

Hay una (que alguien asigna a Gramsci) del dramaturgo alemán y que es de plena aplicación a la realidad actual en España: “La crisis se produce cuando lo nuevo no acaba de nacer y lo viejo no termina de morir”.

No es sólo lo que recogen los resultados electorales aritméticos de un país no ingobernable (como repite la derecha) sino de difícil gobernabilidad (que no es lo mismo). Entre otras cosas, por la escasa cultura de armar consensos, diálogos y tejer acuerdos. Pero, también, porque lo que distancia a unos y otros es grande en sensibilidades y algunos, los que se creen que el poder es de su propiedad, anteponen seguir instalados ellos a las necesidades del pueblo.

Lo viejo y lo nuevo. Lo primero se resiste y lo segundo no acaba de germinar con contundente fuerza. Pero se vislumbra el futuro. Y éste, aunque no sea de modo inmediato es, claramente de cambio. Los vientos de la historia llevan a afirmar que brotará. Mas antes hay que caminar por una etapa de transición, pero, inevitablemente, orientada a un cambio futuro que se está ya construyendo y que, al mismo tiempo, ha empezado a germinar. Ya sólo perder el miedo y vencer la resignación tiene gran valor.

No obstante, hay que vencer la resistencia de los instalados y que son responsables de la degradación de la política desde la transición de hace 40 años. Y son todavía bastantes aunque a la siguiente serán menos.

El PP sigue siendo quien tiene más votos, maximizando al máximo (y de modo desmesurado en el Senado) el número de escaños que revela lo injusto de una ley electoral. Pero hay unos millones de españoles que han votado esa opción. No pocos con escaso entusiasmo, pero ahí están sus votos. El candidato, ya amortizado y que acaso deba de dejar paso a otra gente no tan súper conservadora e inmovilista como el “corcho” de Santa Pola, antes más conocida por ser lugar de verano de D. Santiago Bernabéu al cual dieron su nombre a unas calas. Al otro personaje, no sé si le pondrán placa.

Alguno, con más cintura (lo demostró en El Hormiguero), como Soraya Sáenz de Santamaría, pudiera adaptarse a un escenario cambiante. Sí, hay mutantes. El sostén de este partido, Albert Rivera, a pesar del gran apoyo financiero y mediático, es irrelevante y las bravuconadas, propias de un estado constante de sobreactuación telegénica, auguran su inanidad ahora y tal vez su futura integración en el PP. Una vez que cumplió el encargo de quienes le lanzaron, es coherente vuelva a la casa madre. Así reforzará su perfil más derechista… si mi compañera Soraya le deja.

Pero ahora tenemos eso, PP y C's, que representan lo viejo, lo viejísimo (al igual que una parte rancia de dirigentes del PSOE y no los votantes). Aquellos que no apoyaron la Constitución se abrazan a ella, se la apropian aunque la violen y trataran de impedir cualquier saneamiento. Pero el debate se debe iniciar aunque en esta legislatura poco se va a avanzar en cuanto reforma constitucional. Pero ya está aquí, especialmente tras el éxito electoral de Podemos y aunque previsiblemente no salgan adelante algunas propuestas, se abordarán debates incluso más cotidianos y urgentes que la reforma constitucional. Para esta, se trata de abonar el campo para cuando sea posible en un futuro un cambio real. Los vientos de la historia son imparables y aunque la formación morada acaso sea maximalista ahora, poniendo condiciones (es un acierto estratégico), pero es ésta una etapa de transición. No ha llegado totalmente el momento del cambio…pero llegará...o está llegando.

Son muchos años tejiendo un sistema, actuando conforme a unos intereses cada vez más lejanos al pueblo y manejando todos los resortes de controles institucionales, periodísticos, de líderes empresariales y hasta eclesiásticos que quieren que se mantenga el sistema pervertido. Hasta el propio discurso (no hablo ya de la puesta en escena) del Rey representaba algo viejo y reflejaba una desconexión grande con lo que está sucediendo. Su estilo no puede ser el de su padre. “Los tiempos están cambiando”, que cantaba Bob Dylan.

Hay que reconocer que con la suma de votos entre PP y Ciudadanos es imposible lograr la mínima reforma constitucional que signifique cambios muy importantes. Pero frente a ello, también millones de españoles quieren más decencia, más respeto a la dignidad, más justicia y más democracia. En ello, aunque atrapados en sus califatos o satrapías, se encuentran rancios barones y baronesas del PSOE. Pero, aunque tenga este partido difícil salida, acaso la voluntad de muchísimos electores que, a pesar de todo, cogieron la papeleta del partido fundado por Pablo Iglesias (fallecido justo ahora hace 90 años), están muchísimo más cercanos al del Pablo Iglesias de Podemos que a los herederos actuales del dirigente sindical nacido en El Ferrol.

En un supuesto de elecciones prontas, C's retrocederá muchísimo y ya el timo mantenido por su líder que decía durante meses representar el cambio se apagó. Por eso quiere evitar nuevos comicios. No pocos de sus votantes irán al PP pero también desde planteamientos verdaderamente reformistas, algunos buscarán otras brisas.

En el PSOE, ante esa dicotomía de dirigentes territoriales (no pocos gobiernan en sus feudos por el apoyo de Podemos… salvo la “baronesa” que está en su cortijo gracias a Rivera) y que engarzan con el modelo decadente de gobernar en los finales de Felipe González y la voluntad de cambio de muchos de sus votantes, hará que éstos se revuelvan si llegasen la dirigencia a posibilitar siguiese el PP.

Por otra parte, estos seguirán, como partido, siendo conservadores y hasta inmovilistas, pero acaso, con un líder menos petrificado que Rajoy tengan que hacerse algo más flexibles… aunque fuese para seguir manteniéndose. Como en la transición donde la posibilidad de llevarla a cabo fue facilitada desde sectores reformistas pero franquistas… aunque con la intención de controlarla.

Podemos es claramente el partido que ha representado la idea de cambio. Una vez que su moderación les ha permitido que ya muy pocos les califiquen como “antisistemas”, es no sólo una realidad inaudita en democracia española como es pasar de 0 a 69 diputados, pese a la penalización de la ley electoral y la constante hostilidad del maridaje del poder financiero con el mediático. Son, claramente, un partido emergente porque la idea de cambio se abre cada vez más más paso.

Éste ya está en camino y guste o no, ha venido a aventar el futuro. Un nuevo día brillará, que cantaba Luz Casals. Pero mientras, en esta etapa de transición, el cambio está llegando pero tiene que acabar de brotar mientras lo viejo va resistiendo pero agonizará. Son los ritmos de la historia.

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