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Día Internacional del Trabajo

Miles de personas toman las calles el 1 de Mayo: “Hay que aspirar al pleno empleo y recuperar el valor de lo público”

Cabecera de la manifestación del 1 de Mayo en Madrid

David Noriega

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Miles de personas han salido a las calles en otro Primero de Mayo que ha sido capaz de movilizar a trabajadores y trabajadoras en decenas de ciudades españolas, en un día en el que los sindicatos hacen más visible el músculo de la lucha obrera en España. En Madrid, los secretarios generales de UGT y Comisiones Obreras han reivindicado que los resultados de las políticas aplicadas en los últimos años, defendidas por las organizaciones, “no han supuesto la hecatombe que pronosticaban, sino el récord de empleo”. Unai Sordo ha exigido “una agenda social, perfectamente compatible con la agenda de profundización democrática”. “Hay que aspirar al pleno empleo y recuperar el valor de los servicios públicos, que se han deteriorado durante una década. Es el momento de invertir en sanidad pública, educación pública y pensiones”, ha reclamado.

Los líderes sindicales no han rehusado posicionarse junto al Gobierno de coalición. En sus primeras palabras, el secretario general de UGT, Pepe Álvarez, ha defendido que “merece la pena que en este Primero de Mayo podamos salir a celebrar las conquistas que hemos alcanzado durante estos últimos años y que planteemos una agenda reformista clara, que ponga en blanco sobre negro los problemas que desde hace mucho tiempo vivimos en nuestro país y que cuestionan la plena democracia”. “Si no hubiera cambios y reformas que tocan los intereses de los más poderosos no ocurriría lo que estamos viviendo”, ha insistido, para preguntarse si alguien pensaba que aumentar el número de personas con contrato indefinido, ajustar las pensiones al coste de la vida, las leyes LGTBI o las políticas de igualdad “iban a salir de gratis”. “Se están revolviendo porque quieren más y más riqueza, porque no quieren pagar impuestos, porque son insaciables”, arengó en su intervención final.

Sordo, que ha tenido palabras para “los frikis de internet y esos economistas que se dan títulos entre ellos y que anunciaban las siete plagas de Egipto”, afirmó ante miles de personas —10.000, según datos de la Delegación del Gobierno en Madrid— que no se conformaran con los datos de empleo, ni con la jornada laboral, ni con los sueldos. “Queremos más, queremos que la gente trabaje menos manteniendo los salarios para vivir mejor y disputar el incremento de la productividad a la empresas”, reclamó. Durante su intervención, el líder de CCOO aseguró que el “acoso político, económico y mediático empezó hace más de una década con las organizaciones sindicales” y que después “es lo que ha ocurrido con todo el perímetro político que apoya al Gobierno de coalición, con el acoso a un vicepresidente del Gobierno (por Pablo Iglesias) o a una ministra de Igualdad (Irene Montero)”.

Una reforma del despido

Con una nutrida representación del Ejecutivo, ha sido la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Trabajo, Yolanda Díaz, la primera en tomar la palabra para garantizar la reducción de la jornada laboral máxima a 37,5 horas a la semana y para comprometer, “de la mano de los agentes sociales”, una reforma del despido. Tras ella, la vicepresidenta María Jesús Montero ha defendido que este 1 de mayo “tiene un valor añadido”: “Estamos aquí para defender la democracia, para decir que no vamos a permitir que nos arrebaten la capacidad transformadora de la mayoría social de un país”.

Rosa, 34 años, y Belén, 56, son amigas y han cumplido un año más con la llamada de este Día Internacional del Trabajo. “Soy enfermera, con eso no hace falta que te diga nada más”, señala la primera, que marcha este miércoles en Madrid por “unas condiciones más justas”. “El tema del salario es importante, pero sobre todo lo son las condiciones”, insiste esta sanitaria madrileña que denuncia “condiciones inhumanas” con 65 pacientes al día. Tras ella, un grupo de manifestantes corea “no somos esclavos, somos sanitarios”. 

La defensa de unos servicios públicos de calidad ha sido una de las principales reivindicaciones en una Gran Vía abarrotada. Había estado presente también, aunque de forma más discreta, en las intervenciones iniciales. “Defendemos unos servicios públicos para toda la ciudadanía y un modelo productivo basado en el sector industrial, la innovación, el desarrollo y el dinamismo en la Comunidad de Madrid, donde su única apuesta es la precariedad laboral”, había dicho la secretaria general de CCOO en la región, Paloma López, que denunció el intento del alcalde de Madrid, José Luis Rodríguez Almeida, de “impedir que se vea a los trabajadores y trabajadoras reivindicando sus derechos en las calles”. “Teníamos autorización para empezar a organizar la manifestación desde las 7 de la mañana, pero no nos han dejado hasta las 10”, explicó al comienzo.

“Han intentado boicotear la manifestación más importante de los sindicatos de clase”, denunció Marina Prieto, la secretaria general de UGT en Madrid, Marina Prieto. “Lo que les jode es que tenemos un presidente que resiste y no se dobla. Esto es importante porque en este país solo se avanza en derechos sociales y laborales con Gobierno de izquierda”, continuó desde el escenario situado en Plaza de España al final de la marcha. “Defendemos la democracia saliendo a la calle para pedir condiciones dignas”, ha insistido, porque “la democracia es la única garantía de los derechos y los avances laborales de los trabajadores”.

Durante su intervención, la máxima responsable de UGT en Madrid ha recordado que “la pobreza no es solo la falta de ingresos, es falta de educación pública y de calidad, de atención sanitaria o de acceso a la vivienda”. “El mayor reto de esta comunidad es la desigualdad social. La región más rica tiene la desigualdad más alta, con un 22% de la población en riesgo de exclusión social”, ha lamentado, por un modelo que “se basa en los negocios y no en los derechos”.

Belén, que es ferroviaria, acude cada año a la manifestación del Primero de Mayo por “tradición familiar”, pero, sobre todo, por unas “mejores condiciones laborales, una sanidad y una educación pública y la igualdad de las mujeres y los hombres trabajadores”. En un ambiente laboral eminentemente masculinizado, como el suyo, celebra que “se va notando el equilibrio”, aunque “todavía” intentan “alcanzar el techo de cristal”. 

Las principales reivindicaciones de los sindicatos mayoritarios este año pasan por la reducción de la jornada laboral, que el Gobierno está negociando con los agentes sociales, y salarios más altos, que equilibren las economías de las familias tras largos meses de inflaciones desbocadas. Pero también han puesto en las calles la petición de continuar con políticas que lleven a España, con un 12,3% de paro y casi 3 millones de parados, al pleno empleo.

“La principal reivindicación es la reducción de la jornada y la subida salarial, pero hay 1001”, apunta Santi, de 25 años, que se mudó a Madrid para trabajar como técnico de sistemas el año pasado. “Un amigo tiene un piso familiar y me ha dado un precio digno, pero hasta entonces me he mudado cinco veces de habitación, por las rentas desorbitadas. No es que no te puedas permitir una vivienda por menos del 30% del salario, es que ya lo supera una habitación. Es insostenible”, dice este joven de Algeciras. 

La Unión Sindical Obrera (USO) ha centrado también sus reclamaciones en este Día Internacional del Trabajo en el empleo, bajo el lema 'Por el empleo, sin letra pequeña'. La anarcosindicalista Confederación General del Trabajo (CGT) ha querido también que el debate se centre en la reducción de la jornada laboral sin pérdida de salario, lo que, han señalado, supone “una batalla por el tiempo dedicado al trabajo que implica también el reparto de la riqueza” que generan las personas trabajadoras. Por su parte, la Confederación Nacional del Trabajo (CNT) ha llamado a las calles bajo el lema 'No dejaremos que acaben con todo. Construyamos juntas un mundo mejor', un leitmotiv con el que advierten de que “la amenaza tiene muchas caras”, desde un sistema capitalista que “exprime los recursos naturales y degrada el medio ambiente”, hasta los genocidios y las guerras.

Lourdes tiene 64 años y está jubilada. “Intento venir todos los años porque es importante manifestarse por los trabajadores, la clase social más desfavorecida”, aclara. Entre sus reclamos este Primero de Mayo, “que se invierta más los mayores, en esa edad en que se merecen ser tratados mejor”. El secretario general de CCOO, Unai Sordo, había pedido unas horas antes que los cuidados fueran una para del Estado del Bienestar y una “agenda social que dé sentido a la legislatura”. 

África y Manuel son pareja. Tienen 57 y 55 años. Ella es empleada de banca y él, terapeuta ocupacional, con un pequeño negocio. “Venimos todos los años y hay que seguir saliendo a la calle. Siempre, pero más en este momento, en el que nos estamos dejando vencer por el desánimo, hay que salir a defender la democracia y los derechos ganados durante muchos años de mucha lucha”, indican. A sus espaldas, desde una ventana de la Gran Vía, dos hombres despliegan una pancarta en la que acusan a los sindicatos de “farsantes”, ante el desprecio de los manifestantes. “La gente joven tiene que saber que lo que tenemos se ha peleado”, insiste África.

Con una marcada vocación internacionalista, los sindicatos no han olvidado esta jornada las crisis internacionales. “Israel tiene que sacar los pies de Palestina, que tiene derecho a tener su propio Estado”, reivindicó Álvarez, que pidió también que termine la guerra en Ucrania. “Tiene que acabar esta masacre que se está llevando por delante miles de vidas de personas de Ucrania, pero también de Rusia, porque las guerras a quienes matan son a los de siempre, a los hijos de los trabajadores y las trabajadoras de un bando y de otro”, ha señalado.

Sordo ha tenido también un recuerdo para el pueblo saharaui y para las “personas sindicalistas que no se pueden manifestar, que no se pueden organizar en sus puestos de trabajo y que son perseguidos, reprimidos y a veces asesinados en tantas partes del mundo”. A menos de un mes y medio para la convocatoria electoral europea, el líder sindical ha pedido que Europa “no entre en una marcha atrás”. “Esto se hace votando y construyendo una Europa social”, ha llamado a las urnas.

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