Entrevista

Malcolm Treviño-Sitté rompe barreras en ficción: “Es la lucha de quienes creemos que el mundo es diverso y la TV debe serlo”

Afrontar una entrevista puede ser complicado cuando ante uno se coloca alguien a quien conoces o quieres. Te exige distanciarte para encontrar la perspectiva idónea y no incurrir en la broma privada. Eso le ocurre a quien escribe con Malcolm Treviño-Sitté. Tras años de amistad, alternando proyectos conjuntos y vivencias comunes, he podido seguir como amigo su periplo hasta convertirse en el Detective Touré y, así, escribir su nombre en la historia de la televisión española como el primer protagonista negro de una serie de televisión nacional.

La adaptación televisiva de la saga literaria creada por Jon Arretxe es uno de los títulos de ficción más destacados pendientes de ver la luz dentro de la cartera de ficción de TVE. No obstante, permanece en barbecho en la cadena pública tras casi cinco meses de iniciar la promoción, tomando la delantera la autonómica ETB, que ya ha fijado el estreno en abierto, y doblado al euskera, para este lunes 27 de mayo en prime time. Entre tanto, ha trascendido la apuesta de Netflix por el proyecto, que ofrecerá en exclusiva en streaming toda vez se vea en La 1, amplificando la resonancia de un proyecto caracterizado por la multiculturalidad: flanqueando al protagonista se encuentran actores afrodescendientes como Gorsi Edu, Ayoub El Hilali o Emilio Buale, asumiendo personajes no esterotípicos y problemáticas universales y de plena actualidad, dentro de un esquema de policíaco clásico.

La espera se hace larga para Treviño-Sitté, quien adopta siempre una actitud positiva, pero guerrera, con respecto a una lucha que ha afrontado desde múltiples frentes: a través de la asociación LIMBO, presentó una proposición no de ley pionera en la Comunidad de Madrid para promover los castings abiertos sin discriminación étnica en las producciones. Este empeño por dar espacio y visibilidad está en el origen mismo de su carrera interpretativa: en sus años estudiantiles, allá por los noventa, un montaje de Tres sombreros de copa donde el rol de Buby Barton recaía en un actor blanco con la cara pintada desairó al joven Malcolm, que exigió que le devolvieran el dinero.

“Nos han vendido una burra y lo hemos comprado todos: hay que encajar, hay que esperar, ya llegará el momento. En los noventa, El príncipe de Bel-Air y Cosas de casa eran las series más vistas en España, y no es que fueran nórdicos”, apunta el actor, nacido en Guinea Ecuatorial y criado entre Vallecas y Ciempozuelos, y que acumula cerca de veinte años de carrera en cine, teatro y televisión. Chiringuito de Pepe, donde encarnó a Balotelli, fue su primer gran plataforma de exposición, a la que habrá que añadir películas como El cuaderno de Sara, Lo nunca visto y, más recientemente, Delfines de plata. No obstante, los protagonistas de calado no han llegado hasta este momento.

Entiendo la parte económica de un proyecto pero si no me pones a jugar, ¿cómo vas a saber si voy a perder?”, pregunta Malcolm, que está convencido de que cuando “la gente se siente identificada con lo que ve en la tele, la ve más”. Por eso, es tan importante una serie como Detective Touré, no ya en lo que supone a una carrera en movimiento (en el horizonte tiene la película Sin instrucciones, de Marina Seresesky) sino a nivel general. “Es la lucha de quienes pensamos que el mundo es diverso y la TV debe serlo”, cuenta Malcolm, el intérprete, reproduciendo una conversación que hemos tenido tantas otras veces como amigos. Aquí el resultado.

Más allá del argumento, 'Detective Touré' ha ganado titulares por presentar al primer protagonista negro de la ficción española. Es algo de lo que, a título personal, sentirse orgulloso, pero a nivel general supone una deuda que se ha alargado mucho.

Como se suele decir, nunca es tarde si la dicha es buena. Por un lado es lo que dices: me siento orgulloso, pero también un poco decepcionado por el tiempo que ha pasado para hacer una cosa así y normalizar algo tan sencillo como que haya un prota negro en una serie. Que haya tardado tanto me da que pensar. Pero más vale tarde que nunca.

Con esa deuda tan larga, ¿qué aporta un personaje como Mahamoud Touré a la ficción nacional?

Sobre todo, frescura. Estamos muy acostumbrados a ver el perfil caucásico todo el rato, y te rompe con eso. Es un personaje fresco en un proyecto único. Touré es carismático, con una vitalidad que te cagas. Es un luchador y un superviviente, es maravilloso. Para el espectador va a ser algo nuevo, algo que muchos esperan sin saberlo. Suele pasar que cuando te dan una cosa, piensas: '¡Qué maravilloso es esto!'. Y con Touré creo que va a pasar esto. Es natural, es bonito, curioso... Lo diferente es lo más curioso y creo que con Touré va a pasar eso.

En los noventa, El príncipe de Bel-Air y Cosas de casa eran las series más vistas en España, y no es que fueran nórdicos

¿En qué momento y cómo llama 'Touré' a tu puerta? ¿Y qué piensas al recibir una propuesta así, tras tantos años de bregarte?

El 18 de febrero de 2022 -repito, de 2022- me llama mi representante y me dice que me quieren para un protagonista desde Tornasol. Y yo le digo: 'A ver, vuelve a llamar, porque no creo que sea para el prota, será para el amigo del prota'. En España ya sabemos cómo funcionan las cosas. Y me dijo que no, ¡que era para un prota! ¿Y ahora qué?

Precisamente por eso que dices, esta es la primera vez que puedes asumir un protagonismo absoluto. No solo eso: llevas el peso de la serie a tu espalda. ¿Cómo es enfrentarse, por fin, a la tesitura y qué te ha exigido?

Lo primero que hice fue meterme en el universo de Jon Arretxe, porque si este hombre había escrito algo, tenía que conocer cómo es su mundo, lo que ha creado en torno al personaje. Empecé comprar los libros y a devorarlos con muchas ganas. Aunque no había nada firmado, ya por el mero hecho de que un autor hubiera hecho un personaje digno negro y tan protagonista a mí me apetecía conocerlo, y es lo que hice. Y después, cuando aparecen escritos los guiones de David [Pérez Sañudo], Carlos [Vila] y Flora [González Villanueva], que me parecen una maravilla, a la hora de trabajar me dejé mucho llevar por la dirección. Les dije a Esteban [Crespo] y a Violeta [Salama] que me llevaran de la mano. Si pensaba en el curro que me tenía que pegar en los seis capítulos me generaba cierto agobio y vértigo. Saqué en clave el día a día y plano a plano, como diría el Cholo Simeone [risas].

Día a día, partido a partido y plano a plano. De otra forma no sabría enfrentarme a un trabajo como este, porque da mucho vértigo y además aparecen las inseguridades. Tiene que ver con que constantemente te juzgas a ver si lo has hecho bien, si eres lo que están buscando... Hasta que llega un momento en que piensas que si no te han echado todavía es que va bien la cosa, y vas confiando, y lo que era suelo de nubes o de algodón se hace más sólido. Confías con el trabajo de guionistas y de dirección. También me puse en manos de Jorge Elorza, que es un coach increíble, un tío que es actor y sabe cómo tratar al actor cuando hay ciertos miedos y los abarcó muy bien. Todo lo que trabajé con él me sirvió para crear este Touré tan chulo que ha quedado.

Me gustaría dar las gracias al equipo humano que me llevo. Detective Touré es una experiencia profesional brutal pero la personal ha sido una pasada. Me encantaría poder dar las gracias a todos los departamentos de la serie, que han estado de 10. Me he sentido supervalorado, arropado e integrado. Me he sentido muy cómodo. Ha sido una maravilla todo.

Las novelas de Arretxe -ya son diez las entregas- tienen otro tono más propio del noir, e incluso se acercan al 'hardboiled'. Esta adaptación ha suavizado a Touré para amoldarlo a un público generalista. ¿Cómo ha sido adaptarlo a lo que eres tú como actor?

El Touré de Jon era bastante más oscuro, y no me refiero al color de piel [risas]. Es una novela negra más cruda. Cuando leía los libros, me asfixiaba leyendo, porque me daba tanta pena, que incluso llegaba a ser rabia. Y eso es lo que engancha del personaje en los libros. En este caso, se ha suavizado el personaje en la serie, se ha buscado algo más cotidiano para el público, de manera que se pueda reconocer en este personaje. Touré no es un tío que venga de fuera y ya está, sino que tiene los problemas de la gente de aquí. Se habla de problemática de las subidas del alquiler, la gentrificación del barrio, y Touré está dentro de todo eso.

La gente se va a sentir identificada con Touré porque es un superviviente, y en España nos sobran los supervivientes. Nos cuesta a todas llegar a fin de mes. Estas cositas parecen pequeñas pero para mí hacen que el personaje tenga bastante de aquí. Este Touré tiene claro que si no sonríe y se hace el simpático no le van a dar ni los 'buenos días', y va a ser siempre el otro, el de fuera que da miedo, e intenta romper con todo eso. Tiene esta dualidad de estar tanto en el barrio de San Francisco y sentir que encaja, pero estar en Getxo y sentir que sigue encajando. Lo hace una persona que tiene claro que, por mucho que te llueva y te caiga mierda, la vida llevándola por el lado positivo es más fácil.

Algo que trasciende en 'Detective Touré' es la sensación de comunidad que transmite el barrio de San Francisco de Bilbao, pero también la multiculturalidad de quienes lo habitan y de quienes interpretan a esos vecinos. ¿Cómo de importante es el barrio para completar la imagen de la serie?

Siempre digo que la integración es cosa de uno. Se piensa que son los de fuera los que tenemos que integrarnos con los de dentro, pero no pasa nada porque algunas veces sea o algo mutuo o sea la otra parte la que se acerque a la de fuera. La gente que venimos de fuera estamos casi obligados a sonreír para no parecer malos, o delincuentes. Estamos obligados a nivel social, hay cierta presión para no parecer malo. Que haya problemáticas que se traten de forma tan normal y se resuelvan entre etnias, culturas y en el mismo espacio, a mí solo me conduce a la realidad de la sociedad española. Quedan pocos barrios, en general en cualquier parte del país, en los que solo haya gente caucásica, sin multiculturalidad. Pero no se trata la problemática como lo hacemos en el barrio de San Francisco en la ficción. Porque eso pasa realmente en San Francisco, esos problemas se resuelven entre la gente del barrio. Y pasa en todos los barrios. Estaría bien, cuando la gente viera la serie dijera: 'Ah, pues vamos a intentar crear estos grupos y solventar diferencias y aproximarnos y luchar a favor del barrio y de nuestros barrios'.

Los que venimos de fuera estamos casi obligados a sonreír para no parecer malos

En esa línea, 'Detective Touré' cuenta con estrellas consolidadas como Itziar Ituño, pero también con talento que a menudo se ha dejado al margen en la ficción española. ¿Qué sientes al verte rodeado de actores como Gorsi Edu o Emilio Buale, veteranos siempre han estado en segundo plano?

Nos han vendido una burra y lo hemos comprado todos: hay que encajar, hay que esperar, ya llegará el momento... En los noventa, recuerdo que El príncipe de Bel-Air y Cosas de casa eran las series más vistas en España, y no es que fueran nórdicos los protagonistas. Nos hemos encontrado unas excusas de alguna gente que había funcionado muy bien. Hasta ahora. Entiendo muy bien lo que supone la parte económica de un proyecto, que no estés seguro de que yo pueda vender el producto, pero también tengo que decir que si no me pones a jugar, ¿cómo vas a saber si voy a perder o no?

Te voy a contar una anécdota: en el primer día de lectura de Touré, estaban los jefazos de TVE, Tornasol, DeAPlaneta y ETB, y había que leer [el guion]. Cada vez que levantaba la cabeza veía que tenía delante en la misma mesa había un tipo llamado [Ayoub], otro llamado Gorsi y otro llamado Emilio Buale, me dije: 'Estoy tranquilo. Estamos en la misma mesa y en el mismo proyecto. Hay un cambio'. El cambio ya está aquí, y está pasando. En la foto del último día de rodaje éramos doce actores, seis afrodescendientes y seis españoles oriundos. Entiendo que haya miedo a los cambios, siempre dan miedo, pero mi vida está llena de cambios, y tengo que decirle a la gente que no tienen que tenerle miedo. Los cambios son maravillosos, son para bien, y vienen a quedarse.

Has luchado por lograr esa visibilidad a través de Limbo y logrando que se debata una proposición no de ley para incentivar los castings abiertos sin importar etnia en la Comunidad de Madrid. ¿Resulta reconfortante comprobar que los cambios empiezan a llegar, no solo para ti sino para todo un gremio?

Sin duda. Me gustaría destacar la labor de muchas directoras de casting que llevan años intentando conseguir lo que está pasando, que los actores negros como yo, y racializados en general, tengamos más espacio del que se nos cedía. Sabemos que los directores de casting están con nosotros. Cuando nos sentamos para crear la PNL -que por cierto es la primera proposición ciudadana realizada por la Asamblea de Madrid en la historia- nos dijimos: '¿A qué puerta hay que llamar? ¿A las productoras? No nos han hecho mucho caso'. Había que apuntar más arriba, a la gente que se encarga de crear leyes.

No estamos ni siquiera pidiendo que haya una cuota a cambio de un apoyo económico, pedimos que haya un plus de puntuación para subvenciones para proyectos en la Comunidad de Madrid que hagan los castings abiertos. Parece una tontería, para nosotros es un paso importante. No te están diciendo que por narices metas gente racializada, sino que les veas, ya está. La PNL es para que nos den las mismas oportunidades que al resto de profesionales. No tiene sentido ser profesional de un gremio pero que te consideren de otro perfil. Solo pasa en el nuestro, es un tipo de discriminación absurda. Los directores están con nosotros y siempre han apoyado la diversidad porque genera más audiencia. Así, la gente se siente más identificada con lo que ve en la tele y la ve más. Es tan fácil como eso.

La serie va a enganchar, pero hay que apostar, publicitar y estar a la altura de lo que se ha hecho

Hablas de audiencia y lo interesante de Touré es que está construida como un policíaco procedimental, un formato que a TVE le han funcionado en 'Los misterios de Laura', tanto como para que Laura Lebrel siga en activo con telefilmes una vez la serie terminó. Contando con la vasta producción de Arretxe, ¿crees que Touré pueda tener esa larga durabilidad?

Ojalá, porque tiene todos los ingredientes y alicientes para serlo. Touré es un personaje muy potente. Tiene historias muy potentes, enganchan mucho. Cuando se vea la temporada se entenderá. Estoy convencido de que va a enganchar. Ahora hay que apostar, hay que publicitar y estar a la altura de lo que se ha hecho. Confío en que TVE lo va a estar, no tengo ninguna duda. Por eso destaco que un proyecto como este en Francia no lo ha habido. Lo que ha habido es Lupin, pero es Netflix, no la televisión francesa. Hay que valorar el paso que ha dado TVE con Touré, porque supone que se está apostando.

¿Qué significa que TVE, como cadena pública, haga una serie como 'Detective Touré'?

Sin duda. Bien hecho está. Está bien que haya sido La 1 quien haya apostado por esto, porque es la tele de todos, pero sobre todo es la llave que nos abre al mundo con respecto a la visibilidad racial. Creo que la gente cuando habla de Francia, Inglaterra o Alemania, siempre sacan a relucir la normalidad entre etnias, y aquí siempre se dice que no se ve en la tele. En la tele no pasa. Bien, pues va a empezar a pasar. Y Touré lo trae todo. Es toda la lucha de mucha gente en un solo proyecto, no solo mi lucha personal o profesional, sino la de toda la gente que pensamos que el mundo es diverso, que los países deben ser diversas, y las televisiones también. Tenemos la suerte de poder ver a Touré en La 1 de Televisión Española.

Ojalá dentro de 10 años solo se pregunte a un actor racializado por su proyecto, no por el poco caso que se nos hace

'Detective Touré' llega 10 años después de que tuvieras tu primer gran papel en televisión, en 'Chiringuito de Pepe'. ¿Cómo te gustaría pensar que será la entrevista que te pueda hacer dentro de 10 años?

Pues mira, miraré para atrás y o bien lloraré mucho o me reiré de la situación actual. Cuando pasa el tiempo y miras atrás, las emociones son más tranquilas porque lo has vivido. Esa vida ya ha pasado. Me encantaría saber o ver que no estoy denunciando ya nada, que todo está normalizado. Puede haber un Hamlet negro y nadie se va a tirar de los pelos, igual que con La sirenita negra: vamos a ver, en las fronteras no hay fronteras, no me toquéis las narices. ¿Por qué no puede haber una Sirenita que venga de África, por qué no? La gente se pone muy nerviosa con La sirenita negra y es una fábula. Vamos a seguir viviendo. Con Touré igual.

Ojalá sea así dentro de 10 años, y solo se pregunte a un actor racializado por su proyecto, y no por su background de la vida, por el racismo, ni por el poco caso que se nos hace. Que esto sea algo más coloquial y normalizado.