‘Bajo Sospecha’ 1x04 Review: Nadie tiene las manos limpias
Por David MarañónDavid Marañón
Ayer pudimos ver el cuarto capítulo de ‘Bajo sospecha’, y desde luego esta serie hace cualquier cosa menos perder calidad. Creo que en lo que llevamos de temporada televisiva, esta es de las series que menos he visto titubear en cuanto al desarrollo de su trama se refiere. Está todo tan atado y tan medido, que difícilmente se les va a escapar a los guionistas cualquier tipo de detalle para poder mantener la historia bien ensamblada. Vamos a ver qué nos enseñaron en el capítulo de anoche, que comenzó a cerrar incógnitas que se nos planteaban desde el primer capítulo.
(¡Cuidado SPOILERS!)
Inés, la nueva sospechosa
Ya en el avance del capítulo pudimos apreciar que Inés iba a ser la nueva sospechosa – recordemos que tanto director como reparto nos adelantó que cada capítulo se centraría en un personaje para despistar al espectador -, y así fue. El capítulo comienza con el descubrimiento de un hecho relevante por parte de Víctor y Laura: el vídeo de seguridad de la comunión tenía más metraje del que realmente se podía apreciar.
En ese metraje “perdido” se podía ver a Óscar con Edu en el jardín, por lo que mentieron a la hora de declarar al decir que no habían salido al jardín mientras que los niños jugaban al escondite. Esto trajo consigo una visualización del vídeo por parte de toda la familia, donde además de ver el momento entre Óscar y Edu pudieron apreciar el momento en el que Alicia era secuestrada, aunque no se veía al secuestrador. La única que había salido al jardín según su declaración era Inés, que juraba no haber visto a Óscar y Edu en el jardín, por lo que todas las miradas se centran en ella, aunque ninguno quiera hacerla culpable, ninguno salvo Begoña que indignada les recrimina que a ella nadie la defendiera a la hora de ser considerada culpable.
Víctor aprovecha esta nueva sospecha de Inés para acercase a ella, haciéndola creer que sus intereses son meramente sexuales. Ambos comparten un par de noches de cervezas y confesiones. La segunda de ellas, tras una charla bastante dura por parte de su padre, Inés decide irse con Víctor y desahogarse con él, contándole que su ex, Fede, fue a la comunión y que ella misma le dejó pasar al recinto. Es entonces cuando Víctor ata cabos y decide informar al Comisario de que el abuelo de Alicia fue multado la noche anterior a la aparición de la niña en un pueblo relativamente lejano al suyo. El Comisario decide hablar con él, y éste le confiesa que hubo que pagar una recompensa para salvar a su nieta, y que dejó el dinero en una gasolinera. Tras ello, comprueban las cámaras y descubren que fue Fede el que recogió el dinero de la recompensa. Es entonces cuando Fede llama a Inés para recriminarle que haya contado su encuentro a la policía, ya que ahora le persiguen.
Vidal, la corrupción hecha policía
En el anterior capítulo, Víctor descubría que quien manejaba el negocio de la droga en el pueblo, además de Edu, era Óscar, hijo de Vidal. Una vez en Comisaría, Vidal se reúne con su hijo, con el cual tiene una conversación bastante acalorada acerca del negocio al que se dedica. Por la noche, el Comisario recibe un aviso de que la droga que encontraron y que podría ser una prueba clave para el caso de Alicia ha desaparecido de la sala de pruebas. Cuando se quedan a solas, el Comisario le propina un golpe a Vidal y le asegura que irá a por él de confirmarse que ha sido el causante de la desaparición de la droga.
Reunidos en casa Edu, Carmen y su hijo, gracias al walkie talkie con el que se comunica éste último con su prima, descubren que la casa está plagada de micrófonos. Laura se ofrece para quedarse con Pablo mientras Carmen y Edu van a Comisaría para aprovechar y quitar el resto de micrófonos. Ya en Comisaría, Carmen pide que descubran quienes han sido los que han colocado los micrófonos, situación que el Comisario aprovecha para coartar a Vidal. Le ofrece ser el responsable de las escuchas de la casa de los Vega, a cambio de que no salga a la luz judicial la conversación que creía no grabada con su hijo en la que se descubre que Vidal puede haber sido el que ha robado la droga de la sala de pruebas.
Carmen, madre coraje y mujer dolida
El papel de Carmen es maravilloso. Tanto su sufrimiento como madre como el sufrimiento como esposa le dan unos tintes dramáticos demasiado extremos. Es en este capítulo donde gracias a un coletero que lleva Nuria descubre que su madre ha sido la amante de su marido. Tras enterarse, decide tomarse un blíster de pastillas, aunque Laura llega a tiempo para que no le termine de hacer efecto. Decide avisar a su hermano, y contarle que quiere hablar con Andrés. Aprovecha que sus hijos van juntos a clase para reunirse con él en el instituto.
Al día siguiente, ya en clase, Andrés le confiesa que él sabía de la infidelidad, pero que no podía culpar a Begoña por ello ya que él no ha sido ni buen esposo ni menos aún buen padre. Además, le confiesa que Nuria leyó entero el diario de Alicia. Carmen, desesperada, decide entonces utilizar el último arma que le puede quedar, y se lleva a Nuria a la cabaña donde se supone estaba encerrada Alicia. Allí, le pide que le cuente todo lo que sepa sobre lo que le pasó a su prima.
En el próximo capítulo no nos han dejado ver claramente quién va a ser el siguiente sospechoso, pero lo que nos ha sorprendido del avance ha sido ver cómo puede ser Nuria la nueva niña desaparecida de la familia. Sin duda alguna, los martes ya se han vuelto más sospechosos que nunca.
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