'Tyrant' 2x04 Review: La familia… y uno más
Recomponiéndose. Eso es lo que han estado haciendo los personajes principales de ‘Tyrant’ en los últimos tres episodios, pero ahora, en el cuarto, todas las piezas están en el lugar correspondiente y empezamos a intuir por dónde va a ir la acción, tanto en el palacio real de Abbudin como en un remoto poblado en medio del desierto.
¡CUIDADO SPOILERS!
Secretos de familia
La primera sorpresa de este episodio nos la ha dado la matriarca de los Al Fayeed. Durante 25 años ha guardado un secreto que ahora, al ser revelado, puede poner patas arriba toda la situación en Abbudin. ¿Cuál es el secreto? Jamal tiene otro hijo. La sorpresa no es que el señor presidente tenga un bastardo (lo raro sería que no tuviera ninguno visto su gusto por las mujeres que no son precisamente la suya). Lo sorprendente es que la madre de Rami es pariente de los Rashid, esto es, la familia del jeque y de Ihab, que lleva en guerra con los Al Fayeed más de 20 años.
Pero, al margen de ese toque Romeo y Julieta en Oriente Medio, lo que más llama la atención es que Rami es comandante de las ¡¡Fuerzas de Paz de Naciones Unidas!!. Buena jugada de los guionistas. El hijo bastado de un dictador resulta ser un militar (esto no sería raro) que lucha por la paz en el mundo (esto sí que choca).
Jamal está impactado por la noticia. Primero, porque nunca supo que tenía otro hijo. Segundo, porque es hijo de la que, intuimos, fue una mujer a la que quiso de verdad. Tercero, porque es el hijo ideal, desde el punto de vista de Jamal. Es como un superhéroe, llega a decir, y la verdad es que en cada escena en la que aparecen juntos se nota el orgullo de padre que emana. Gran trabajo de Ashraf Barhom.
Y gran trabajo también de Moran Atias. Después del momento de flaqueza de la semana pasada, Leila vuelve a ser la primera dama de hierro y no va a tolerar bajo ninguna circunstancia que un bastardo se siente a su mesa. Jamal Al Fayeed solo tiene un hijo. Que quede claro.
Definitivamente, Leila es la más inteligente de esta rama de la familia. Sabe que un hombre con el perfil de Rami no es lo más adecuado para una presidencia como la de Jamal y menos aún si tiene relación con los Rashid. Pero, sobre todo, Rami es una amenaza para Ahmed y Leila lo sabe perfectamente.
Ahmed se esfuerza. Se ha cortado el pelo y hasta intenta leerse 300 páginas en una semana, pero no ha nacido para ser ministro. Demasiado esfuerzo. No sé qué genes ha heredado. Casi parece adoptado. Jamal no es Einstein, pero es listo y Leila es terriblemente inteligente, pero Ahmed…
Pobre Ahmed. Ni se imagina la que se le viene encima con su hermanastro porque o Jamal ha cambiado mucho o no va a dejar que el heredero ideal permanezca lejos de Abbudin. Es más, sería bueno que en algún momento podamos asistir a un encuentro Rami – Bassam porque esa sería una alianza interesante para conseguir que en Abbudin se viva en paz.
Regreso a Abbudin
Y si en Abbudin Leila teme por los derechos dinásticos de su hijo, en Estados Unidos Molly teme por la seguridad física del suyo. James, el abogado con el que Molly sale a cenar (y ahí lo dejo), ha soltado una frase que ha caído como una bomba en el salón familiar. Si Sammy quiere su herencia va a tener que ir a juicio porque han impugnado el testamento. Lógico. Jamal y Leila no iban a permitir que el hijo de un traidor se quedase con parte de la fortuna familiar. La bomba viene del hecho de que el juicio será en Abbudin y Sammy tendría que presentarse en él.
Sammy no tiene dudas y quiere regresr a Abbudin a defender lo suyo porque “yo soy un Al Fayeed”. ¿Recordamos cuando comentó que se había matriculado con el apellido de soltera de Molly? En ese momento no se sentía un Al Fayeed, pero cien millones de dólares lo han reconciliado con sus raíces.
Lo dije la semana pasada. Molly iba a derramar más lágrimas y ha empezado pronto, pero capítulo a capítulo sigue demostrando que es una madre coraje y no va a dejar que su hijo corra peligro. Si Sammy va a Abbudin, ella le acompañará. Eso es crear tensión. ¿Qué pasará cuando regresen al país? Seguro que esta vez no les ponen una alfombre al pie de avión ni cortan las calles para que no tengan problemas de tráfico.
Viejos amigos de la universidad
Y mientras los Al Fayeed lidian con sus problemas familiares, Ihab se debate entre seguir su plan de huir lo antes posible de Abbudin con Samira o aliarse con un viejo amigo de la universidad. Un nuevo personaje ha entrado en escena y no parece que vaya a traer nada bueno. Abu Omar quiere a los Al Fayeed lejos de Abbudin, igual que Ihab, pero en su lugar pretende instaurar un régimen basado en la “Ley de Alá” y para lograrlo hará todo lo que considere necesario.
Y ese todo debe ser terriblemente horrible cuando hasta Ihab, que no es ningún santo, lo califica de barbarie. Lo poco que hemos visto de Abu Omar ya hace que nos echemos a temblar y las dudas de Ihab no hacen más que incrementarlas.
Seis meses
No podemos olvidarnos de otra pieza básica de la historia de Abbudin. Bassam sigue siendo Khalil y es ya uno más en la familia de Ahmos. Es de admirar la capacidad de adaptación de este hombre. Pasó de pediatra a hombre de estado casi en la fiesta de una boda. De asesor a golpista en unos meses. Y ahora es un humilde beduino.
Eso sí, hay cosas que no cambian.
Una, el amor por su familia. Aunque la presencia de Daliyah hace que dudemos de sus sentimientos, el momento en que curiosea un video doméstico de Molly y sus hijos en las redes sociales hace que comprobemos que debajo de esa espesa barba sigue estando el hombre que un día fue.
Dos, su deseo de un mejor Abbudin. A Daliyah le han ofrecido participar en Alemania en un programa de aprendizaje para utilizar la energía solar para dotar de electricidad al poblado. Bassam cree que es positivo porque traerá prosperidad y beneficios a los vecinos ya que se podrá conservar mejor la carne para su venta.
Tres, complejo de héroe. Ahmos duda sobre dejarla ir (una mujer hermosa, sola, lejos, no es una buena idea, dice un “servicial” vecino) y Daliyah tampoco lo ve claro por tener que dejar solo a su pequeño hijo. Bassam se ofrece para cuidar al niño. Ghani tiene un padre que seguro que velará por su bienestar, pero Barry tiene que ser siempre el héroe.
Y va a necesitar todo su heroísmo porque la situación se ha precipitado. Daliyah se va rumbo a Alemania para traer un futuro mejor al poblado, pero lo que ni ella ni nadie saben es que la segunda esposa de un humilde beduino puede ser la clave que determine el futuro de Abbudin.
¿Qué pasará en el próximo capítulo?
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