Aun siendo una de las últimas en llegar, en las semanas finales de 2019, Días de Navidad ha sido uno de los estrenos españoles más aplaudidos del año para Netflix. Algo que no es de extrañar escuchando a sus principales protagonistas. Alicia Borrachero, que encarna a Isabel en la miniserie de Pau Freixas, tiene muy claros los méritos que atesora esta realización de Filmax para la plataforma.
“Recuerdo que cuando leí el guion había visto el primero las imágenes del look, y efectivamente a uno le traslada a un cuento más amable. Pero empecé a leer y no solo no podía parar, sino que no me lo podía creer”, dice a VERTELE sobre la calidad de los libretos escritos por el catalán. “No trata de adormecer al espectador para que se quede tranquilo, sino que es como la vida misma, una tragicomedia”.
Nerea Barros, que da vida a Valentina de joven en la serie, concuerda con su compañera y clasifica cada uno de los tres episodios: “Empieza por un cuento de navidad contundente, que te toca, para irte metiendo en la vida misma. Ese primer capítulo está desde el prisma de cuando eres pequeño, y eso da mucha luz, aunque al final esa luz se convierta casi en una película de acción”, explica. “El segundo capítulo”, prosigue, “es el más terrenal, aunque tiene una comedia absoluta, y el tercero me recuerda mucho a Mujeres al borde de un ataque de nervios. Si lo juntas todo, ¿cómo te la vas a perder?”, plantea.
“Es un tríptico, como una película de tres horas de Scorsese”, bromea, en referencia a El irlandés, estrenada poco antes en la plataforma. “Son tres capítulos que se pueden ver facilmente uno detrás del otro. De hecho, debe de ser difícil separarlos”, agrega.
En la conversación surge el nombre de Mateo, el padre de las hermanas, al que da vida Francesc Garrido en su versión más joven, y que se caracteriza por su sentimiento de protección a su familia. Borrachero valora esa actitud y trata de extrapolarla al mundo contemporáneo: “Puedo entenderlo, aunque no es la mejor elección, porque antes o después sus hijas tienen que salir al mundo, o el mundo va a ellas”, explica la actriz, que destaca como males actuales “la vulgaridad y la falta de valores, cada vez más normales”.
“A veces me siento como antigua al ver el mundo, porque piensas que hay unas normas básicas de convivencia que no se pueden olvidar y se están olvidando. Ahora la gente joven tiene muchas más posibilidades que nunca, pero también estamos perdiendo cosas esenciales que tienen que ver con lo humano. Es el gran logos de esta época, nos estamos deshumanizando”, medita.