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“La casa de papel ha conectado a nivel mundial con un descontento, es parte de su poder”

Pedro Zárate

La casa de papel abre las puertas de su tercera parte con la confianza absoluta de su reparto en el que el nuevo golpe urdido ya bajo protección exclusiva de Netflix será tan exitoso como lo fue el anterior. Álvaro Morte (El Profesor), Itziar Ituño (Lisboa) y Pedro Alonso (Berlín) retoman sus roles en una nueva aventura de escala internacional con la que se retoma una serie que nació cerrada.

Por más que pudieran existir dudas iniciales sobre si era conveniente reabrirla, para los tres esa pregunta “no te dura ni un minuto”. “No me dolió ni un segundo el pretexto para continuar la serie”, dice el actor gallego a VERTELE, en alusión a la detención de uno de los personajes de la banda, que motiva al resto a reunirse. “Automáticamente te viene la segunda pregunta: ¿y cómo van a continuar? ¿Qué van a hacer? Hasta que te llega el primer guion y dices, 'vale'”, continúa Ituño.

“Cuando nos llaman y proponen una siguiente temporada, la respuesta de todos fue inmediata, sobre todo porque era volver a trabajar con ese equipo con el que hemos trabajado y si ya se han hecho unas temporadas con ese resultado, ¿por qué no confiar en que se pueda solucionar el reabrir la historia?”, argumenta Morte.

Aunque los valores de producción hayan aumentado con el salto al gigante de streaming, para el intérprete el trabajo de Alex Pina y compañía es el mismo que caracterizó anteriores tandas. “Cuando hicimos la primera y segunda era un proyecto para España y ahora se concibe como producto global, lo que te da otra dimensión. Pero hemos querido seguir agarrando que es una historia que sucede en España. Al público internacional le interesa eso, algo que nos pueda suceder a nosotros aquí”, considera.

Ese proceso consiste en poner en “desequilibrios” al actor con las situaciones que plantean para sus personajes. Eso, por ejemplo, es lo que convenció a Alonso para aceptar el revivir de Berlín. “Mi sorpresa es que yo pensaba que el mío iba a ser un caso especial, pero he ido viendo con el mismo aroma. Todos hemos sido puestos en jaque”.

La convicción en este producto es tal que todos ellos consideran que el futuro de la franquicia creada por la compañía va más allá de las temporadas aseguradas por la compañía. “Yo me imagino que dentro de treinta años van a hacer La casa de papel con otros actores y podrá continuar”, vaticina Alonso. “No solo me imagino que tenga desarrollo inmediato. Se ha establecido una mitología, como cuando un cómic revienta su número y es un universo. Con un universo en marcha puedes hacer lo que te dé la gana”, dice el artista, entusiasmado con la “ola buenísima” que están surfeando y sus repercusiones para la industria española.

Su hermano en la ficción es de la misma opinión: “Históricamente hemos hecho series maravillosas, como Anillos de oro o Verano azul, y parece que se nos había olvidado que tenemos la capacidad de llegar a muchos sitios y hacer cosas muy dignas”, comenta. “Me gusta pensar que esto anima a la profesión a esforzarse cada vez más y tener una meta”.

La casa de papel es un caso paradigmático de un cambio de tendencia en la forma de concebir ficción, no solo por su naturaleza primigenia generalista, sino por el hecho de haberse consolidado como ficción de interés mundial. “Ha conectado a nivel mundial con un descontento y una infelicidad que, viendo cómo están las cosas, es bastante comprensible y es parte del power de la serie. Esa conexión con la gente que tiene ahí algo.”

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