Días de Navidad, la miniserie familiar de Netflix para estas fiestas, se adelantó unas semanas al día al que debe su nombre, el 25 de diciembre. Pero hoy, llegada esa fecha, su mensaje y su espíritu cobran todo el sentido posible.
El retrato intergeneracional de Pau Freixas tiene la particularidad de estar centrado en cuatro hermanas que, en cada uno de los tres capítulos de la miniserie, están interpretadas por cuatro actrices diferentes. Esto ha hecho que Verónica Forqué y Anna Moliner den vida al mismo personaje, Adela, la hermana más tradicional y más marcada por los hechos que todas vivieron en su infancia.
Para conseguir el papel, Verónica Forqué se limitó a escuchar la historia que quería contar Freixas y aceptar la propuesta, de la que se enamoró de inmediato. Moliner, sin embargo, tuvo que pasar un casting sabiendo que iba a interpretar un personaje que encarnaría Forqué en su edad madura. Algo que, pese al vértígo inicial, “fue a favor” de la actriz de Tiempos de guerra. “[Forqué] es tan referente y ha estado tan presente para mí desde niña que fue muy fácil llegar ahí desde el respeto y sin imitarla, porque es única, maravillosa y la admiro de una forma brutal”, explica la catalana en esta entrevista con Vertele.
Una vez conseguido el papel, ambas actrices se embarcaron en una miniserie donde las mujeres luchan “como todos en la vida, por tratar de ser felices el mayor tiempo posible”, explica Forqué, que se muestra “muy contenta” por haber participado en una producción de estas características. Sobre todo con una edad (64 años) en la que no es fácil conseguir papeles interesantes. Algo que ella, lejos de lamentar, ve “lógico”. “Es algo que sucede. En la mayoría de historias, las protagonistas son mujeres y hombres jóvenes. Las películas son un reflejo de la vida, y la mayoría de historias están escritas por hombres. Y los hombres hablan de lo que les interesa, y les interesan más las mujeres de 30”.
Por otro lado, y ahondando en las vicisitudes de su profesión, Moliner reconoce que lo que más le gusta de ella es que “que constantemente aprendemos cosas, de nosotras mismas además”. Un aprendizaje que ve reflejado en las cuatro protagonistas de la serie, sobre todo en su episodio final. “Ellas transmiten muy bien la idea de vivir el presente, pero habiendo vivido una vida y teniendo un pasado que las ha enseñado. Esto es lo que me emociona de la serie en general. Cómo ellas, como mujeres que han vivido una gran trayectoria, son capaces de afrontar las cosas porque han pasado por ellas”.
Más allá de la conversación con Forqué y Moliner, este portal también tuvo oportunidad de hablar con el creador de Días de Navidad, Pau Freixas. Preguntado sobre el germen de la serie, el showrunner reconoce que la figura de su abuela y su admiración por Qué bello es vivir jugaron un papel clave, aunque “a mí de lo que me apetecía hablar era de las estructuras familiares y de la transferencia”. “De cómo nosotros educamos a nuestros hijos y esto les condiciona. Y cómo la forma en que nos han educado a nosotros la repetimos con nuestros hijos. Los mecanismos de defensa que tenemos, las incapacidades...”, explica el guionista, para el que su primera producción con Netflix “tiene los valores de la Navidad pero también habla de cosas diferentes”.
Y por “diferentes” entiéndase la familia, que al igual que ocurriera en Sé quién eres y Pulseras rojas, vuelve a ser el eje sobre el que Freixas ha vertebrado su historia. “Esta serie tiene muy a la vista la familia y tengo la sensación de que sí, ya está, descansemos de este aspecto, y ya veremos. Pero pienso que no se me agotará el hablar de motores emocionales construidos en la etapa infantil, porque es lo que me mueve. O sea, que en el fondo está ahí”, dice el guionista.
De hecho, sitúa esta fijación por retratar la familia en su propia vida. “Si lo analizas bien, todos tus impulsos, motores, mecanismos de defensa y traumas vienen de lejos, de la infancia. Y en esa infancia, lo normal es que el marco en el que se hayan dado todas esas circunstancias sea la familia . Entonces, ir a parar ahí es algo bastante orgánico”.
Por último, Freixas resume en una frase su receta para construir personajes: “Lo que hago son personas luchando contra un motor emocional que tienen interno”.