De becaria en la televisión... a camarera en chiringuito playero
En los últimos meses les hemos venido advirtiendo sobre los malos tiempos que se avecinan para las empresas de televisión y, en consecuencia, para los periodistas, debido a la crisis, el paro y la externalización de servicios.
El periodista José Sanclemente reflexiona de nuevo sobre el complicado futuro del sector en su blog Entre Medios a través del artículo “La Becaria", en el que personaliza la crisis del sector en uno de los becarios que inician sus Prácticas de verano en una cadena de televisión, con toda la ilusión propia de un principiante, sin saber que lo más seguro es que termine abocado a engrosar la lista de los 6.000 periodistas que están en el paro, según los datos del Observatorio de la Asociación de la Prensa de Madrid.
A continuación les reproducimos el artículo por su interés:
La historia de la becaria Anna
Pongamos que la becaria tiene nombre. La llamaremos Anna. Acabó sus estudios de periodismo audiovisual con buenas notas, como muchas otras becarias. La universidad hizo un convenio con una gran cadena de televisión y allí la acogieron por tres meses, sin sueldo.
Luego, haciendo una medio trampa con el master de post grado que cursó , le renovaron el contrato otros tres meses a 200 euros por mes, justo para pagar el transporte diario hasta la redacción de deportes de la cadena dónde trabajaba.
Desde el principio Anna tuvo que lidiar con una jornada de más de 10 horas. Es lo que tiene la información deportiva, le dijeron. Sábados y domingos también debería comparecer , es lo que tiene el futbol le dijo su “jefe”.
Anna cogió el micrófono a los pocos días para lidiar un directo en medio de los holligans que se manifestaban en la plaza de canaletas, cubrió ruedas de prensa a la semana, entrevistó a personajes del deporte al cabo de un mes y , desde el principio se tragó resúmenes interminables de la “segunda división” que tenía que seleccionar y montar.
Horas sobre horas acumuladas dónde las prácticas se hicieron con fuego real. Dónde, a pesar de los ritmos endiablados, los horarios interminables , los fallos y aciertos , las broncas y las felicitaciones, Anna, la becaria, trabajaba con ilusión pensando en acceder , al final del esfuerzo, a un puesto fijo de redactora en la televisión.
Nadie le enseñó . Era más práctico que sus prácticas tuvieran una productividad desde el inicio.
Quedaban quince días para el vencimiento de su contrato como becaria. Nadie le decía si le iban a renovar. Ella tenía miedo de preguntar. Le debían tres meses a 200 euros el mes. Problemas administrativos solamente. Su jefe, un todoterreno curtido en la radio de los 90 y en la tele del nuevo siglo, desviaba la conversación encargándole más trabajo.
Dos días antes del vencimiento de su contrato le dijeron que lamentablemente no le iban a renovar. Su puesto sería cubierto por otra becaria. Es verano y miles de periodistas recién licenciados están dispuestos a “aprender” gratuitamente en una televisión , en una radio o en un periódico.
“Que te vaya muy bien, te recomendaremos”
“Estamos muy contentos contigo”. “Lo has hecho estupendamente”. “Te recomendaremos”. “Dejas un vacío imposible de llenar”. “Te vamos a echar de menos”....
Anna recogió sus cosas y , saliendo del majestuoso edificio de la cadena de televisión, alzó la vista hacia la gigantesca pantalla de leds, colgada de la fachada, que transmitía imágenes de fútbol que acaba de seleccionar hacía unas horas. Entristecida pensó que esa noche no volvería a su casa temprano. Llamó a los amigos para cenar y tomar algo. En su bolso una carta de recomendación y los últimos 600 euros por tres meses de trabajo.
Anna, la becaria, trabaja ahora en un chiringuito de la playa sirviendo copas. Tiene que ahorrar para pagarse sus gastos. No hará vacaciones, piensa que en septiembre volverá a enviar decenas de curriculums a otros tantos medios adjuntando la recomendación de la empresa que no fue capaz de hacerla redactora mileurista.
EN ESPAÑA MÁS DE 5.000 BECARIOS QUE TRABAJAN EN LOS DIFERENTES MEDIOS DE COMUNICACIÓN NO TENDRÁN POSIBILIDAD DE SER CONTRATADOS NI FIJOS NI EVENTUALES CUANDO ACABEN SUS PRACTICAS.