España queda novena en el primer Eurodance
La veteranía y una gran técnica de ejecución llevaron al triunfo con 132 puntos a la pareja finlandesa en el primer Festival de Eurovisión de Baile, que se celebró en Londres este pasado sábado y en el que España quedó en novena posición empatada con Dinamarca a 38 puntos, informa Efe.
Jussi Vaananen y Katja Koukkula consiguieron encandilar a la audiencia de los quince países que competían junto a Finlandia, gracias a movimientos sincronizados que la pareja ha forjado a base de veinte años de trabajo juntos y varias victorias en concursos internacionales de baile.
“El público ha valorado bien. Ha elegido a dos profesionales que cuadraban todos los movimientos, que bailaban de un modo simétrico”, afirmó Amagoya Benlloch, quien, junto a Abraham Martínez, representó a Televisión Española en esta primera edición de la versión bailada del popular Festival de Eurovisión.
La pareja finlandesa era “todo ternura bailando”, opinó Amagoya de la delegación que llevó este sábado a Londres los bailes más lentos y el vestuario más austero frente a otros quince países que se decantaron por los colores vivos, sobre todo, los cálidos, para acompañar a los ritmos latinos que se bailaron sobre la pista.
Y es que en este concurso, en el que había un baile a elegir entre latino y de salón y otro de estilo libre pero con raíces autóctonas, una rumba-bolero y pasodoble lentos han sido los que han dado la victoria a la gélida Finlandia, que en 2006 ganó el Festival de Eurovisión de la Canción.
“Esperabamos más puntos”
Sin embargo, en el Festival de Eurovisión de Baile el cha cha cha y el pasodoble de la pareja española no pudo conseguir más de 38 puntos, que recibió de Finlandia, Grecia, Holanda, Rusia, Suiza, Ucrania y sobre todo Portugal, que concedió a la pareja española la máxima nota, doce puntos.
“Quizá nos ha faltado algún que otro punto. Queríamos más, aunque de Portugal no nos podemos quejar”, apuntó Amagoya, quien recordó que una de las parejas de las que más se había oído hablar, la del Reino Unido, y que, incluso, hoy era la segunda favorita en la casa de apuestas británica Ladbrokes, ha quedado por detrás de España.
Después de Finlandia quedaron clasificadas Ucrania, con 121 puntos, e Irlanda, con 95, países que en las apuestas se situaban por detrás de la pareja lituana, la gran favorita, y que ensombrecieron a los representantes suizos que obtuvieron los famosos y temidos cero puntos.
Importancia de la proximidad geográfica a la hora de puntuar
“Creemos que hay países que han quedado por delante de nosotros que no se merecían estar ahí”, afirmó Amagoya, quien lamentó que, como en el de la canción, en el Eurovisión de Baile también entre en juego la proximidad geográfica a la hora de repartir los puntos. “Hubo un momento en que nos cogimos la mano porque pensamos que nos íbamos a quedar sin puntos”, apuntó Abraham.
Ambos interpretaron el “Baila morena” de Zucchero y el taurino pasodoble “El gato montés”, en el que incluyeron una portagayola y movieron un capote que al principio del ejercicio servía de falda a Amagoya.
Con este resultado, España no ha logrado quitarse el mal sabor de boca de sus actuaciones en el Festival de la Canción de adultos, que no gana desde 1969, cuando el “Vivo cantando” de Salomé compartió con otros tres participantes el primer puesto y en cuya última edición en Helsinki quedó en el puesto 20 de 24.
Sin embargo, en la corta trayectoria de la edición infantil, conocida como “Eurojunior”, nuestro país ha saboreado las mieles del éxito, al ganar la edición de 2004 y quedar en segundo lugar en 2003 y 2005.
Más de dos horas de festival
El Festival de Eurovisión de Baile, retransmitido desde los estudios de la cadena británica BBC, estuvo presentado por Claudia Winkleman y Graham Norton, quien, pese a su escaso francés, se dedicó a bromear con el nivel de inglés de varios de los portavoces de las votaciones de las televisiones europeas.
Poco más de dos horas de espectáculo dieron para bastante: 32 bailes, una actuación del cantante Enrique Iglesias previamente grabada y la sensación de muchos de que Europa sí que entiende de baile.
