Mercedes Milá reúne a todos los concursantes de “Gran Hermano IV”
Esta noche a las 21:30 horas, Telecinco emite un programa especial de Gran Hermano presentado por Mercedes Milá que servirá como cierre a esta cuarta edición y en el que todos sus concursantes volverán a reunirse por última vez en el plató del programa para recordar los momentos más representativos vividos dentro de la casa. Los trece protagonistas de esta entrega del concurso -María, Sonia, Mario, Anna, Judith, Gustavo, Rocío, Inma, Matías, Nacho, Rafa, Pedro y Desirée- expondrán y debatirán en el programa los asuntos más significativos de los 101 días de convivencia en Guadalix de la Sierra, de modo que tanto el ganador como los dos finalistas relatarán todas las impresiones recabadas en el exterior tres días después de retomar contacto con sus amigos y familiares. Por otro lado, Telecinco ofrecerá una serie de vídeos recopilatorios con la intención de dar pie a los exconcursantes a comentar la lectura que han sacado de Gran Hermano; hacia dónde piensan encaminar sus vidas; qué ha sido lo que más les ha sorprendido de sí mismos, lo que menos les ha gustado y de lo que más orgullosos se sienten y, sobre todo, dónde se hallan las claves de la convivencia. El especial contará, además, con la presencia en plato de Sabrina y Javito, ganadores de la segunda y tercera edición del concurso, respectivamente, e Iván, finalista de la primera entrega. Las disputas entre concursantes Al contrario que en la tercera edición, esta última entrega de Gran Hermano se ha caracterizado por el ambiente cordial y la camaradería entre los concursantes, quienes en todo momento se han comportado como una piña y han tenido presente el ideal de grupo. No obstante, a lo largo de los más de tres meses de encierro mediático, también han tenido lugar escenas de tensión, como el primer enfrentamiento directo que se produjo en la casa entre María e Inma a consecuencia de la preparación de unas lentejas. Lo que comenzó como un “pique” intranscendente entre ambas acabó con la salida voluntaria de la madrileña tan sólo cuatro días después de su entrada a la casa. Este fue el motivo por el que el programa se vio obligado a recurrir a Anna, concursante en la “reserva”, y con su entrada llegaron las suspicacias: Judith, Gustavo e Inma no veían del todo sincera a su nueva compañera y así lo expresaron en el confesionario. Ella fue, además, la primera y única persona que consiguió “sacar de sus casillas” a Pedro a consecuencia de la realización de una de las pruebas. Tras estos sucesos, el devenir de la casa se mantuvo tranquilo y tan sólo fue alterado esporádicamente por la falta de tabaco y la decisión de Anna, Judith y Desirée de separar su presupuesto individual para costearse el vicio; el talante despilfarrador de un consentido Mario con la comida; los recelos provocados por las habituales lágrimas de Rocío y el cruce de críticas entre Gustavo e Inma, problemas todos que con el paso de los días se solucionaron pacíficamente. El amor en Guadalix Una edición más, Cupido no pasó de largo por Guadalix de la Sierra y volvió a lanzar sus flechas para unir sentimentalmente a algunos de los participantes desconocidos que se embarcaron en la aventura de la vida en directo. Desirée fue la primera en proclamar a los cuatro vientos sus sentimientos hacia Nacho, quien a pesar de oponer una férrea resistencia a enamorarse, acabó entregándose a los encantos de la suiza. Conseguido su objetivo, a Desi sólo le faltaba terminar de encajar todas las piezas del puzzle que le permitirá mantener la relación una vez concluido el concurso. Sonia y Gustavo fueron los segundos. El hecho de que Gus tuviera novia impidió que la modelo y el boxeador hicieran pública su atracción, de modo que en los diez días que ella permaneció en la casa fueron dos enamorados en la sombra y alimentaron su deseo a través de miradas esquivas, mensajes cifrados, caricias nocturnas y un “edredoning” que dio mucho que hablar en el exterior. Mientras tanto, Matías y Anna se comían a lametazos en la piscina, escenario natural de las hazañas del argentino, mientras Inma lloraba por su amor en el confesionario. Desde entonces y hasta el día de la expulsión de la primera, la andaluza permaneció ajena a la noticia. Por su parte Rafa, a pesar de sus dudas existenciales y vocacionales, no dudó ni un instante en confesar que sentía algo muy especial por Judith, a quien no paró de alabar, elogiar, idolatrar y amar de forma platónica a lo largo del concurso. Ésta, a su vez, mantuvo un breve pero intenso romance con Mario. Mientras tanto, Matías volvía a disfrutar de un relajante jacuzzi en compañía de una desinhibida Judith a la par que el argentino iba confesando, poco a poco, su atracción por Rocío. Pero Inma seguía llorando en el confesionario por su amor. Entonces llegó la sorpresa: el “Gran Hermano” bonaerense abrió sus puertas para recibir a Inma, ausencia que fue aprovechada por Matías y Rocío para iniciar su romance a espaldas de la andaluza. A su regreso, ésta descubrió la realidad y tanto fue consolada por Pedro, que ambos acabaron practicando “edredoning”. Pero el concursante de Zaragoza era consciente de que su “caprichito loco” bebía los vientos por su gran amigo Tone y no se sorprendió al descubrir que, con Rocío fuera de la casa, Inma y Matías habían festejado la entrada del nuevo año en el jacuzzi entre besos y abrazos. Y entonces ocurrió: la audiencia decidió castigar el comportamiento “infiel” de ambos y primero ella y luego él, abandonaron la casa uno tras otro. Eso sí, en el horizonte quedaba pendiente otra conversación más entre Pedro e Inma. De este modo, Mercedes Milá intentará cerrar el domingo todos estos asuntos de la convivencia que los participantes de Gran Hermano dejaron sueltos tras su paso por la casa, antes de dar por concluida la cuarta edición del concurso.