“Pocoyó”, de fenómeno mundial a 'peligro' para los niños en TV
“Pocoyó”, la serie infantil de producción española que se ha convertido en un fenómeno de masas en todo el mundo, ha sido citada como ejemplo de “presentar una visión excesivamente autónoma de la infancia” para los niños, según el estudio “'Qué menores ven nuestros menores en televisión', elaborado por la Asociación de Usuarios de la Comunicación para el Defensor del Menor.
Arturo Canalda, el Defensor del Menor de la Comunidad de Madrid, afirmó hoy que las series de televisión dirigidas a menores y adolescentes “desautorizan la figura paterna” y “trivializan asuntos como el consumo de drogas y las relaciones sexuales”.
En rueda de prensa en la Asamblea de Madrid, Canalda presentó el estudio que quiere identificar cuáles son las imágenes que la programación televisiva ofrece de los niños y adolescentes y determinar qué valores, positivos o negativos, se desprenden de dichas imágenes.
Para ello, se han analizado 87 espacios televisivos durante ocho meses en función de programas protagonizados por menores y programas que tienen a los menores como público objetivo. El estudio analiza cómo los productores de los programas plantean que deben que ser los menores y qué hay que hacer, tener y representar para ser ese niño o adolescente que el propio medio ofrece como modelo.
De las conclusiones del estudio se extrae que “se trivializa el tratamiento de aspectos como las relaciones sexuales de los adolescentes, incluso con adultos, o el consumo de drogas, especialmente el alcohol, que se convierten en un rasgo imprescindible y rutinario de las relaciones entre iguales, sin que suelan aparecer referencias a las consecuencias que pueden provocar estas prácticas”, como, a juicio del Defensor se ve en series como 'Física y Química' o 'HKM'.
“Son series que se desarrollan básicamente en un entorno escolar pero los argumentos tienen poco que ver con lo académico”, señaló.
Los padres, en cuestión
Canalda, que destacó que los menores y adolescentes ven la televisión por la tarde y durante la noche, explicó que “tanto en la programación infantil como en la juvenil aparece un cuestionamiento de la figura paterna y de los adultos en general, especialmente de las figuras masculinas”. “Muchos padres son presentados como inmaduros, egoístas e ignorantes”, destacó en relación a series como 'Los Simpson', 'HKM' o 'Padre de familia'.
El defensor explicó que sus normas y límites “son presentados como reglas más o menos arbitrarias que pueden y deben transgredirse” y que se presenta al adulto como un “adolescente añoso”. Además, apuntó que las relaciones entre éste y el menor son “horizontales, simbióticas, incluso, en ocasiones, en el plano sexual” y que el paso a la edad adulta “no es percibido por los adolescentes como un proceso de maduración, sino simplemente de paso del tiempo”.
Del estudio se desprende que la programación dirigida al público más infantil presenta “una visión excesivamente autónoma de la infancia, en la que los menores se relacionan básicamente entre ellos, como si vivieran en un mundo autosuficiente y eternamente infantil en el que el adulto solo aparece de modo secundario y, en algunos casos, amenazante de ese mundo idílico” y citó ejemplos como. 'Little Einsteins', 'Pocoyó' o 'Juan y Tolola'.
Además, aseguró que el estudio pone de relieve “la conveniencia de mostrar la interacción positiva entre niños pequeños y adultos, aunque se muestren desavenencias paterno-filiales” como en 'La Familia Patata', 'Miss Spider', 'Cuéntame', 'Yo soy Bea' o 'Águila Roja'. “En esos casos hay conflicto, pero no ruptura, ni cuestionamiento del concepto familiar”, apostilló.
Crítica social
Canalda señaló que la figura del menor es utilizada muchas veces “como excusa para ofrecer puntos de vista adultos, de crítica social o costumbrista, con temas y situaciones claramente perjudiciales para su desarrollo y sin tener en cuenta las consecuencias que pueden tener en su formación” como a su juicio ocurre en 'Los Simpson' y, muy especialmente, 'Padre de Familia' o 'American Dad', series de adultos que son emitidas en horario de protección infantil y muy seguidas por los adolescentes e incluso por niños.
“El miedo asociado a protagonistas infantiles y juveniles ha perdido relevancia en los últimos tiempos, aunque vuelve a través de series como 'El Internado' o 'Hay alguien ahí'”, señala el informe. que dice que “en muchos casos, los niños pequeños aparecen implicados en las turbulencias de sus hermanos adolescentes de modo que aparece la infancia casi como una preadolescencia” como en 'Los Serrano'.
La violencia es otro de los puntos analizados por el Defensor del Menor, que afirmó que es “muy intensa y explícita en las series japonesas” como 'Bola de Dragón' y sus derivaciones, 'Naruto', 'Goku' o 'Sargento Keroro', frente a la violencia clásica edulcorada y humorística de las producciones anglosajonas.
“En ambos casos el tratamiento de esa violencia la banaliza y, además, se aborda desde el punto de vista del agresor, que se identifica con el menor, y no se desarrolla ninguna empatía hacia la víctima”, explica el informe, que dice que los 'anime japoneses' presentan personajes “zoomórficos, superhéroes con mutaciones, máquinas, etc y abordan, muchas veces con fatalismo, aspectos como la valentía, la competitividad, la amistad, la sinceridad, el éxito y el fracaso, el honor, el bien y el mal”.
En cuanto a la imagen de los adolescentes de las series y espacios televisivos, aparece un perfil “bastante convencional en cuanto a roles de género y claves románticas de las relaciones, lo que contrasta con una estética y lenguaje transgresores, en sintonía con lo actual”.
Además, destacó que hay una “contradicción” entre la visión políticamente correcta, moderna y solidaria en el planteamiento de determinados temas, como la homosexualidad, la discriminación, el pacifismo, el medioambiente o la igualdad de sexos y una defensa a ultranza del individualismo en los comportamientos cotidianos de esos mismos adolescentes.
“A ello contribuye el hecho de que la imagen que se ofrece de los adolescentes se caracteriza por el narcisismo y la omnipotencia por lo que no hay límites a la hora de transgredir las normas”, destacó.
Así, indicó que la imagen que los menores reciben de sí mismos a través de la televisión “está claramente condicionada por los intereses del mercado audiovisual y no se inscribe generalmente en modelos pedagógicos relacionados con la edad que tenga el menor”. “Prueba de ello es que los canales temáticos supuestamente infantiles se dirigen, sin embargo, a un público mucho más heterogéneo”, añadió.
La influencia de la televisión
En opinión de Canalda es “una realidad que los menores ven mucha televisión y que hay un alto consumo vespertino, entre las 17 y las 20 horas y nocturno, momento en el que hay más menores frente a la pantalla (de 20 a 24 horas)”.
“La influencia que la televisión tiene en la construcción de su identidad es innegable por lo que los estereotipos de infancia y adolescencia que proyectan los medios resultan decisivos”, señala el informe, que dice que “diversos estudios sobre efectos de los medios de comunicación en la infancia confirman su papel preponderante en la adquisición de conocimientos, valores, actitudes y pautas de comportamiento”.
El Defensor indicó que “la influencia varía en función de cómo sea el menor y de la edad que tenga, la permeabilidad a la televisión aumenta con la edad, alcanzando su mayor cota entre los 8 y los 14 años, momento en el que se combinan una cada vez mayor capacidad de comprensión con una escasa experiencia”.
En el caso de los adolescentes, “lo que prima es la construcción de la personalidad en base a estilos de vida con los que se identifican o en los que se proyectan”. “La televisión, de nuevo, juega un papel fundamental en esa construcción de identidad”, concluyó.
Por último, Canalda señaló que las conclusiones del estudio se enviarán al las cadenas y productoras de televisión.