Cómo “sobrevivir” haciendo bulto
Por su interés reproducimos el siguiente artículo publicado hoy en el diario La Razón: Recién acabados los exámenes de junio en la facultad de informática, Clara, una estudiante de 22 años, busca trabajo para ganar algo de dinero durante el verano. Se dirige a la Agencia Penélope, se hace unas fotos, rellena un formulario y lista para ser público o figurante en sus programas y series favoritos. Clara sabe que el sillón de casa no es el único lugar para ver la televisión. En los tiempos que corren, tener un público animado y atractivo se convierte en un elemento imprescindible para cualquier espacio televisivo. En esta época, muchos otros estudiantes como Clara encuentran en los platós una forma divertida, aunque algo pesada, de pasar el rato y además, cobrar por ello. Mucha paciencia. En principio cualquiera vale, eso sí, mejor que vaya bien armado de paciencia, tenga una vejiga a prueba de bombas y esté dispuesto a sonreír y aplaudir tanto como sea necesario. Al final de su jornada, dependiendo de la duración -algunos programas duran tres horas y otros pueden llegar hasta doce, si es grabado- puede que se haya metido en el bolsillo entre 10 y 60 euros, además de un buen bocadillo y un refresco. El importe puede subir, en torno a los cuatro euros, si además de aplaudir y sonreír se tienen habilidades que poder mostrar en algún momento del programa de manera espontánea. Los espacios más solicitados por el público suelen ser los que resultan más amenos tales como «El diario de Patricia» o «40 TV». Algunos ni si quiera tienen la necesidad de contratar a estas agencias de público, ya que cuentan con listas interminables de gente que quiere asistir a los programas por simple diversión, eso sí, gratis. Éste era el caso de «Siete vidas» o «Crónicas Marcianas». Ser «figurante» o «extra» en series y películas (es decir, salir en el fondo de la imagen o cruzar la calle detrás del actor protagonista) es también una actividad lucrativa. En esta ocasión, la cantidad depende de las horas de rodaje, que no suelen bajar de ocho o diez, y se llega a pagar hasta 60 euros por día. Sin embargo, las remuneraciones más cuantiosas no se encuentran en el mundo televisivo sino en la publicidad. Grabar un anuncio como figurante de una marca de coches puede reportar hasta 72 euros, y hacer de «extra» para promocionar teléfonos móviles al lado de Beckham unos 68 euros, aunque para muchos y muchas, estar al lado del famoso futbolista no tiene precio. Eso sí, hay que aguantar estoicamente unas doce horas de rodaje y firmar unos cuantos contratos de confidencialidad. Los que ruedan de noche o dicen alguna frase perciben un extra económico. No sólo los jóvenes y guapos pueden dedicarse a este «mundillo». Algunas cadenas de televisión, como TVE, también solicitan personas con edades avanzadas. Los programas «Saber vivir» o «Por la mañana», que comparten el mismo público, suelen mandar cartas a los ayuntamientos, asociaciones de jubilados o amas de casa invitándoles a asistir a sus directos. Unos cien municipios están a la espera de ver a Inés Ballester a cambio de un pequeño refrigerio y de entrar en el sorteo de algún electrodoméstico. Los estudiantes y los parados son los más vistos en los platós de televisión, porque aunque el «sueldo» no da para pagar el alquiler del piso, algún que otro agujero sí se puede tapar. Por eso, para evitar que los espectadores vean siempre las mismas caras entre público, las agencias y las propias productoras ponen unos límites de asistencia: tan sólo se puede acudir a dos o tres programas diferentes por semana y una vez al mes al mismo espacio.