Los dos poderosos de la televisión hispana se enfrentan después de que el grupo mexicano Televisa demandara ayer a Univisión por presunta violación de contratos, y tras la decisión del presidente del conglomerado azteca, Emilio Azcárraga, que dimitió del consejo administrativo de la empresa estadounidense. Lo hizo junto a Alfonso de Angoitia, el vicepresidente de Televisa, después que salieran a relucir una serie de diferencias entre los grupos. Con esta decisión, quedan fracturados los lazos de más de una década que inundaron la pequeña pantalla del sur de Florida con telenovelas mexicanas. La tensión entre ambas cadenas tiene su origen, además de por el conflicto sobre beneficios, en el nombramiento en febrero por parte del director ejecutivo de Univisión, Jerry Perenchio, de Ray Rodríguez como “número dos” de la empresa. Aparentemente, Perenchio no consultó a Azcárraga Jean y al otro socio principal de Univisión, el venezolano Gustavo Cisneros, presidente del Grupo Cisneros, antes de tomar esa medida. La cadena mexicana, que es la principal fuente de programas de Univisión, alega que la cadena estadounidense no le ha pagado la cuantía correspondientes a un programa, no identificado en el informe. Además acusa a Univisión de editar de forma no autorizada material audiovisual producido por ella y de otras violaciones de los derechos de autor. Televisa pide el pago de “como mínimo” 1,5 millones de dólares, así como una orden para impedir que Univisión le exija la devolución de 5 millones de dólares que la cadena mexicana ha recibido en concepto de beneficios. Además, solicita al juzgado que prohíba a Univisión que altere sus programas sin permiso. En el documento, la cadena estadounidense negó haber roto cualquier contrato y dijo que pretende defenderse “de forma enérgica” contra la demanda.