El tertuliano de Podemos Ramón Espinar se desliga de la polémica por la tarjeta black de su padre
El portavoz de Juventud sin futuro Ramón Espinar, afín a Podemos, y nuevo tertuliano político de moda en televisión ('Las mañanas de Cuatro', 'Un tiempo nuevo') es noticia hoy de forma involuntaria tras destapar El País en un artículo que su padre fue uno de los consejeros que utilizó las ya famosas tarjetas black de Caja Madrid.
Espinar ha querido zanjar la polémica en Twitter, donde ha escrito: “Soy responsable de todos y cada uno de mis actos hasta las últimas consecuencias. De los de nadie más”, ha escrito en las redes sociales.
El tertuliano hacía estas “primeras y últimas declaraciones” al respecto del artículo de Manuel Jabois que publica El País. En él, titulado “Matar o no al padre”, se detalla que Ramón Espinar Gallego, además de portavoz del Gobierno de la Comunidad de Madrid y presidente de la Asamblea regional, fue consejero de Caja Madrid “a propuesta del PSOE y gastó 178.400 euros entre 2003 y 2010 con una tarjeta black. Viajes, esquí, zapaterías, sastres, restaurantes”.
Su hijo, Ramón Espinar Merino “después de estudiar en la universidad pública ha sido becario, camarero, teleoperador y parado. Es portavoz de Juventud sin Futuro, miembro de Ganemos Madrid y dedo acusador de ”la casta“ en programas de televisión”, se han hecho ya eco medios como El Boletín.
Tras hacer este breve resumen de la trayectoria de uno y otro, Jabois reflexiona sobre la situación de Espinar, que recibe “decenas de mensajes diarios en los que se le reprocha hipocresía, falta de vergüenza y le reclaman que se calle”.
El columnista de El País, que incluye declaraciones de Espinar hijo, señala que el caso del portavoz de Juventud sin futuro no es nuevo, que ya se han conocido casos similares de familiares de imputados en el ‘caso Gürtel’. “No pueden hacer política salvo que renieguen de su familia, y aún así no escaparán del todo. Como si de alguna manera se prolongase en ellos un pecado original, al igual que en el campo de concentración de Corea del Norte en el que las generaciones están condenadas a nacer encerradas por una acusación que se pierde en el árbol genealógico”, concluye Jabois.