Póngase en situación: enciende la televisión y se encuentra a un variopinto plantel de influencers encerrados en una casa. Hasta aquí, nada nuevo: una fórmula garante de éxito que lleva décadas explotándose en nuestra pequeña pantalla. Pero hay un detalle que lo cambia todo: La casa de los gemelos no se emite en ninguna cadena, tampoco en una plataforma especializada. Nació, creció, sufrió una muerte súbita y revivió en internet después de escasas horas de “barbaridades” en riguroso directo. Lo que presenciaron esas cámaras —más que cruzar líneas rojas se dinamitaron— hubiese hecho saltar por los aires cualquier manual de cumplimiento televisivo.
Comencemos por el principio: ¿qué es La casa de los gemelos? Resumidamente, una apuesta que a sus autores se les fue completamente de las manos. Los hermanos Daniel y Carlos Ramos, rostros valedores del canal ZonaGemelos, pusieron en marcha una arriesgada apuesta: reunir a lo más granado del 'TikTok profundo', cuyos representantes alcanzaron la fama sin que la cortesía formase parte de su carta de presentación. Los artífices que obligaron la cancelación del formato fueron sus propios participantes: Triana Marrash, La Falete, la pareja formada por Ruth y José, Misha, Teresa Moreno y Mercedes.
Esta combinación de perfiles garantizaba una repercusión con escasos precedentes en el ámbito de las redes sociales. Coincidiendo con la Fiesta Nacional, el canal inauguró las emisiones de La casa de los gemelos en YouTube y Kick —servicio en el que se emitió una muerte en directo años atrás—. Los influencers entraron en la casa dispuestos a que sus nombres jamás volviesen a pasar desapercibidos. De hecho, los medios para conseguirlo carecían de importancia alguna si se alcanzaba el fin. La fiesta de inauguración se fue por completo de las manos: incluso uno de ellos ya aventuraba que la competición iba a centrarse en “sobrevivir”.
A partir de ahí, algunos perfiles de este reality show pensado para el streaming protagonizaron un espectáculo sin censura. ¿Cuál fue la primera escena en viralizarse? La disparatada pelea entre Triana Marrash y La Falete. Gritaron, perdieron las formas, se insultaron, se amenazaron y, finalmente, se agredieron. Si una provocó, la otra respondió. La despensa perdió dos docenas de huevos en cuestión de segundos. Los propios organizadores allí presentes se vieron obligados a intervenir y separarlas para que no ocurriese una desgracia en riguroso directo. Por si esta situación sabe a poco, el nivel fue in crescendo durante la noche.
Los escándalos virales de 'La casa de los Gemelos'
El alcohol parecía fluir sin medida en la casa más polémica de internet. Todavía hoy pueden encontrarse vídeos con Marrash al borde del coma etílico, teniendo incluso que ser ayudada por sus compañeros mientras su voluntad por mantenerse en pie parecía esfumarse. De nuevo, póngase en situación: ¿cómo hubiese reaccionado al ver este panorama en televisión? Más allá de los altercados descritos, la guerra de Ucrania entró en escena. Al participante Misha le preguntaron si en este país se lavaban los platos o si directamente explotaban.
Y como cabía esperar, también hubo tiempo reservado para deleitar a la audiencia con lo que parecía una presunta escena sexual a tres. Bajo las sábanas, Ruth, José y Marrash eran los protagonistas. Fuera de ellas, La Falete rezaba. Lo que podía parecer una situación cómica volvió a prender una mecha que derivó en otra agresión física. En definitiva, un espectáculo no apto para pudorosos que se convirtió en un escándalo sin decoro ni control. Los organizadores se vieron obligados a cancelar el espacio tan solo nueve horas después de que comenzase: “Esto es un puto caos, es la casa de los horrores. Se ha ido todo de madre y vamos a cortar”. El streamer reconoció que necesitaban más “seguridad” para garantizar la integridad de los participantes, insistiendo en que regresarían “con unas normas básicas de convivencia”.
Internet vuelve a beber de la televisión tradicional, pero alcanzando unos extremos hoy impensables en el lineal. El reality show que nos ocupa es el ejemplo más claro: La casa de los gemelos no es más que una vuelta de tuerca a programas de este corte, pero despojado de la obligatoria responsabilidad editorial de un medio regulado. Es como si este grupo de influencers hubiese entrado en una carrera por llegar al extremo aprovechando el 'contenedor casi sin ley' donde se estaban retransmitiendo sus aventuras. Sin la estricta lupa a través de la que se mira cada día a los canales tradicionales.
La regulación de la televisión vs. el streaming
El gran contraste entre estos dos mundos es, sencillamente, la regulación. La televisión tradicional depende del marco normativo español, plasmado en la Ley General de Comunicación Audiovisual (LGCA), donde asume una total responsabilidad editorial y de contenidos. El mandato sanciona de forma explícita y contundente la emisión de contenidos audiovisuales que inciten al odio, a la discriminación o a la violencia. Del mismo modo, castiga la emisión de contenidos que manifiestamente favorezcan situaciones de desigualdad de las mujeres o que inciten a la violencia sexual o de género.
Lo ocurrido entre Marrash y La Falete, de haberse emitido en televisión, podría haber acarreado un expediente sancionador por parte de la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC). Por este motivo, las productoras especializadas en espacios de telerrealidad complementan los mandatos citados con códigos de autorregulación y la propia responsabilidad corporativa. Procedemos a citar a Banijay Iberia —responsable de espacios de éxito como La isla de las tentaciones o Supervivientes—, que cuenta con un Código de Conducta donde se prohíben de forma expresa los comportamientos “delictivos”.
Centrados en la normativa, Juan Ramón Gonzalo, director general de Cuarzo Producciones (Banijay), ha compartido las siguientes declaraciones con verTele: “Velamos por el bienestar de todos los involucrados en una producción —no sólo de realities, sino de todos los programas— mediante sistemas de control internos y protocolos claros que establecen derechos y responsabilidades, tanto para los participantes como para los equipos. Nuestra actividad se rige por un reglamento interno y un código ético de conducta en el entorno laboral, así como por otras normativas que garantizan la seguridad y el respeto mutuo entre todos los implicados en nuestras producciones”.
En su misión de garantizar la aptitud de los contenidos, la propia LGCA tuvo que adaptarse ante el fenómeno de internet. El Título V del mandato regula los “servicios de intercambio de vídeos a través de plataforma” —YouTube y Kick en este caso—, reconociendo su impacto para “educar, entretener o conformar opiniones”. Sin embargo, el control es mucho más laxo con relación a la televisión: si bien las plataformas deben “adoptar medidas adecuadas para proteger a los menores”, la responsabilidad no es enteramente editorial. De hecho, la ley especifica varias medidas de obligado cumplimiento para “los prestadores del servicio de intercambio de vídeos a través de plataforma” —los Gemelos— en sus artículos 88 y 89.
La televisión para nada está exenta de polémica, de hecho, ha sido —y es en algunos casos— clave en distintos modelos de negocio. Pero si hay un punto que merece especial atención es la protección al menor. El gran problema al que se enfrenta la creación de todo tipo de contenido, tanto en el lineal como en streaming, tiene que ver con que ciertas situaciones terminan viralizándose en redes sociales quedando perpetuados y disponibles de forma indefinida para cualquier espectador. Los propios artífices de La casa de los Gemelos actuaron cancelando la emisión, reconociendo que la situación se había descontrolado. Bien hecho, pero el verdadero peligro reside en la coyuntura digital.
El escándalo llegó a la televisión tradicional
La razón principal de este fenómeno es la mirada distinta con la que se juzga a ambos medios y, fundamentalmente, la naturaleza de sus audiencias. Cuando un canal tradicional incurre en alguna polémica, la furia mediática y social se desata: hay precedentes de retiradas de publicidad, campañas e incluso cancelaciones obligadas. Sin embargo, resultó curioso ver las reacciones en redes sociales a La casa de los gemelos. El público que consume estos contenidos valoró precisamente esa ausencia de filtros, entendida quizás como una transgresión a la norma, que sus participantes no tuviesen ningún tipo de corsé. Irónicamente, lo sancionable en el lineal ha sido un éxito para internet.
Durante la elaboración de este análisis, lo ocurrido en La casa de los gemelos llegó a la televisión generalista. Helena Resano planteó desde los informativos de laSexta dónde estaba el límite, apuntando que “fueron nueve horas de drogas, agresiones, insultos y sexo sin que las plataformas hicieran nada”. Unos argumentos similares a los que Patricia Pardo expuso en Vamos a ver de Telecinco: “El show tuvo que ser interrumpido por las escenas de violencia y descontrol absoluto”. El tema hasta se coló en Ten, de la mano de No somos nadie, con María Patiño llevándose las manos a la cabeza. Pero atención porque las imágenes de lo ocurrido se emitieron en pantalla.
Apelación directa de los Gemelos a la TV nacional por sus “realities basura”
Ciertos comportamientos no deben —ni pueden— permitirse independientemente del lugar de transmisión. La televisión no es ajena a este tipo de escándalos, de hecho, fue clave para su éxito años atrás; planteamiento recogido por los propios streamers. Un día antes de que La casa de los gemelos regresase con una segunda edición, los creadores de contenido se pronunciaron en un directo: “Vosotros en Gran Hermano tenéis que poner sexo, violencia y violaciones, porque es lo que pasó. ¿Por qué no cerraron el programa? No, nos echamos a las calles por dos chavales que han hecho número uno un programa, que ha adelantado por la izquierda y por la derecha a los realities basura que hacen”.
“Yo propongo una cosa. Vamos a unirnos la tele y los streamers, [...] fusionar lo antiguo con lo moderno. ¡La gente está cansada y es una realidad!”, continuaron expresando en directo. Se instó además a que los presentadores acudiesen al reestreno de La casa de los gemelos, defendiendo que ni “los filtros” ni “la censura” tienen cabida alguna en sus canales de transmisión: “Yo planto la cámara en directo y aquí no hay cortes, no hay edición, no hay un presentador que me corta la cara”. También aprovecharon para dar pinceladas de la nueva mecánica, confirmando que el público iba a tener la potestad para decidir qué participantes entraban en la casa a través de una votación.
'La casa de los Gemelos' volvió tras la súbita cancelación
Después de acaparar buena parte de la conversación mediática, La casa de los Gemelos regresó a internet el pasado jueves, 16 de octubre. El variopinto núcleo de participantes, al que se unió la siempre controvertida Maeb, se puso de nuevo frente a las cámaras para aclarar toda polémica. En realidad, el reality show presentó una receta para su segunda temporada con exactamente los mismos ingredientes explotados en su anterior vida: exabruptos, gritos, interpelaciones directas y, de nuevo, agresiones físicas. La escena que Triana Marrash y La Falete protagonizaron se alzó como viral prácticamente al segundo, compartiendo la conversación con las acusaciones a José por el consumo de drogas.
Como ya ocurrió una semana antes, el relanzamiento de esta controvertida casa acaparó buena parte de las tendencias en redes sociales. El consumo del reality a través de YouTube, de nuevo sin censura alguna, creció exponencialmente con el paso de los minutos: alrededor de los 51.000 usuarios estaban conectados a las 23:00 horas, cifra que aumentó hasta los 115.000 a las 23:30 y que posteriormente se disparó a los 146.000 cuando los relojes marcaban las 00:00. Por el momento, La Falete, Maeb y Triana Marrash tienen asegurada su participación; al contrario que José, quien decidió abandonar voluntariamente por los motivos antes referidos.
En definitiva, La casa de los gemelos ha dinamitado los límites de la telerrealidad. Lo que comenzó como una simple convivencia entre influencers al más puro estilo Gran Hermano —así lo vendieron sus creadores en redes— llegó a unos extremos que la televisión de hoy jamás podría permitirse. Paradójicamente, las audiencias más fieles a las redes sociales no apartaban la mirada de este controvertido fenómeno. Por última vez, póngase en situación: ¿piensa que el problema radica en propio contenido, o es una cuestión de los ojos que no se apartan de la pantalla?
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