Netflix estrena 'Ciudad de sombras': la serie póstuma de Verónica Echegui supera sus fallos con una mirada crítica

Isak Férriz y Verónica Echegui en una escena de 'Ciudad de sombras'

Gabriel Arias Romero

Netflix estrena este viernes 12 de diciembre la miniserie española Ciudad de sombras, un thriller policíaco de seis capítulos basado en la novela El asesino de La Pedrera del escritor catalán Aro Sáinz de la Maza. Su historia tiene más trasfondo del que pudiera parecer a simple vista y sugiere algunos debates que merece la pena analizar, pero si por algo se caracteriza Ciudad de sombras es por ser el último trabajo de la actriz Verónica Echegui, fallecida el pasado mes de agosto víctima de un cáncer a la edad de 42 años. Imposible ignorar esta dramática circunstancia al ver la serie, en la que sus compañeros de rodaje han insertado una bonita y discreta dedicatoria para recordar a quien se fue de manera tan inesperada.

Dejando a un lado esta triste casualidad que, como decía, es imposible olvidar, Ciudad de sombras nos sumerge en una historia que acierta al combinar los típicos géneros del thriller (suspense, drama y acción) con la mirada crítica de quien ha escrito este relato de ficción ambientado en Barcelona.

Es ahí, en las calles de la capital catalana, donde dos agentes de los Mossos de Esquadra (interpretados por Verónica Echegui e Isak Férriz) investigan el macabro asesinato de un importante empresario cuyo cuerpo ha aparecido calcinado en la fachada de La Pedrera, uno de los emblemáticos edificios de Gaudí. Horas más tarde se denuncia la desaparición de otra influyente personalidad. Quedan pocos días para la visita del Papa y en Barcelona cunde el pánico, así que es máxima la presión política, social y mediática que reciben los investigadores para descubrir al autor del crimen.

Ana Wagener, en una escena de 'Ciudad de sombras'

La ciudad de Barcelona: mucho más que un simple escenario

Ciudad de sombras cumple con los principios del buen thriller. Se nota que su director, Jorge Torregrossa, ha adquirido habilidades en este género tras pasar por Fariña (2018), Hache (2019) y El cuerpo en llamas (2023). En cualquier caso, no analizaremos aquí si ha hecho una buena adaptación del libro de Aro Sáinz de la Maza, para lo cual ha contado con la ayuda de los guionistas Clara Esparrach y Carlos López.

La serie mantiene el suspense durante los primeros capítulos y nos hace partícipes de la investigación soltando algunas pistas que nos permiten fabricar determinadas hipótesis más o menos acertadas. Cuando el meollo de la cuestión se vuelve demasiado evidente, aumenta la acción de forma notable para que el espectador no pierda interés.

La diferencia de este thriller respecto a otros –y no es un detalle menor ahora que este género lo inunda todo– es que aquí nos encontramos con una historia local que se fundamenta sobre el paisaje urbano, la historia y la cultura de una de nuestras ciudades más conocidas. Ese es, sin duda, un tremendo valor para la nueva serie española de Netflix.

Verónica Echegui e Isak Férriz en una escena de 'Ciudad de sombras'

Por desgracia, hay situaciones mal ejecutadas, transiciones forzadas, sentimientos de plástico y efectos demasiado artificiales que resultan desconcertantes. Cuando esto ocurre, se tambalean los cimientos de una historia que pretende ser creíble. Afortunadamente, y a pesar de los clichés sobre los que se construye su relación, el dúo protagonista que forman Isak Férriz y Verónica Echegui funciona correctamente. Y también están a la altura los personajes secundarios que interpretan Ana Wagener, Manolo Solo y Jordi Ballester.

Aunque no haremos mucho hincapié en esta cuestión para no desvelar demasiada información, sí diremos que lo más interesante de Ciudad de sombras es su mirada crítica, el enfoque social que adquiere su trama y el debate que plantea directa o indirectamente. Porque, lejos de ser un simple escenario, un escenario bellísimo e inquietante, Barcelona es la gran protagonista de la serie. Es una joya no apta para los desahuciados, una capital glamurosa que esconde sus miserias bajo la alfombra. Barcelona es una ciudad muy luminosa, pero está llena de sombras. Y esa es una verdad incómoda que traspasa cualquier relato de ficción.

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