School pride
“Education in America is under siege” Tom Stroup, School pride, NBC
NBC estrenó el viernes School pride, un docu-reality producido por Cheryl Hines, la mujer de Larry David en Curb your enthusiasm (HBO), para que nos entendamos. El programa centra cada capítulo en la reconstrucción de una escuela perjudicada por años de dejadez y recorte de presupuestos, en diez días, por parte de los propios estudiantes, profesores y trabajadores del centro. El equipo que coordina el proyecto y que, junto a los miembros de la comunidad, protagoniza el programa, está compuesto por un periodista, una diseñadora ex Miss USA, una profesora humorista y el team leader, Tom Stroup.
El piloto se centra en la escuela Enterprise, en Compton, California. En unos primeros minutos algo sensacionalistas, se nos presentan unas instalaciones deterioradas y peligrosas cuyo mal estado influye en el rendimiento de los estudiantes. Lo cierto es que, efectivamente, da la sensación que nos presentan un complejo algo descuidado, aunque –y por mucho que lo intentan- las imágenes no llegan a transmitir esa sensación de impracticabilidad. Al terminar la presentación, con la que los responsables del programa nos quieren convencer de que la escuela merece la ayuda de School pride, uno no puede evitar pensar en si el programa no sería socialmente más útil si en lugar de dedicar tantos recursos a reconstruir instalaciones que, aunque en mal estado, pueden ser usadas para impartir clases, trasladara el formato a países en vías de desarrollo.
No obstante, el programa consigue transmitir, con un ritmo alto, un formato muy entretenido, y un excelente casting de los alumnos, el mensaje de la bondad del proyecto grupal, del orgullo colectivo y del amor adquirido por el trabajo bien hecho. Los alumnos aprenden a cuidar las instalaciones y lo que representan por el hecho de haber realizado el esfuerzo de construirlas y los profesores reciben el material necesario para educar mejor a unos alumnos que, según el programa, mejorarán el rendimiento una vez concluido el proyecto.
Los creadores del formato debieron darse cuenta del peligro que suponía la acumulación del mensaje positivo y del buenismo encarnado por todos los participantes en la reconstrucción así que decidieron buscar un antagonista: a mitad de capítulo, Tom Stroup, el líder del equipo, descubre un almacén lleno de suministros (muchos de ellos reclamados por los profesores desde hacía años) que el director del centro (que al final de la historia es despedido) había estado ocultando. El apartado de las responsabilidades, el que debe explicar por qué el centro se encuentra en tales condiciones, se cierra con una entrevista al gobernador del estado, Arnold Schwarzenegger, que sorprendentemente asume cierta culpa.
Una vez tenemos claro quienes son los malos, el programa puede centrarse en la recta final de la reconstrucción de las aulas (algunas de ellas patrocinadas por empresas como Microsoft o la revista People), la pista de baloncesto, en la que se vive uno de los momentos más emotivos del capítulo, o el estadio de fútbol americano, donde, durante el fin de fiesta, reaparece el gobernador para inaugurar el nuevo centro y pronunciar su sempiterno “I’ll be back”.
En definitiva, School pride es bastante más que un programa de reformas convencional. El mensaje a transmitir está claro y el equipo sabe como hacerlo de forma emocionante. El formato es puro entretenimiento aunque queda por ver si se verá perjudicado por el hecho de dedicarse solo a reconstruir escuelas, con la pérdida de factor sorpresa que esto conllevará en próximos capítulos.
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