'The Walking Dead': final épico y lo que está por venir en la tercera temporada
* ALERTA: CONTIENE SPOILERS
No eran pocos los que estaban esperando un capítulo de esta envergadura. La Season Finale de 'The Walking Dead' que se emitió este lunes en FOX España (sólo un día después de que los americanos la disfrutaran en AMC), y dio récord al canal de cable con 9 millones de espectadores, nos dejó una buen sensación: el preludio de una temporada que, si hace justicia al cómic (como no se cansan de repetir los que siguen estas historias de zombis en papel), tendrá muchísima más emoción con el traslado de la acción a la cárcel, como nos dejaron claro en el último fotograma del capítulo. Además, asistimos atónitos a la aparición de un nuevo y desconcertante personaje (ante el que no podía exclamarse otra cosa que no fuera “¿Qué-es-e-so?”) y a la catarsis de Rick, que definitivamente se ha cansado de hacer de chico bueno.
Curiosamente, todos -los supervivientes- han vuelto al punto de partida: la autopista en la que fueron sorprendidos por los caminantes, provocando la huída y desaparición de Sophia, trama que acaparó los capítulos emitidos antes del parón navideño. Pero desde que retomamos la serie en febrero, hemos asistido a un lento y progresivo cambio. Lento, porque no hemos cambiado de escenario -la a estas alguras “claustrofóbica” granja- y no ha pasado nada realmente relevante hasta los últimos episodios, cuando ha llegado el momento de asumir las pérdidas casi sin tiempo para la aceptación, pero el cambio es innegable.
La acción, in crescendo
Dicen que en esto tiene mucho que ver la salida de Darabont de la serie, su máximo responsable (autor del arco argumental de Sophia) y la entrada de Glen Mazzara como nuevo showrunner. De hecho, la muerte de Dale, al parecer, es consecuencia de su lealtad para con Darabont tras ser despedido: el actor, Jeffrey DeMunn, prefirió dejar la serie cuando Frank dejó de ser parte de ella. Su triste final supondrá además el fin de los valores de ética y moral que buenamente intentaba imponer al grupo. Él era la voz de la conciencia, el que abogaba por conservar, ante todo, incluso enmedio de un apocalipsis zombi, la humanidad, esa naturaleza que nos distingue de los animales (y de los muertos vivientes).
Sin embargo, esa misma naturaleza humana, la que tan bien ha explorado e ilustrado la serie durante esta temporada, es también un peligro al que se han visto expuestos. Y es que los vivos están siendo ahora una amenaza casi aún mayor que los muertos. El egoismo, el miedo, la envidia... Todas estas emociones tan humanas han provocado situaciones límite, sobre todo cuando los intereses individuales intentaban imponerse al bien común del grupo. Lo vimos en el enfrentamiento entre Rick y Shane por el destino de Randall y por la lucha por el liderazgo, demostrando que sólo había sitio para uno (y de paso, que a Shane se le había ido el asunto de las manos). Lo reflejó también el personaje de Lori, que, inexplicablemente, instigaba a ambos a enfrentarse recurriendo incluso al chantaje emocional y las dudas sobre la paternidad de su bebé, para dar después la espalda a Rick cuando confiesa haber tenido que matar a Shane. En este sentido, no es menos cruel la actitud de Lori que la de otros, aunque sus manos estén “limpias”.
La muerte y la desolación se ha hecho mucho más presente. Y era esto precisamente lo que clamaban algunos: más enfrentamientos, más ataques zombis, más desasosiego. En este último capítulo hemos visto al grupo acorralado por una auténtica horda y de paso hemos obtenido algunas respuestas sobre cómo se forman estos grupos. Al parecer, se unen y “migran” juntos, rastreando cualquier signo de vida (en este caso, un helicóptero) y guiándose especialmente por el oído y el olfato (aunque hay ciertas incoherencias sobre estos aspectos a lo largo de la serie). Que esos caminantes provocaran la destrucción de la granja y la huida del grupo era necesario para que la serie “respirara”.
Lo que está por venir
Ahora los que se han salvado de la escabechina que se organizó en la granja, tendrán que enfrentarse a la pérdida de la seguridad que les daba esa casa y, peor aún, al secreto que fue revelado a Rick en el Centro de Control de Enfermedades y que, por fin, ha desvelado al grupo, aunque ya nos habían dado algunas pistas: la infección es ya una pandemia que afecta a vivos y muertos: ni siquiera es necesario ser mordido para convertirse en caminante... sólo morir.
¿Qué esperanzas les quedan ahora? ¿Cómo afrontarán esta verdad? La única opción sigue siendo intentar aplazar el final lo máximo posible y soñar con la quimera de reconstruir la sociedad humana, aunque sea a pequeña escala. Sólo necesitan ese lugar en el que hacerlo posible. ¿Será la cárcel el escenario que les proporcionará esa oportunidad? ¿Será posible la unidad en un grupo el que ahora que, como Rick sentenció, no hay lugar para la democracia?
Tendremos que esperar hasta otoño y eso es decir mucho cuando nos hemos quedado con estas ganas de más. Entonces la serie volverá con una temporada más extensa, de 16 capítulos. En España, de seguro volverá a dar alegrías a la que es su casa en abierto, LaSexta. La adquisición de la serie ha supuesto para la cadena los mejores datos de audiencia de un estreno desde el inicio de su andadura televisiva.
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