Cristina Cifuentes y Alba Carrillo van juntas Hasta el fin del mundo en RTVE. La expresidenta de la Comunidad de Madrid y la colaboradora televisiva forman una de las parejas más improbables del nuevo reality aventurero de La 1 (que se emite los miércoles, después de La Revuelta), aunque ambas coinciden en reivindicar aquello de que 'hablando se entiende la gente'. Eso sí, siempre y cuando esa gente no aborde ciertos temas. “¡No hemos hablado ni de política ni de Ana Rosa!”, exclama la modelo, en un encuentro con verTele y otros medios, a la hora señalar las posibles 'líneas rojas' que podrían haber complicado su buena relación con la tertuliana de Mediaset.
De momento, la única línea que persiguen las dos es la de meta dentro de este programa, producido por Zeppelin (Banijay Iberia), en el que seis parejas de famosos deben recorrer, sin apenas dinero ni recursos, unos 15.000 kilómetros repartidos entre ocho países de Sudamérica y Centroamérica. “Hemos juntado nuestras virtudes y nos han hecho muy poderosas en este concurso”, afirma Carrillo respecto a la manera en la que ella y Cifuentes han afrontado juntas este titánico desafío, el cual les ha servido para forjar una sólida amistad a pesar de sus diferencias ideológicas y personales.
“No somos tan polos opuestos nadie. Nos podemos encontrar, pero claro, hay que querer y que la clase política deje de fomentar la polarización y nos una en lo que nos acerca”, añade Cifuentes al hablar sobre ella y su compañera. La extertuliana de Sálvame resta importancia al ruido que hay alrededor de RTVE —“siempre hay polémica esté quien esté, entiendo que forma parte de la gestión de una televisión pública”— al mismo tiempo que rechaza seguir explotando su faceta de concursante de realities y participar en Supervivientes: “Yo ya soy una superviviente, creo que lo he demostrado en muchos sentidos y no necesito demostrar que lo soy.”
¿Cómo fue gestionar el escaso presupuesto que tuvisteis durante la aventura?
Alba Carrillo: Nos íbamos organizando mucho porque no sabíamos cómo iba a ir el programa, y al principio lo cogimos con mucha fuerza. Luego ya soltamos un poco, pero es verdad que al principio queríamos ahorrar de más.
Cristina Cifuentes: Lo que hacíamos al principio y al final era una comida al día fuerte, buscábamos un alojamiento donde hubiera desayuno, porque tienes que viajar con muy poco dinero realmente. Al final, aunque trabajas, y nosotras trabajamos mucho, necesitábamos controlar mucho las cuentas.
¿De qué habéis trabajado?
Alba: Hemos hecho camas, hemos sido reponedoras de supermercado, hemos vendido gorros en la calle, hemos estado en el eje cafetero recolectando café, hemos pescado en el Caribe con un pescador en una barquita, hemos sido heladeras en Ecuador…
Cristina: Hemos hecho también alfarería, pero con técnicas ancestrales y tradicionales. Hemos limpiado en un museo... ¡Hemos limpiado un dinosaurio! También hemos limpiado un barco, con fregona, ¡había cristales y de todo!
Alba: Un dinosaurio, el más grande del mundo, y nosotras con unos plumeros gigantes subidas en una grúa. Cosas muy fuertes y peligrosas.
De política no hemos hablado. ¡Ni de política, ni de Ana Rosa!
¿Os habéis llevado bien entre vosotras? ¿No habéis discutido ni siquiera de política?
Alba: No, de política no hemos hablado. ¡Ni de política, ni de Ana Rosa!
Cristina: Es completamente imposible, incluso para una persona como yo, que no discute nunca o casi nunca, no discutir con alguien en dos meses. Y además nosotras, y lo repetimos pero queremos que seáis conscientes de eso, aquí todos se conocían o eran amigos. Nosotras nos habíamos visto de “hola, qué tal”, pero no nos conocíamos.
Alba: Y la primera noche ya dormimos juntas, piececillo con piececillo.
Cristina: Dormir juntas, compartir el baño y todo. Compartir la intimidad total con alguien que no conoces es complicado. Las dos tenemos mucho carácter, pero la verdad es que nos hemos llevado muy bien, aunque hayamos cogido pequeños rebotes.
Alba: Si ha habido algún rocecillo ha sido más por las cosas del día a día: el autobús, o que yo pienso esto y tú piensas lo otro. Pero cosas personales no ha habido.
¿Habéis roto prejuicios?
Cristina: Yo es que no los tenía, yo no tenía ningún prejuicio.
Alba: Yo es que no soy prejuiciosa. He estado con todo tipo de personas, incluso me he casado... Soy una persona superabierta [ríe].
Las dos tenemos mucho carácter, pero nos hemos llevado muy bien, aunque hayamos cogido pequeños rebotes
¿Habéis necesitado desintoxicaros la una de la otra después de la experiencia?
Alba: No, pero ahora todo el mundo está así un poco.
Cristina: Ahora estamos readaptándonos todos a la vida y estamos hablando entre nosotros, dándonos cuenta de que nos pasa un poco a todos igual. Es como que de repente llegas y no quieres explicar demasiado, porque es difícil condensar en unas palabras lo que has hecho en dos meses y estamos todos volviendo poco a poco a nuestra vida.
Alba: ¡Cómo he debido ponerle la cabeza para que esté así! ¡Como un bombo! [ríe].
Cristina: A ella no se lo decía, pero lo que hacía en los puntos de encuentro del programa era pensar: “Que Alba descanse un poco de mí y que esté con gente de otra edad”.
Alba: Pues hay que romper una lanza porque se puede ser perfectamente amigas, da igual la edad. De hecho, lo que nos ha pasado es que nos hemos complementado muy bien. Hemos juntado nuestras virtudes y nos han hecho muy poderosas en este concurso. Hemos disfrutado muchísimo. Bueno, es que también nos hemos reído, porque nos ha pasado todo lo que nos podía pasar. Yo ya no sé cuál de las dos es gafe, o es que las dos juntas somos gafes.
Cristina: Si yo no supiera cómo se hizo aquello y viera lo que nos ha pasado en el programa, pensaría que estaba organizado por la productora. Luego sabes que no es posible porque no se puede hacer eso, pero piensas que es imposible que a estas mujeres les puedan pasar tantas cosas. ¡Casi nos matamos en un accidente! Hasta nos reventó una rueda en un autobús.
Alba: ¡Imagínate repatriarnos a nosotras! Hemos vivido cosas superfuertes. Y luego también nos hemos hecho muy familia todos, porque normalmente en otros concursos acabas con gente que no quieres ni volver a ver. Aquí no ha ocurrido esto, porque es un programa que no juega a confrontar, sino a unir, a disfrutar y ha sido muy bonito.
¿Lo que más pesó fue estar lejos de tu hijo, Alba?
Alba: Sí, bueno, ¿sabes qué pasa? Que como él está adolescente, este verano ha pasado bastante de mí. Entonces he dicho: “Espérate, que me voy a hacer la chula y me voy”. Y he vuelto y está como loco conmigo. Esto es como con los hombres, a veces hay que darles un poco de espacio...
Cristina, destacaste en rueda de prensa la miseria que habéis visto…
Cristina: Sí, la miseria existe en muchos países. Quizá no tanta tan seguida y tan constante. Te das cuenta que el continente, desde Costa Rica hasta Argentina por donde hemos viajado, hay una parte donde hay miseria en estado puro. Si sales de lo que son los circuitos normales de turismo y te metes en las ciudades o en las poblaciones rurales lo que ves es muchísima miseria, a todos los niveles. Niños pidiendo en la calle, por ejemplo, que esto en España o en Europa sería impensable; muchísimos animales por la calle, muchísimos; suciedad, basura... Cuando digo suciedad me refiero a basura a lo largo de una carretera de 2.000 kilómetros. Casas a medio hacer… Realmente, tú sabes que eso existe, pero nosotros lo hemos visto. En Argentina con matices, porque hay zonas más urbanas y metropolitanas que se parecen a lo que conocemos, pero al resto de los países les queda mucho todavía por avanzar.
¿En qué os ha cambiado esta experiencia?
Alba: A mí un poco en lo que decía Cristina. Me acuerdo la primera noche [que volví a España], que me fui con Lucas a celebrar su cumple porque había sido 3 o 4 días antes y no había estado con él. Fuimos a un sitio de sushi y me sentía superculpable. Luego se me fue pasando, pero me acordaba de todos esos niños que nos habían pedido comida. Hemos llorado tanto Cristina y yo mirándonos. O sea, eso nos ha unido muchísimo porque hemos visto la desgracia ante nuestros ojos. Y no como turistas aventajadas, sino todos los días. Nosotras estábamos mal, pero es que lo nuestro se pasaba. Es desesperanzador ver esa cantidad de personas en situaciones tan complicadas y, sobre todo, que los niños no puedan ir al cole. Parece que no hay futuro y no sé de qué manera pueden salir de esa situación.
Cristina: Es muy complicado desde el momento en el que está permitida la mendicidad infantil, cosa que a nosotros ahora nos parece completamente insólito. Aquí si hay un niño viviendo en la calle lo primero que hacen los servicios sociales es actuar, abrir un procedimiento por abandono a los padres y retirarles la patria potestad y la tutela, pero esto en muchos países no existe. Pasa algo parecido con la comida. Nosotras comíamos una vez al día, pero cuando te viene un niño a decirte que tiene hambre, pues tú le das aunque no tengas, y le compras comida. Pero es que esto es constante, así que hay un punto en el que te dices que tienes que mirar para otro lado, porque si no no puedes seguir avanzando.
Alba: Por desgracia nosotras no tenemos herramientas, pero sí que es bueno que esto se vea y que sea un toque de atención. Y también es bueno para entender que mucha gente se acerca a ti porque lo necesita. Yo me pongo en esa situación y también llevaría a mi hijo para intentar que tuviera una vida mejor.
Nos ha pasado todo lo que nos podía pasar. Yo ya no sé cuál de las dos es gafe, o es que las dos juntas somos gafes
¿Hay parte buena?
Cristina: Te das cuenta de la generosidad de la gente. Hay muchísima gente muy buena que no te conoce de nada, que de repente ve a dos tías con una cámara y te ayuda. Sobre todo ayuda gente que ves que no tiene nada, que tienen unas casas superhumildes, y aun así te dan todo lo que tienen.
Alba: Tienen un concepto más comunitario. Nosotros somos más egocéntricos. Hay cosas que nosotros no haríamos, como recoger a alguien en un coche.
Cristina: Cuando alguien te pide ayuda tienes que ayudarla porque no sabes cuáles son sus circunstancias. Es una pena, pero nosotros a veces vivimos en una situación que piensas que alguien se acerca a ti porque te va a asaltar o robar, pero a lo mejor simplemente te están pidiendo ayuda. En ese sentido te hace pensar muchas cosas.
Alba: A veces no te daban comida, pero con una sonrisa o un “¿qué tal estáis?” ya te daban la vida. Entonces, bueno, te hace pensar mucho en la suerte que tenemos y en cómo hay que actuar.
Cristina: La suerte que tenemos en todo. Lo hemos notado en el tema de los transportes, por ejemplo.
Alba: Bueno, es que no sé cómo puede evolucionar un país donde se dice que va a venir el autobús y llega cinco horas más tarde. La gente está anestesiada, porque yo decía “¿qué pasa? ¿No tenéis que ir a trabajar? ¿No tenéis familia?”, y nadie hacía nada.
Cristina: Probablemente es resignación. En Bolivia, por ejemplo, tienen un problema absolutamente terrible con los combustibles, porque no hay combustible. Entonces, había programado un autobús para salir y de repente ese autobús nos dejó tiradas. Aceptan con resignación que esto es lo que hay, pero para un occidental o un europeo es muy complicado aceptar eso. En el fondo ha sido también un regalo, a pesar de la dureza de muchas cosas que hemos vivido, el poder haber conocido realmente lo que está pasando en muchos países, que cuando haces turismo eso no lo ves porque simplemente viajas, te llevan, ves la parte bonita, que es la que está preparada para el turista. No ves la parte de la realidad de la gente.
Decís que no habéis hablado de política ni de Ana Rosa. ¿Creéis que vais a ser un ejemplo, ahora que hay tanta polarización, de que dos polos opuestos sí pueden ponerse de acuerdo?
Alba: Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que no somos tan opuestos nadie. Al final las necesidades básicas de que nos quieran, de ir al baño si tenemos suerte en el día, y demás, nos acercan. Y esto lo hemos aprendido también en este concurso. Por tanto, no somos tan polos opuestos nadie. Nos podemos encontrar, pero claro, hay que querer y que la clase política deje de fomentar la polarización y nos una en lo que nos acerca, porque hay muchas cosas que nos acercan. Y las que nos diferencian, pues las dejamos al margen o vemos de qué manera podemos convivir con ellas.
La clase política debe dejar de fomentar la polarización y unirnos en lo que nos acerca
¿Vais a seguir siendo amigas?
Cristina: Hombre, claro.
¿Desde que habéis vuelto a España os habéis escrito?
Alba: Sí, tenemos un chat conjunto con el resto de concursantes y luego, claro, nosotras nos escribimos aparte. El cariño no se borra y habrá que seguir fomentándolo. Hablamos mucho de la familia, de los hijos y demás porque somos muy familiares y eso también nos ha unido mucho. Yo quiero seguir sabiendo cómo va todo en su casa, y que vaya todo bien.
Cristina: Creo que ninguna de las dos, pero voy a hablar por mí, al decir que yo nunca he tenido prejuicios ideológicos contra nadie. No los tenía cuando estaba en política, y ahora muchísimo menos. Mis relaciones personales nunca han tenido o han estado relacionadas con la ideología de la persona. Es que me da exactamente igual. Tú puedes perfectamente tener discrepancias con alguien a quien quieres mucho. Esto pasa incluso en las familias. Esto para mí no ha sido ningún descubrimiento porque yo toda mi vida he actuado de esta manera. A Alba la he juzgado como compañera, y ella puede tener las ideas que le parezcan, que yo las voy a respetar absolutamente. Y viceversa también. No tiene nada que ver la ideología con la afinidad personal.
La 1 está viviendo un momento bastante bueno en audiencias, pero aún así hay mucho jaleo y mucha polémica a su alrededor. ¿Qué opinión os merece la situación del canal?
Alba: Yo quiero felicitar la gestión de José Pablo López y de todos los directivos, que lo están haciendo muy bien. Yo soy parte de esta cadena, siento que se están haciendo las cosas bien y que por eso las cosas están funcionando. Y a la gente que ahora pone en tela de juicio los audímetros hay que decirle que los audímetros también estaban cuando esas personas tenían éxito. Entonces, los audímetros o siempre han sido buenos o son malos cuando no me favorecen. A lo mejor es que están haciendo las cosas mal y tienen que hacer una revisión. O a lo mejor, llámame loca, es tiempo de jubilarse, ¿no? Igual la gente no te quiere igual. Te quiso, pero ya no, y no pasa nada.
Cristina: Yo desde que tengo uso de razón, como persona adulta, siempre he visto que en Televisión Española hay polémica y críticas, esté quien esté. Entiendo que esto forma parte de lo que es la gestión y el devenir en una televisión pública. Más allá de eso, pues como española que paga impuestos y financia una televisión pública, como hacemos todos, obviamente que me alegro de que la televisión pública tenga audiencia y de que le vaya lo mejor posible, porque otra cosa sería absolutamente absurda. Yo le deseo toda la suerte y ojalá este programa tenga muchísima audiencia, que yo creo que la va a tener.
A la gente que ahora pone en tela de juicio los audímetros hay que decirle que también estaban cuando tenían éxito
Cristina, en su día sonó tu nombre para 'Supervivientes'. ¿Esta opción está en el horizonte, o no te atreverías?
Cristina: A ver, yo estoy participando en televisión como comentarista, como analista política y haciendo algún concurso que me gustaba especialmente, pero tampoco muchos. He hecho MasterChef Celebrity yTraitors, donde duré muy poco, y ahora Hasta el fin del mundo, pero no me veo como concursante de realities. Con respecto a Supervivientes, lo dije hace tiempo y lo repito ahora: yo ya soy una superviviente, creo que lo he demostrado en muchos sentidos y no necesito demostrar que lo soy. Entonces, no me veo ni en Supervivientes ni en ningún otro reality.
Alba: Ella ya ha hecho los más punteros de la cadena que está de moda y no se va ir para abajo, cariño. Retroceder ni para coger impulso [ríe].
.