Diane Kruger sufre en 'Pequeños desastres': “Busco personajes reales, reflejos de las mujeres que conozco”

Diane Kruger fue la gran estrella del reciente South International Series Festival 2025, celebrado en Cádiz y al que acudió verTele. La actriz alemana presentó su nueva serie Pequeños desastres, que llega a España este jueves 23 de octubre a través de HBO Max, plataforma que logró que estuviese en el evento dándose un baño de masas en la premiere en el Gran Teatro Falla, y atendiendo a la prensa tanto en entrevistas como en una rueda de presentación.

Pequeños desastres adapta la novela homónima de Sarah Vaughan, que ha participado en la producción de esta serie de seis capítulos tras el éxito de la adaptación de otra obra como Anatomía de un escándalo. En la rueda, Vaughan reconoció: “El thriller me permite explorar temas sabiendo que habrá una resolución, algo redentor”, y pese a aclarar que no escribe “con intención terapéutica”, sí confiesa que le ha “ayudado a explorar los aspectos más oscuros de la vida”.

Si en Anatomía de un escándalo, explica: “Me di cuenta de que estaba procesando una agresión sexual que sufrí cuando tenía 20 años”, en Pequeños desastres hay otro drama de fondo: “Sí sabía que sería un thriller psicológico, pero no comprendí hasta el final que estaba escribiendo sobre un periodo oscuro de mi vida: sufrí lo que ahora llaman 'TOC perinatal', una especie de locura maternal que viví tras el nacimiento de mi segundo hijo”.

La serie se centra en la amistad de una década entre Jess (Diane Kruger), Liz (Jo Joyner), Mel (Emily Taaffe) y Charlotte (Shelley Conn), cuatro mujeres embarazadas que se conocen en una clase de preparación al parto y que, aparte de la fecha prevista para dar a luz, no tienen nada en común, pero se han apoyado mutuamente durante todo el proceso de la maternidad. En el centro del misterio se encuentra Jess, una madre ama de casa aparentemente perfecta cuyo mundo comienza a desmoronarse cuando lleva a su hija al hospital con una herida en la cabeza que no se explica, y por la que su amiga Liz, doctora de guardia, debe avisar a servicios sociales.

Justo esos ingredientes son los que más atrajeron a Diane Kruger. Sobre la maternidad, “el estrés, el cambio en tu relación, la culpa que sientes”; sobre “los diferentes tipos de crianza que enfrentas”, y también sobre la compañía y el acompañamiento con otras madres que se convierten en amigas: “Intenté incorporar al papel mi realidad sobre lo que significa estar en un grupo de madres, cómo nos ayudamos mutuamente en esa comunidad”, como con su pareja y los hombres. Y destaca la forma de representarlo, pese al dramatismo: “Lo que me gusta de la serie es que no señala a nadie. Todos los personajes son muy cercanos”.

Para preparar esta cobertura, verTele y los periodistas pudimos ver los dos primeros capítulos de Pequeños desastres, en los que la serie se presenta como un thriller de verdadero nivel, intensísimo, y centrado en lo humano. La ficción no, como destaca Kruger, pero el espectador sí juzga a sus protagonistas, aunque la serie logra que nuestra sentencia varíe según se desarrollan los sucesos y vamos conociendo más sobre cómo han evolucionado las relaciones a lo largo de los años. “Creo que las mujeres se enfrentan a muchos prejuicios porque es algo muy femenino. Y creo que muchos hombres se sienten excluidos, no saben cómo abordar el problema. Me pareció muy interesante por eso”, defiende Kruger.

Sobre su propio personaje, el razonamiento que realiza la actriz le hace llegar a la principal base de la historia: “Aparte de la depresión, siente vergüenza y es incapaz de pedir ayuda, aunque estoy segura de que de alguna manera podría. Su marido está ahí, dispuesto a ayudar. Esa culpa personal que sentimos las mujeres por estar abrumadas, es lo que más me conmovió”.

“Las mujeres son capaces de lo mejor y de lo peor entre ellas”

Diane Kruger incide en que “una de las cosas más poderosas del libro es cómo nos juzgamos a nosotras mismas, y cómo otras mujeres nos juzgan aún más”. Y celebra que se haya trasladado a la serie: “Esos conflictos son muy evidentes. Y son muy realistas. Creo que las mujeres son capaces de lo mejor, así como de lo peor entre ellas. Sobre todo cuando se convierten en madres. Lo veo todos los días, el juicio es real”.

La actriz concuerda en que la sociedad actual tiene parte de la culpa: “Se espera que las mujeres lo hagan todo y se esfuercen: ser madres, tener una carrera, tener el marido perfecto, el jardín y la casa”. Su personaje sirve de ejemplo para muchas mujeres y madres que parecen cumplir ese cliché de perfección, pero que son humanas como todos los demás: “Esa imagen que le gusta proyectar se está desmoronando, y la vergüenza que siente es muy intensa. Es muy triste que no se sienta cómoda pidiendo ayuda ni admitiendo que está abrumada. Y creo que muchas mujeres están pasando por eso. La vulnerabilidad es difícil, y esta serie la representa con honestidad. También refleja lo importante que es la comunidad: las amigas, otras madres que te apoyan. La maternidad no se puede vivir sola”.

La sororidad se convierte en una salvación. Ella misma la sintió en el rodaje: “Hubo mucha solidaridad femenina en el set”, celebra, pese a explicar que ella tuvo más difícil hacer piña con el resto porque tenía que rodar más tiempo. Aún así, Diane Kruger destaca que todas y todos “fueron muy, muy amables” con ella, y al ser preguntada por la conexión especial con el personaje de Jo Joyner (Liz, la doctora) elogia a su compañera: “Además de ser una gran actriz, fue un gran apoyo emocional durante este proceso tan exigente”.

Sobre ese contrapunto de madre aparentemente perfecta pero que parece ocultar algo, y doctora que debe anteponer su trabajo a lo personal, la autora Sarah Vaughan aclara: “Espero no estar demonizando a los servicios sociales. Espero mostrar a profesionales que tienen que cumplir con su trabajo”. Su intención es plasmar cómo los servicios públicos de salud “tienen trabajadores sobrecargados que no pueden captar las señales. Y creo que todos, por difícil que sea para madres como Jess, preferiríamos una sociedad donde los trabajadores sociales estuvieran ahí para proteger a los niños y que no sufrieran daños”.

Me encantaría hacer una comedia”

Diane Kruger, pese a su larga y exitosa trayectoria, no esconde que el rodaje de Pequeños desastres fue especialmente intenso para ella. Más allá de por la enorme carga dramática de su personaje, porque empezaron a rodar cuando todavía no tenían todos los guiones, y durante las grabaciones “cambió constantemente. Cada día había como mil incendios que apagar”.

Algo que normaliza, en base a su experiencia, pero dejando claro que ha sido “mucho más que en una película”, también por la forma de rodar series: “No grabamos episodio por episodio, lo cual lo complica todo. Porque grabas el episodio seis el segundo día, y luego vuelves al primero. Así que además de lo que tienes que interpretar, es un gran reto mental” al tener que gestionar esos cambios emocionales del personaje. Por todo ello, agradece que la autora también estuviera en el rodaje.

Me sentí bien al retratar algo que considero verdadero

La actriz cuenta que su carga de trabajo fue importante, grabando “unas diez páginas al día” y teniendo que aprender “muy rápido”. Y bromea: “No es un proceso fácil, todos los días. No tuve mucho tiempo libre”. El resultado, pese a tener que interpretar tanto peso dramático, le ha compensado: “No sientes que es una pérdida de tiempo. La primera impresión cuando leía los guiones no era muy buena, tenía que leerlos al llegar a casa y decir: '¡Qué día tan divertido voy a tener en el trabajo!'”, ironiza, y razona: “No son emociones de las más agradables. Pero me sentí bien al retratar algo que considero verdadero, y que no se aleja tanto de lo que siento. Tengo la suerte de no haber sufrido depresión posparto ni tenido pensamientos intrusivos, pero se acercan. Conoces esos sentimientos, están ahí. Y he tenido bastantes amigas que los han vivido. Así que también hablo de muchos de ellos, y eso te hace sentir bien”.

El papel le ha marcado tanto que ahora, cuando le preguntan por qué proyectos quiere afrontar, no duda: “Busco personajes femeninos verdaderos, reflejos de las mujeres que conozco. La industria ha cambiado mucho, y la televisión nos permite explorar personajes reales, sin estereotipos. Busco papeles con verdad”. No es su única lista de deseos: “Algo que no haya hecho antes. Por ejemplo, nunca he hecho una película en el espacio y ahora mismo estoy rodando una en España. Es divertidísimo, raro, pero divertidísimo. También voy a hacer una serie sobre política, e interpretaré a la esposa del presidente. Todavía hay muchas cosas que quiero hacer. Me encantaría hacer una comedia, pero nadie parece creer que pueda hacerlo”, bromea, señalando que no terminan de verle la vis cómica.

En esos planes de futuro, ya tiene dos pasos marcados: “Tengo una nueva serie que también se estrena en HBO Max en noviembre”, que en español se llama La marquesa de Merteuil y ya la promociona la plataforma, y “ahora mismo estoy rodando cine, pero creo que el año que viene haré otra serie en francés”. Instalada principalmente en Los Ángeles junto a su pareja, el también actor Norman Reedus (presente en el festival pero que no participó en él para dejarle el protagonismo a Kruger), también deja caer un importante cambio no sólo profesional, sino también vital: “Tenemos una casa en Francia, pero España se ha convertido en nuestro tercer hogar. De hecho, Norman está planeando mudarse aquí definitivamente”.

Diane Kruger no se opone, aportando también una explicación profesional: “Rodar en Europa es, en general, más íntimo: hay menos gente en el set, conoces los nombres de todos... se siente como una familia muy unida. En cambio, en EE. UU., los grandes estudios son impresionantes: entras a los lotes, te abren las puertas, tienes tu plaza de aparcamiento con tu nombre... pero allí todo se siente más como una industria, y tú eres sólo una pequeña pieza del gran rompecabezas. No es tan personal”. Veremos si Diane Kruger y Norman Reedus, que tras rodar su docuserie en España también hace lo propio con The Walking Dead: Daryl Dixon; acaban apostando por Europa y España, personal y profesionalmente.