Entrevista

Juanra Bonet: “La TV se parece a 'El Millonario' en que te puedes ir y desaparecer en cualquier momento”

Juanra Bonet, en el plató de '¿Quién quiere ser millonario?'

Pedro Zárate

¿Quién quiere ser millonario? estrena este sábado en Antena 3 (22:00 h.) la tercera temporada de su nueva etapa. Esa que comenzó en 2020 como un homenaje al mítico concurso y ahora, una vez pasado el factor nostálgico, está en disposición de consolidarse como una apuesta más dentro del catálogo de Atresmedia.

Un reto importante que el programa de Juanra Bonet afronta volviendo a los orígenes, con concursantes anónimos en plató. “Recuperamos la esencia pura y dura de El Millonario”, destaca el presentador, que en anteriores temporadas recibió a famosos y concursantes exitosos de otros formatos. Ahora, como decimos, es el turno de rostros desconocidos con un mismo objetivo: responder correctamente las 15 preguntas y llevarse a casa un millón de euros.

Sin duda, un desafío mayúsculo para los concursantes de un programa que también se enfrenta a sus propias dificultades. Entre ellas, captar la atención del púbico: “Existe un espectador que se sienta en el sofá y juega con nosotros, pero también existe una audiencia que a veces presta atención y a veces no”, explica Bonet en esta entrevista con verTele.

Sin embargo, esto no preocupa al catalán, que lo asume como parte del encanto de los concursos de televisión. De esa función que, para él, cumplen formatos como el suyo, esos que puedes “ir escuchando y te hacen compañía” como si fuesen un espacio radiofónico.

Con una tercera tanda a punto de estrenarse, 'El Millonario' ha superado el factor nostalgia que marcó su vuelta a 2020. ¿Le das más mérito al recorrido del programa siendo un concurso que ya se había emitido muchos atrás?

Esto es algo muy poco habitual. La tele se ha convertido ahora en un reflejo de la sociedad, de consumir rápido cosas de usar y tirar. Pero hay remansos de paz, y tanto El Millonario como Pasapalabra, La Ruleta y ¡Boom! demuestran que hay sitio para la pausa y para hacer compañía de una manera más continuada.

Nos sentimos muy afortunados llegando a esta tercera tanda. Además, el programa va cambiando y va incorporando pequeños cositas como ahora, que lo hacemos con anónimos tras haber tenido a famosos y concursantes exitosos. Y con esto recuperamos la esencia pura y dura de El Millonario.

Has mencionado varios concursos con más de 10 años de vida, a los que hay que sumar 'Saber y ganar', que el mes pasado cumplió un cuarto de siglo. Más allá de lo bien que hablan del género, ¿crees que el espectador del concurso es un animal de costumbres en comparación con otro tipo de público?

Los concursos tienen una cosa muy bonita, y es que pueden cumplir tranquilamente una función muy radiofónica. Existe un espectador que se sienta en el sofá y juega con nosotros, pero también existe una audiencia que a veces presta atención y a veces no. A lo mejor porque está haciendo la cena, bañando a los niños o poniendo la lavadora después de llegar de trabajar, pero que aprovecha que los concursos tienen esa cosa de los programas de radio, que los puedes ir escuchando y te hacen compañía.

Con recorridos tan largos, de décadas incluso en parrilla, ¿el presentador de concursos tiene más motivos para probar cosas nuevas y luchar contra el encasillamiento?

La televisión es impredecible porque tú un día haces una cosa y al día siguiente pruebas otra y funciona... Mira Roberto Leal, que lo mismo te hace El Desafío que una gala de OT que un concurso diario como Pasapalabra. Por mi parte, y estoy seguro que por la mayoría de mis compañeras y compañeros, no tenemos mucho miedo al término encasillarse, porque cuando te encasillas en algo es porque el público te ha colocado ahí. Y, jolín, que el espectador decida que quiere verte siempre en el mismo contexto, porque de ahí viene lo de encasillarte, me parece que es un cumplido enorme. Otra cosa es que a cada presentador, a título personal, le apetezca probar otras cosas.

Esto último le ha pasado a Arturo Valls con '¡Ahora caigo!' ¿El final del programa te condujo a hacer alguna reflexión sobre el presente y el futuro de '¡Boom!'?

Yo estoy muy contento con ¡Boom!, y ojalá dure tantos años como ¡Ahora caigo! Además, en mi caso he podido participar en otros proyectos. Por ejemplo, en la serie que prepara Arturo para Atresmedia, Dos años y un día, en la que tengo un papel y donde me lo pasé pipa actuando con él. Además, he estado en La Voz Kids con Eva González, hago El Millonario y tengo una hija de dos años y medio (ríe). No tengo tiempo para pensar en hacer cosas nuevas como, por ejemplo, dormir (ríe).

Señalabas antes que esta nueva temporada contará con concursantes anónimos. ¿Cambia mucho la dinámica recibiendo en plató a un anónimo que recibiendo a un concursante famoso?

El cambio más importante es que el anónimo juega para él y el famoso juega para una ONG. Entonces, la tensión, la emoción, los nervios y las decisiones arriesgadas se toman teniendo en cuenta otros parámetros. Una persona famosa a lo mejor no arriesgaba tanto pensando que jugaba para una ONG, al igual que un anónimo ahora decide jugársela porque el dinero es para él.

¿Y en tu caso? Porque el famoso está muy acostumbrado a las cámaras, pero el anónimo no tanto.

Con el famoso empiezo desde otro punto porque tanto la audiencia como yo sabemos quién es. En cambio, del concursante anónimo no sabemos nada. Ni quién es, ni de dónde viene. Preguntarle a Mario Vaquerizo quién es y a qué se dedica suena a broma (risas), pero es muy bonito cuando una señora se sienta y le pregunto en qué trabaja y para qué quiere el dinero.

Como El Millonario no tiene límite de tiempo y permite pensar en voz alta, muchas veces la persona busca en su propia biografía cuándo estudió aquello por lo que se le pregunta, y eso nos permite conocerla más mientras van surgiendo historias que son muy emocionantes, muy divertidas o muy tiernas.

Además, como el comodín de la llamada es sustituido por el comodín del acompañante, que es un allegado que está entre el público, pues hablan y deciden qué respuesta quieren marcar. Y eso también permite que el concursante no se sienta tan 'solo' delante de la pregunta. Aunque desde el programa intentamos que esté lo más arropado posible, lo cierto es que cuando aparece su hermana o su novio también surgen momentos bonitos.

Por lo general, las preguntas del programa van de menor a mayor dificultad. ¿En el mundo de la televisión pasa lo contrario, que los primeros pasos son los más difíciles?

Yo creo que la televisión se parece a El Millonario en que te puedes ir y puedes desaparecer en cualquier momento. Da igual lo lejos que hayas llegado, te puedes ir en la pregunta 14, en la 1 o en la 3. Además, también se parecen en que existe el comodín del público, que de hecho existe todos los días (ríe), porque es el público quien decide cómo va tu carrera y la de todo el equipo que está metido en el programa.

Y con el comodín del 50% se podría hacer un poco de trampa y hacer una analogía con que, a veces, estrenas un formato muy chulo, pero sale una noticia de impacto y su estreno pasa desapercibido. O todo lo contrario, porque un día estrenas El Millonario y esa misma semana ha ganado el Oscar una película inspirada en El Millonario, con todo lo que eso te puede beneficiar, Entonces siempre hay ese componente de azar con los estrenos, a veces salen cara y a veces salen cruz.  

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