Lara Álvarez deja atrás 'Supervivientes' con 'Me resbala': “Recibí muchos mensajes de: estás loca”

Lara Álvarez, en el plató de 'Me resbala'

Adrián Ruiz

Lara Álvarez inicia una nueva etapa televisiva. La asturiana coge las riendas del nuevo Me resbala en el que será su primer programa tras anunciarse su salida de Supervivientes, reality que copresentó desde la isla en Honduras durante los últimos ocho años. Ahora, la televisiva se pone al frente del emblemático formato de humor, que ha sido recuperado por Telecinco tras su paso por Antena 3, donde Arturo Valls ejercía como maestro de ceremonias.

“Hacía muchísimo tiempo que no disfrutaba tanto trabajando”, cuenta rotunda a verTele Lara Álvarez a la hora de valorar su experiencia en este nuevo reto profesional. La periodista, que ya avanzó en su momento las razones por las que decidió poner fin a su etapa en Supervivientes, explica ahora con más detenimiento el motivo de este importante paso en su carrera.

“Tenía claro que era el momento de un cambio, de una evolución”, insiste la presentadora. “Era un muy buen momento personal, era un momento de necesidad de crecimiento, de cambio, del trabajo que cada uno hace internamente”, detalla antes de desvelar la sorpresa que causó su decisión. “Recibí muchos mensajes de: 'Estás loca, es un programa de éxito, ¿cómo vas a hacer esto?'”.

Preguntada por el complicado momento de audiencias que atraviesa Telecinco, Álvarez se muestra optimista: “Puedes hacer un programa que te sigan 3 millones de personas y no sentirte satisfecho en lo personal, ni sentirte realizado en lo profesional. Y puedes hacer un programa que puede tener menos audiencia pero decir: 'Sí, ahora tiene sentido”, reflexiona.

¿Cómo ha sido la experiencia? ¿Llegaste a imaginar que podías sentirse así de cómoda en un programa como este?

Es verdad que en mi intimidad soy muy así, con amigos, familia y gente más cercana. Soy bastante payasa, bromista, y me gusta jugar mucho a divertirme. La vida es ya demasiado serie como para no tener un poco de sentido del humor. Pero a este nivel, de poder mezclarlo con lo profesional, y llevar esa diversión a este punto de locura, de no tener límites, de salir un poco del encorsetamiento, de lo correcto. Esa sensación de cómo puedes ser profesional y no fallar en al comunicación llevándotelo al humor, a la locura... Ese contrapunto me pareció muy interesante. 

Y luego he aprendido algo fundamental en este programa, que es la inteligencia de los humoristas para poder hacer humor, la capacidad que tienen para jugar en la medida correcta, sin pasarte, para no ofender, no quedarte atrás, pero tampoco llegar tarde a la broma. Ha sido como un boom, una mezcla explosiva que me ha permitido disfrutar de cada programa como un regalo. Hacía muchísimo tiempo que no disfrutaba tanto trabajando.

¿Te has atrevido con todo con iniciativa propia?

¡Por supuesto! Porque yo creo que además hay una cosa que no falla: el espectador puede ver una pantalla, pero la realidad se transmite. Por muy buen actor que seas yo creo que truco para que las cosas fluyan de manera real es que tienen que ser reales. También para poder entender lo que están viviendo ellos. Soy muy de experimentar para ver lo que luego se transmite. Intento hacerlo con todo, en mi vida en general, el que no me lo cuenten, sino experimentarlo yo mismo para luego saber qué sientes tú. Cuando decimos que no hay trampa ni cartón es verdad. La silla de los calambres pincha. Es como si te metieran un clavo por debajo y es imposible no saltar. Un dato, como curiosidad, es que grabamos siempre después de comer, o sea que... El primer día que probé esa silla, estaba dando vueltas y le dije a Flo: Flo, te juro que voy a vomitar, no abras la boca. (Risas) Estaba él justo debajo. Hay momentos muy divertidos en este programa. 

Y creo que lo que funciona de este grupo es que han conseguido ser familia real, es muy complicado en un programa donde las cosas fluyen en gran parte de manera improvisada, que se produzca todo de forma coral. No hay luchas de ego, hay generosidad, igual de importante es saber hacer una broma que encajarla, no querer pisar al otro para sacar la cabeza y brillar. No sé, es muy bonito todo lo que se ha respirado en las grabaciones. 

Tenía claro que era el momento de un cambio, de una evolución

Lara Álvarez

Cuando dijiste que dejabas ‘Supervivientes’ porque necesitabas cerrar una etapa, ¿imaginabas que te iba a llegar algo como esto? 

Yo lo único que tenía claro es que era el momento de un cambio, de una evolución. Ya lo sentía de manera personal y cuando eso pasa es imparable. La buena noticia para mí es que no estaba cerrada a nada. Era un muy buen momento personal, era un momento de necesidad de crecimiento, de cambio, del trabajo que cada uno hace internamente. Yo luego creo que también es importante que te acompañe lo profesional para que haya una simbiosis y una armonía. La buena noticia es que mi cadena lo entendió. Fueron ocho años de Supervivientes de los que estoy muy agradecida, porque fue un aprendizaje brutal en todos los sentidos. 

Pero sí que es cierto que al no tener una expectativa sobre el nuevo proyecto, esa apertura mental me ha permitido enfrentarme sin ningún tipo de filtros y ser una experiencia real de disfrute. No de: 'Ay, no puedo hacer esto porque van a pesar...'. No aquí ha sido una cosa de: me tiro. Y me tiro con un grupo de profesionales que para mí son los mejores de España, además con una nueva productora que lleva además una experiencia a largo plazo con un programa que ha funcionado con éxito en otra cadena y luego con la confianza de mi casa, que es Mediaset. Ha sido como un regalo. Ahora yo solo falta la acogida del público, ver cómo reacciona, pero más que por la audiencia, la importancia para nosotros e igual suena muy romántico, pero con que la gente se ría y se transmita lo divertido que ha sido para nosotros hacerlo, ya ha valido la pena.

¿Llegaste a dejar de disfrutar en algún momento de tu trabajo en Supervivientes

No. Con Supervivientes lo que pasó es que son ocho años y el cambio no vino por una frustración profesional, vino por un crecimiento personal. Hay prioridades que van cambiando en tu vida. Cuando tu vida se para cuatro meses, te vas a un país con una gran diferencia horaria, y eso se repite durante ocho años, pues para mí la prioridad, siempre lo ha sido, pero cada vez más, es mi familia. Pasar tiempo con mis padres, no despedirme de mis perros y dejarle la responsabilidad a otras personas... Ir asumiendo las parcelas de mi vida de manera responsable. Creo que eso sí que existe y lo estoy viviendo ahora por la valentía de frenar un proyecto que oye, también recibí muchos mensajes de: 'Estás loca, es un programa de éxito, ¿cómo vas a hacer esto?'.

Al final, creo que el cambio tiene que venir de uno, no te va a llegar porque sí. A veces sí, pero si no lo provocas tú, a veces no pasa. Y por la valentía de poner fin a algo que me ha hecho muy feliz mucho tiempo ha llegado esta nueva etapa donde la felicidad además está consiguiendo la armonía que yo buscaba. Que es la posibilidad de tener un trabajo que me hace sentirme realizada y disfruto, de la mano de mis padres, de mis perros, de mi casa, de mis amigos... Eso hacía ocho años que no lo vivía. 

¿Y en lo profesional te sentiste estancada o encasillada? 

No es tanto por Supervivientes, sino por el formato en sí. Al final, yo consideraba que lógicamente no podía ser la protagonista, sino el hilo conductor entre unas personas, que son las que están viviendo una experiencia, y luego un plató donde aparte de contar la experiencia tienes que entretener, que es muy complicado. Entonces, el equilibrio que se producía muchas veces entre lo que sucedía en plató, con familiares, que se pueden lanzar ciertas bromas o licencias, frente a lo que de verdad está pasando en una isla en la que una gente está sufriendo, está demacrada, viene de una tormenta… Era muy complicado en muchas ocasiones mantenerte en el entretenimiento con el respeto hacia el concursante. 

Era una línea muy fina de: No te puedo seguir la broma en este momento, porque en realidad se entiende allí, pero si yo gasto esta broma aquí, ellos se vienen abajo. Entonces, no es la sensación de que me encorsetara, pero sí que es verdad que, por la lectura que yo tenía, y que nadie me obligaba a tenerla, yo tenía manga ancha, pero por el respeto que quería tener hacia los concursantes, sí que me cohibía de hacer ciertas bromas o ciertas reflexiones. Primero porque los protagonistas son ellos y segundo porque las situaciones muchas veces te impedían contestar como puedes hacerlo hoy aquí o en un bar con una caña.

Tú idea nunca fue alejarte de la televisión...

Por supuesto que no. Para mí, la comunicación es una pasión, viene de siempre, desde pequeña. Y luego la suerte de poder trabajar en mi casa, que también se especuló con que yo me quería ir de Mediaset, en absoluto. Simplemente, lo que intento hacer es ir siempre de la mano, con respeto, de la gente que va conmigo. Yo primero me debo a mi cadena, me debo a los tiempos que se manejan en mi cadena. Primero había que encontrar la manera de comunicarlo de forma correcta. Yo no puedo adelantarme a eso porque tiene que ir de la mano. Entiendo la especulación que se produce, pero también hay una parte de frustración de no poder pronunciarme si no vengo de la mano de mi casa.

¿Te llegaron ofertas de otras cadenas o plataformas?

(Risas)

Puedes hacer un programa que te sigan 3 millones de personas y no sentirte satisfecho en lo personal, ni realizado en lo profesional

Lara Álvarez

¿Te da presión coger el testigo de un presentador como Arturo Valls? 

Por supuesto. Arturo tiene mi máxima admiración, anda que no me he visto yo programas suyos. Lo bueno de este programa es que creo que lo que puede hacer que funcione es precisamente no querer copiar. Lo que funciona de Arturo es que es Arturo. Tiene la personalidad de Arturo, las bromas de Arturo... Y sí que sirve para coger los tiempos. Porque al final si que hay un rodaje que es el formato y luego la parte que he intentado trabajar es quién es Lara en este programa. Cómo encajar de manera natural y ver cómo me sentiría cómoda en mi vida personal, cómo le gastaría esta broma a mis amigos… No querer copiar, sino adaptar. Por supuesto que Arturo Valls es un antecesor brutal, pero también te digo que lo que ha funcionado y puede llegar al espectador aquí es la autenticidad de cada uno. No solo la mía, sino la de todos los cómicos. 

¿Cómo valoras el nuevo rumbo que ha tomado Telecinco? 

Yo estoy feliz, la verdad. Creo que es un momento en el que se necesita. Cuando pienso en la motivación que yo tuve para empezar a hacer periodismo y dedicarme a la comunicación fue precisamente eso. Si yo recuerdo los momentos en los que veía la tele, era la excusa perfecta para reunirte con tus padres, para ver juntos comentando el programa que nos gustaba. Ese momento familiar que se ha ido perdiendo pero que se puede recuperar, con formatos como Me resbala. De verdad que los niños son superfanáticos, pero la tranquilidad de un padre de sentarse con el hijo y disfrutar de un sentido del humor que puede ser para toda la familia… pues está muy bien pensado. Es la excusa perfecta de la unión, que ahora mismo tiene que ser una motivación importante.

¿Te inquieta la audiencia que vayáis a marcar?

Más que la audiencia, lo que me inquieta es que este programa llegue de la forma que esperamos que llegue. Porque no es tanto en sí el share, es que si realmente se recibe de la forma en la que tenemos pensado que se puede recibir, y se permite el tiempo que se necesita para poder disfrutar de lo que se ha creado aquí, no es tanto el: ¡Qué éxito! ¡Hemos hecho un 20! No, es: Qué éxito, que vamos por la calle y que la gente te diga: ¿Te puedes creer que ayer quedé con mis dos hijas y me reí un montón porque vi a Flo dando vueltas en la silla? Ya vale. Puedes hacer un programa que te sigan 3 millones de personas y no sentirte satisfecho en lo personal, ni sentirte realizado en lo profesional, y puedes hacer un programa que puede tener menos audiencia pero decir: 'Sí, ahora tiene sentido'. 

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