Entrevista

Seguimos con Bob Pop su “guía literaria” en 'Maricón Perdido': “A los libros les debo lo aprendido para contar las cosas”

'Maricón Perdido', la serie de Bob Pop

Marcos Méndez

El canal TNT permite desde este viernes 25 de junio que los espectadores acompañen en el final de su viaje a Maricón Perdido, la serie creada, guionizada y codirigida por Bob Pop que lanza sus tres capítulos definitivos. Completará así las seis entregas de “una serie fantasiosamente real con la que Bob Pop le gana a la vida Mr. Wonderful”, como opinamos en nuestra crítica.

Antes de ese momento, su creador nos regala la ocasión de volver a entrevistarle, como ya hicimos a priori cuando concluyó el rodaje de la serie, para saber cómo ha llevado el lanzamiento, conocer qué quiere transmitir con su final, y si está llevando bien la intensa promoción. Y encantado, nos explica: “Yo tengo un problema, y es que me encantan las promos. Soy un bicho rarísimo”.

Pero sobre todo, después de que desde verTele se nos ocurriese apuntar todas las “recomendaciones” de libros que incluye en los seis episodios de Maricón Perdido, queríamos darle la oportunidad de completar esa “guía literaria” que desmigaja en su serie y así comprender la importancia que le otorga a cada uno de los siete títulos que cobran un papel protagonista en su guion. Un ofrecimiento que acepta con la misma ilusión con la que vive la recepción de su serie.

Una semana después, ¿cómo ha sido vivir por primera vez la recepción de tu propia serie?

Ha sido muy emocionante. De verdad. Estoy un poco abrumado incluso, pero a la vez es muy bonito porque me he sentido muy bien entendido, muy bien acogido. Creo que lo que yo proponía lo habéis pillado muy bien y ha habido una recepción entusiasta, muy cariñosa y sobre todo muy inteligente. Yo tenía claro que con esta serie quería tratar al público como un público inteligente, y no es por dármelas de nada, pero creo que se puede hacer y que la gente entra a los juegos de espejos, metaficción... cosas que tú pones en un papel y te dice un directivo: “¡Pero tú estás loca, la gente quiere una cosa ligerita, y corre, corre, corre, corre”. En Maricón perdido hemos impuesto un ritmo, una forma de contar historias, y está funcionando super bien. Esto también se lo tengo que agradecer muchísimo a TNT, que tuvo el valor de apostar por ello y de darme todo el espacio que yo les pedí.

¿Ha habido alguna interpretación de los primeros tres capítulos que te haya sorprendido, o que no esperases?

Fíjate que no, y ha sido guay porque la serie está llena de detalles, de juegos... y ha sido muy guay ver cómo la gente entraba en uno o en otro. Pero no, yo creo que ha sido muy bonito ver cómo el canal de comunicación estaba limpísimo y todo llegaba muy bien. Realmente es muy, muy guay ver cómo me han leído de bien.

¿Y ha habido mucha confusión entre realidad y ficción? ¿Algún malentendido con eso, o se ha sabido entender también?

Yo creo que no, pero habrá que ver. Lo mismo la gente ahora cree que soy una persona que no soy. Pero como la serie soy yo, es que yo creo que ese malentendido entre realidad y ficción parte de mí. O sea, que es lo que yo planteo en la serie todo el tiempo, que los límites son muy finos y que a veces es muy difícil distinguirlos.

En el lado positivo, ¿se ha politizado menos de lo que podía esperarse?

Yo creo que al final lo político está en lo personal, y está en la mirada que uno pone sobre las cosas. Está bien que no esté subrayado ni con letras gigantes, pero hay un mensaje político que no tiene por qué marcarse como tal y que se ha entendido una manera muy, muy ligera, que es una lluvia fina que va calando de otras formas. Es perfecto que se entienda como una ficción, como un relato, pero también es guay que la carga de denuncia y de muestra de ciertas realidades funcione también bien.

Lo bonito es ese feedback, y lo duro la “gira promocional”. ¿Cómo la estás llevando?

Es que yo tengo un problema, y es que me encantan las promos. Soy un bicho rarísimo. De hecho además estoy en doble promo, porque estoy con la serie y estoy con la novela, con Mansos. Pero para mí charlar con los periodistas, hablar de algo que he hecho, que tengáis interés, que lo hayáis visto, que lo tratéis con tanto cariño... Es que sería un absurdo y un ridículo, si no lo estuviera disfrutando. Realmente el interés que estáis mostrando y la promo tan intensa tiene que ver con una confianza en mí, en lo que he hecho, que me tiene súper feliz. ¿Que estoy cansado? Claro que estoy cansado. Pero más cansado de reponer en el Carrefour.

Al acabar el rodaje hablamos contigo y nos dijiste que “Ni siquiera sé qué fuerzas tengo para volverme a exponer en la televisión”. ¿Qué valoración haces, positiva, de normalidad?

Sí, pero a lo que me refería entonces es a volver a hacer lo que hacía. Es decir, a hablar de la actualidad, a irme contando por dosis. Ha habido algo que en principio del rodaje era muy duro para mí, porque estaba acostumbrado a la recompensa inmediata: yo cada semana salía con Andreu, y había una reacción muy guay, y era como “qué bien, qué bien”, y venga, a la siguiente. Y aquí han sido dos años de proyecto donde estaba todo el equipo y la gente que estaba a mi lado, que ha sido fundamental, pero que estaba trabajando un poco a ciegas sin recibir esta recompensa. Y de pronto me he dado cuenta de que eso me gusta un poco más. Tener el tiempo suficiente para prepararlo y que luego sea este estallido.

Aunque también digo que estoy muy mal acostumbrado, que no me puedo creer que todo lo que haga vaya a tener esta recepción, porque entonces me fliparía. Con lo cual ahora me voy a poner más presión todavía para gustar mucho y no decepcionar. De hecho, ahora mismo estoy nervioso con los tres capítulos finales, porque para mí son los mejores de la serie, pero también hay un cambio de tono y registro que quiero que la gente entienda y que entren en él.

Te preguntamos por ellos. Sin hacer spoilers, pero ¿qué se ve en los últimos tres capítulos, y qué quieres transmitir en el final?

En los tres primeros episodios plasmo la base de una historia, del principio de un personaje, y termina el tercer capítulo con el descubrimiento de la propia voz y del nuevo nombre. Y en los tres últimos lo que quiero transmitir es contar cómo el personaje se convierte en escritor y cómo llega la luz. Cómo llega la luz de un editor que le entiende, la luz del amor, y la luz de superarse. Sobre todo yo creo que el último episodio explica muchas cosas de todo lo que hemos visto, y tiene un final que para mí es maravilloso y que no puedo spoilear.

Y de cara al futuro, ¿qué podemos esperar? ¿Quedamos abiertos a una segunda temporada? Por lo que dices, la experiencia te ha gustado tanto que te abres a una nueva serie.

Yo estoy un poco pendiente de lo que me pidan. Para mí el viaje con TNT ha sido tan guay que me encantaría volver a hacer algo con ellos, una segunda temporada, un nuevo proyecto, volver a trabajar con Berto, volver a bajar con Candela, con Alba, con Gabi, con Ramón Pujol, con toda la gente que me ha acompañado en este viaje. Entonces no sólo es que la experiencia haya sido muy buena, que también tiene su lado duro porque un rodaje siempre es duro, y en pandemia ni te cuento, pero yo soy muy práctico. Siento que no quiero desaprovechar todo lo que he aprendido en este proyecto, y me gustaría hacer otro ya sabiendo todo lo que lo que me llevo de este primero.

Todo depende de lo que el mercado me pida, yo estoy dispuesto a casi todo. Lo que no quiero hacer es otra vez lo mismo. Es decir, esto ya está hecho, y no quiere decir que una segunda temporada fuera lo mismo. Yo tengo en la mente posibilidades para una segunda temporada, con esos juegos de realidad y ficción, de usarme como material de relato, pero hay que verlo. Yo en eso soy muy obediente y muy disciplinado. A mí lo que me pidan.

La literatura, los libros, han tenido mucha importancia en tu vida, y por eso en la serie se percibe que les quieres devolver tu gratitud haciéndoles protagonistas en varios momentos. Hemos recopilado los títulos principales que mencionas, y te proponemos que, brevemente, nos digas por qué los seleccionaste para destacar y por qué los recomiendas.

  • 'A sangre fría' (Truman Capote): Para mí es un libro fundamental porque es el primero que me enseña que se puede contar la realidad sin haberla vivido, se puede recrear y se puede hacer eso que Truman Capote llamó una “novela de no ficción”. Yo creo que hago un ejercicio contrario, que es coger la realidad como sucedió, habiendo estado allí, y novelándola también de alguna manera. Fue como una puerta que me abre a mí Capote, cuando yo leo muy jóven con once o trece años, y digo: “Hostia, que se puede hacer esto, qué guay”. Y por otro lado, porque también yo, desde la mirada de niño gay, yo veía que la relación entre los protas de 'A sangre fría' era un poquito cripto-gay, por lo cual yo también iba rascando desde mi propio lugar. Yo digo siempre una frase que es que para mí es fundamental, y es que escribir es mentira y leer es verdad. Y yo fui muy sincero leyendo 'A sangre fría' y descubriendo cosas de mí que a lo mejor en otro momento no me hubiera dicho.
  • 'El retrato de Dorian Gray' (Oscar Wilde): Para mí es una novela mágica, porque yo cuando me enfrento a ella había leído versiones infantiles, había visto una película... pero de pronto me enfrento a la novela, también adolescente, y descubro que tiene una carga de profundidad sobre el cuerpo, la belleza, la maldad, la perversión, el poder, la mezquindad del dinero... Todo lo que al final en la vida me interesa. Y descubro a un Wilde fascinante. Es mi primer acercamiento a él, y ya lo colocó en mi altar y ahí sigue colgadito.
  • 'La escala de los mapas' (Belén Gopegui): 'La escala de los mapas' tiene una historia muy bonita, y la apunto un poco en la serie. Yo tuve la enorme suerte de tener un abuelo que me veía venir seguramente como niño marica, pero que no hablaba de esto. En cambio él me iba dando libros como para que yo sintiera que no estaba tan solo en el mundo y que no era tan raro. Y cuando yo ya tengo veintitantos años, ya estoy en la universidad, y mi abuelo enferma, siento que un modo de devolverle todo lo que me ha dado es compartir con él una lectura que le fascina. 'La escala de los mapas' era mi primer Gopegui, y me había deslumbrado. Entonces yo decidí regalarle a mi abuelo un ejemplar como forma de pagarle todo lo que había hecho por mí. Desgraciadamente mi abuelo no llegó a leerlo porque murió antes. Ese ejemplar, junto con una antología de Lorca que mi abuelo había conseguido durante la dictadura por una editorial argentina, y que me regaló también, son las dos únicas cosas que me quedo de mi abuelo. Esa 'Escala de los mapas' yo me la vuelvo a leer, el ejemplar de mi abuelo, como una especie de despedida. Y lo tengo mi estantería con los Gopegui porque me parece importante tener los dos, el que yo me leí, y el que quise que mi abuelo se leyera. Por eso tenía que estar allí. Y porque Belén Gopegui fue la primera persona que me dijo que yo era un escritor.
  • 'El lugar sin límites' (José Donoso): Es una novela que me flipa. Donoso es miembro del boom latinoamericano y demás, pero para mí no tiene nada que ver con lo que identificamos según latinoamericano. Es una novela claustrofóbica que habla muy bien del pueblo como gran infierno, de la represión, del deseo... Es una pesadilla preciosa, y para mí es una metáfora fundacional. Donoso es uno de mis escritores favoritos, y esta novela sin duda está en mi top. Los libros están tan bien porque les debo no sólo todo lo que he aprendido en la vida, sino lo que he aprendido para contar las cosas como las cuento en esta serie. Y 'El lugar sin límites' de Donoso es uno de mis claros referentes, y ojalá algún día en mi escritura me acercara a lo que hace Donoso en esa novela.
  • 'Mansos' (Bob Pop) [Su propia novela, que en la serie aparece como 'Manso']: Yo en la serie quería dejar claro que no somos sólo lo que hemos vivido, sino también lo que hemos leído, y también lo que hemos escrito. Me parecía importante utilizar 'Mansos' como como un hito de mi vida, más allá de que sea una obra propia y demás. Para mí es el momento en el que yo publico, en el que cumplo mi sueño de ser escritor, en el que Gopegui me dice lo que he dicho antes de que soy un escritor, y además que quiero permitirme algo que me gusta mucho y es explicar a través de esa novela y de la adaptación que hago a un capítulo, cómo el personaje se convierte en escritor y cómo no sólo podemos cambiar el final de nuestras vidas, sino que también podemos cambiar el final de nuestras ficciones en otras ficciones. O sea que las segundas oportunidades están en todas partes.
  • 'El almuerzo desnudo' (William Burroughs): 'El almuerzo desnudo' lo muestro ahí porque quiero mostrar que de verdad mis primeras pajas me las casco leyendo 'El almuerzo desnudo'. Y luego ya con el tiempo yo me entero de que era de yonkis [ríe], pero a mí en ese momento me ponía muy cerdo. Y lo cuento así porque fue tal cual, aunque quede muy raro. Es exactamente lo que pasó. También evoca al poder de la imaginación.
  • 'El lenguaje perdido de las grúas' (David Leavitt): Para mí es un hallazgo del libro. Me descubre un montón de cosas. No voy a hacer spoilers, pero la frase que lee el personaje de “La ventana se convierte en espejo, y sea lo que sea aquello que amamos, en eso nos convertimos nosotros” para mí fue muy reveladora y me explicó muchas cosas de mí. Con lo cual me parecía fundamental que estuviera allí.
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