'Agent Carter' Review 1x04: Ecuador de la temporada y mucha tela que cortar

Por Alfredo Díaz Piedra

A la agente Carter la conocimos en la primera peli del Capi, en la que ya pudimos entrever tanto sus encantos como sus habilidades. Ni que decir tiene que el personaje ya entonces nos gustó (¿¡si el mismísimo Capitán América bebía los vientos por ella, cómo íbamos a poder resistirnos nosotros!?). Por eso es una suerte que, después del corto que protagonizó, y que ya nos daba el tono y el escenario central de la serie, los mandamases de Marvel decidieran darle a Peggy un protagonismo más que merecido, y más a la vista del resultado.

Una heroína sin poderes, o casi

(¡¡Cuidado, SPOILERS!!)

La serie nos sirve, además, como nexo, como catalizador del universo cinematográfico de Marvel: une el principio de todo, Steve Rogers, el primer vengador, con el futuro que ya todos conocemos (Howard Stark, Jarvis, SHIELD...). Y mientras teje, de fondo, esa gruesa red histórica, asistimos a las aventuras de una Peggy Carter que, tras perder al Capitán, trabaja como espía en los EE.UU de posguerra, con todo cuanto esto conlleva: ¿si otra de nuestras “Peggys” favoritas tenía problemas para abrirse camino en el mundo de la publicidad en los años 60, cómo no va a tener ésta, tantos, y más, haciendo lo propio, veinte años antes, y en el mundo del espionaje?

Y es que la agente Carter no solo se enfrentará a los peligros que ya de por sí conlleva su trabajo, sino que tendrá que lidiar con el menosprecio que constantemente recibe en el mismo por parte de su jefe y sus compañeros. Y he aquí la ironía, porque “su trabajo” no será otro que sacarles las castañas del fuego a sus compañeros de la R.C.E. (Reserva Científica Estratégica), evitando, al mismo tiempo, que descubran que actúa por su cuenta. Todo por culpa de Howard Stark, que acude a ella perseguido por el gobierno y sabiendo que solo Peggy puede limpiar su nombre. Para ello, le proporciona la ayuda de Jarvis, su fiel mayordomo (y, suponemos, inspiración de Tony a la hora de crear a J.A.R.V.I.S.). Juntos, los dos tendrán que averiguar quién está detrás del robo a Howard, y evitar, entre tanto, que los agentes del R.C.E. descubran a Peggy, o se les adelanten. Por suerte, nuestra protagonista es una mujer de muchos, muchos recursos.

The Blitzkrieg button

En los tres capítulos previos se nos habían ido presentando ya varias dudas existenciales bastante importantes: ¿Quién es en verdad el tal «Leviatán», que parece estar al mando de un plantel de muertos renacidos? ¿Y cómo podía comunicarse con esa máquina de escribir, tipo 'Fringe', con sus hombres? A pesar de que Peggy y Jarvis recuperaron los inventos de Stark, el lio no ha terminado, ni mucho menos, pues aparte de que aun no sabemos quién los robó, averiguarlo se presenta complicado: al único testigo que podía aportar pistas, lo eliminaron, junto con un compañero de Peggy. Así las cosas, llegábamos al cuarto episodio.

Howard Stark regresa a la ciudad. Hasta ahí, más o menos, todo normal (teniendo en cuenta que lo buscan en todo el país). Pero no ha vuelto por medios “legales”: el hombre que lo trajo de vuelta exige dinero, mucho dinero, y tras un altercado con varios secuaces, que Peggy sabe resolver sin grandes problemas, consiguen recuperar a Howard sin pagar ni un centavo. Pero ante la estrecha vigilancia a sus inmuebles, el millonario se ve forzado a esconderse en la habitación de Peggy en el edificio para mujeres Griffith, una situación que presuponíamos de algún modo, y que no puede significar otra cosa que un quebradero más de cabeza para la agente.

Mientras, en la oficina del RCE, Dooley, el jefe de Peggy, decide poner rumbo a Nuremberg, para entrevistarse con el líder de la unidad alemana que, en teoría, masacró a los rusos en Finow. Rusos que ahora parecían haber revivido, y haber estado en posesión de los inventos de Stark. Las respuestas que consigue resultarán aun más intrigantes que lo sabido hasta el momento.

Howard y Peggy descubren que, con su chivatazo anónimo, la RCE ha recuperado la totalidad de los inventos. Pero Howard no está contento: hay que recuperar uno de ellos, The Blitzkrieg button, antes de que alguien lo toque, y apague la ciudad durante años. Aunque Peggy accede, sospecha, por diversos detalles, que Howard miente acerca de la naturaleza del invento.

Aún hay mucha tela que cortar

El hombre que trajo a Stark, llega al edificio Griffith, e incluso consigue plantarse frente a la puerta de Peggy, pero para su desgracia –y nuestra estupefacción– será sorprendido, y despachado, por un tercero inesperado (y, suponemos, secuaz de Leviatán), que vigila de cerca a la agente Carter sin que ésta sospeche nada.

Peggy se enfrenta con Stark, y se desentiende de él y de su búsqueda de respuestas sobre el robo, cuando descubre la verdadera naturaleza de la esfera sustraída, que en realidad es un contenedor que guarda un vial muy especial. Howard desaparece con Jarvis, y Peggy esconde el vial en una pared de su cuarto, sin saber que su enemigo está mucho más cerca de lo que ella podría sospechar.

En definitiva, un episodio en el que ha aumentado ligeramente el tono a veces cómico de la serie: Howard Stark en un edificio rodeado de mujeres, un matón intentando entrar al mismo... ¡Un cameo de Stan Lee! Sin olvidarse, ni mucho menos, de aportarnos ese nuevo punto de intriga que nos lleve a desear que llegue el próximo episodio: ¿Qué demonios pasó en Finow? ¿Qué tiene que ver toda esta historia con Stark? ¿Y quién es en realidad ese nuevo agente, tan pendiente de Peggy? Llegamos al ecuador de la temporada, y aun hay mucha tela que cortar.

Añado el corto Agente Carter, primera pista de lo que encontraríamos a la postre en la serie.

(4) 2013 - Marvel One-Shot - AGENT CARTER... por aquiestajesus

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