‘A que no me dejas’ entra en su 2ª temporada ¿será tan sorprendente como la primera?
Cuando se estrenó ya vimos algunos detalles que indicaban que ‘A que no me dejas’ no es una telenovela al uso, pero en los últimos días esa idea se ha confirmado. Hemos asistido a una impresionante transición entre una primera temporada con un impactante final que tardaremos en olvidar y una segunda etapa que ya ha conseguido captar toda nuestra atención.
¡¡CUIDADO SPOILERS!!
Un “final” que tardaremos en olvidar
Si alguien no ha visto todavía el final de la primera temporada de ‘A que no me dejas’, por favor, que se salte este apartado y pase directamente al siguiente si no quiere que le amargue uno de los momentos clave de toda la telenovela. Dicho queda.
A lo que voy. Los manuales de las telenovelas indican que el final deje ser un happy end, preferiblemente con boda. En este caso se ha dado una de esas dos condiciones. Tuvimos boda. Preciosa, he de decir. Pero nos falló la otra parte. Por si hay algún despistado que no ha leído bien el párrafo anterior, voy a ser cuidadosa con mis palabras. Digamos solo que la pareja protagonista no pudo comer perdices porque Julieta volvió a amargarles (y amargarnos) el momento.
Si tras ese “momento” hubiese aparecido la palabra “fin” en la pantalla, ‘A que no me dejas’ se hubiera ganado, sin lugar a dudas, un lugar en la historia de las telenovelas. A Carlos Moreno le hubiesen pitado los oídos con las quejas, reproches y lamentos de los espectadores, pero se hubiera asegurado de que absolutamente todos recordásemos durante años esta producción.
Carlos Moreno ha sido valiente, pero no osado. Nos ha dado un casi-final que ha sido como un puñetazo en el estómago, pero después nos ha dado el tratamiento adecuado: una segunda temporada donde recuperarnos del golpe. Bueno, supongo que nos repondremos porque a estas alturas ya no tengo nada claro en esta historia. Por lo menos, la curiosidad por ver qué pasa ahora mitiga el dolor sufrido.
Relevo generacional de protagonistas
La primera temporada estuvo marcada por el romance entre Paulina y Adrián. Fue una relación atípica. Primero, porque ya nos la encontramos perfectamente asentada desde el principio. Segundo, porque su desarrollo no ha sido nada convencional.
Estamos acostumbrados a que los protagonistas se amen y se extrañen durante toda la trama, pero aquí los acontecimientos han evolucionado de otra manera. Es cierto que se han querido. También es verdad que se han echado de menos. Pero hubo un tiempo en el que consiguieron eso que casi siempre es imposible en este tipo de producciones. Rehicieron su vida con los terceros en discordia y ¡¡ fueron felices!!
Claro, también es cierto que en este caso los terceros en discordia se han ganado a pulso la felicidad que tuvieron, aunque no fuera permanente. Camilo ha sido el culmen de la perfección como amigo, hijo, novio, marido y padre. No hay un solo pero que ponerle. Y además ha logrado ese grado de exquisitez sin resultar demasiado pedante. Poco a poco consiguió ganarse a Paulina y, de paso, a todos los espectadores. Hay que ensalzar el mérito de Alfonso Dosal porque conseguir esa empatía del público hacia el tercero en discordia no es fácil. El final de los protagonistas nos impactó. El de Camilo nos dolió. No fue justo, pero como dice el dicho “la vida es así” y los buenos no siempre reciben la recompensa que merecen.
Por otro lado tuvimos a Odette, a la que casi no voy a mencionar porque no pasó de ser un quiero y no puedo, y a Triana. He de confesar que sigo sin entender la actitud de la española cuando descubrió la existencia de Valentina. Adrián era feliz con ella, ¿por qué renunció tan rápido? Era evidente que iba a regresar con Paulina (tampoco iban a romper todas las reglas de las telenovelas), pero ella puso la venda mucho antes que la herida. Eso sí, han dejado una puerta abierta para su regreso… y acompañada.
Ahora nuestra atención se centra en Valentina, la hija de Paulina y Adrián y su más que previsible romance con Mauricio. No hemos visto casi nada todavía, pero tenemos las suficientes telenovelas a nuestra espalda como para intuir por dónde van los tiros.
De Camila Sodi solo puedo decir que, sin llegar a la habilidad para derramar lágrimas de su tía Thalía, funciona bastante bien como heroína. Además, parece que se esfuerza por diferenciar todo lo que puede a Valentina de lo que fue Paulina y eso es de agradecer. En cuanto a Ignacio Casano, el mero hecho de enfrentarse a un papel de sordomudo ya merece ser tenido en cuenta. Y eso que tiene el pabellón muy alto porque los actores que interpretaron este rol en su infancia fueron absolutamente sublimes.
El enemigo en casa
Si bien es cierto que los terceros en discordia no han sido los convencionales, hay que reconocer que ha habido dos personajes que sí se han encargado de hacer todo lo posible por destrozar a la pareja protagonista. ¿Quién necesita enemigos cuando tiene por hermanas a Julieta y Nuria?
A la primera la dejamos en la cárcel, pero está a punto de salir (justo cuando el regreso de Valentina también es inminente) y lo más probable es que conserve intacto su odio hacia todo aquel que se apellide Murat, aunque sea su propia sobrina. ¿Será capaz Julieta de olvidar su rencor hacia Paulina y comprender que Valentina es lo único que le queda de su “corazón” Adrián? Sería un giro interesante, aunque soy bastante escéptica al respecto.
En todo caso, siempre nos quedará Nuria para amargarle la vida a todo aquel que se cruce en su camino. Si en la primera temporada ya era insufrible por su envidia enfermiza hacia Paulina, no quiero ni imaginar de lo que será capaz cuando regrese Valentina, que, encima, es el vivo retrato de su madre.
Laura Carmine siempre me pareció una actriz que tendía a la sobreactuación, pero reconozco que en “A que no me dejas’ borda su papel de hermana mala malísima. Además, Nuria tiene más frentes abiertos. ¿Se descubrirá su activa participación en el final de la primera temporada? (qué difícil es hablar en clave) ¿Cómo reaccionará al descubrir lo que hizo Mica con su hijo? ¿Cómo gestionará el regreso de Leonel?
El regreso del hijo pródigo
Pero Julieta y Nuria no van a estar solas esta vez, René ya nos ha dejado muy claro el papel que va a jugar. Veinte años después aún no ha conseguido perdonar a su padre y no va a desperdiciar la oportunidad que le brinda el destino de vengarse, aunque para ello tenga que llevarse por delante a su propia sobrina, olvidando que Paulina siempre lo trató con cariño.
Lo reconozco. El personaje de René me parece de lo más interesante de esta segunda temporada. Por un lado, tengo mucha curiosidad por ver a Brandon Peniche actuar junto a su padre (esta vez el talento parece que sí se ha transmitido vía genes). Además, no deja de ser curioso lo mucho que se parece a Nuria. Son medio hermanos, es verdad, pero no se han criado juntos y, sin embargo, son idénticos en su ambición y avaricia.
Y si René va a utilizar a Valentina para su venganza, también sabemos ya que Carolina tiene muy claro que Mau es su pasaporte a una vida llena de riquezas y comodidades. Parece que en esta segunda temporada sí vamos a tener terceros en discordia al uso. Y aún estamos arrancando.
Para compensar, el villano más villano de la primera temporada, Gonzalo Murat, parece haberse ablandado con los años. ¿O sería con los disgustos? El Gonzalo de ahora no se parece en casi nada a aquel hombre falso, mentiroso y sin escrúpulos. Sigue manejando un hotel (el de sus nietos), pero ya no tiene aquella chulería de “ordeno y mando”. ¿Cómo se enfrentará a lo que viene? Su ex yerno, que lo odia, ya ha regresado. Su nieta, que lo odia, está a punto. Su hijo, que lo odia, seguro que también vuelve. Es curioso. Antes, cuando era un personaje aborrecible, Julieta era casi la única que lo detestaba. Ahora, arrepentido de todos sus errores, la lista de personas que lo odian no hace más que crecer.
En definitiva, estamos en un momento de transición. Por un lado, nos hemos despedido de personajes que han sido muy importantes para el desarrollo de la historia. ¿Qué hubiera sido de Mau sin el cariño y la atención de Inés? (vamos a extrañar a Leticia Calderón) Por otro lado, han llegado nuevos actores que casi nunca nos decepcionan (César Évora, el primero de la lista). Además, también nos han presentado nuevas tramas como la que protagonizan Ela Velden y Erika Buenfil, que ya nos han intrigado.
En fin, la primera temporada nos sorprendió e impactó con algunos de sus giros argumentales. Es pronto para aventurar si la segunda logrará lo mismo, pero, por lo menos, ha conseguido que nuestro interés por continuar viendo ‘A que no me dejas’ no decaiga.
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