'Girls' 5x06/07 Review: un reencuentro inesperado y algunas revelaciones
Por Marta AiloutiMarta Ailouti
Se aproxima la recta final de la quinta temporada, la penúltima de 'Girls', y lo hace con paso firme y preciso. O al menos con dos capítulos maravillosos, Pánico en Central Park y Hello Kitty, capaces de remover algunos cimientos. No solo los de nuestras chicas. Aunque también. Porque cuando uno sale de su burbuja de cristal la realidad, que siempre ha estado ahí, nos acaba golpeando en la cara. Lo importante, después, consiste en saber cómo encajar según qué golpes. O en reconocer que algunas cosas simplemente no se pueden encajar.
¡CUIDADO SPOILERS!
Todo sobre Marnie
Que lo de Marnie y Desi no iba a funcionar estaba escrito. Más que una frase, lo suyo era una canción pop. Algo meloso y superficial. Un artificio. Una de esas melodías malas, sobre una pareja que no se aguanta, con estribillos de gritos y peleas, que te acaban haciendo gracia a base de escucharlas una y otra vez sin parar.
Pero por mucho que tú también lo veas, a veces lo que necesitas es una perspectiva diferente, algo o alguien, que te ayude a confrontar la realidad. Que tu canción, en verdad, apesta. Como el matrimonio de estos dos. A pesar del empeño de Marnie, y ya he perdido la cuenta, de repetir su estado civil.
Precisamente eso es lo primero que le espeta a Charlie (su perspectiva) cuando lo ve. Pánico en Central Park es una especie de monográfico sobre Marnie, sobre el trasfondo más espontáneo, divertido y natural del personaje. Nos hacía falta a todos. Un episodio imprescindible para entenderla un poco mejor. Que, fuera de su encorsetada postura, nos sorprende con que es capaz de dejarse llevar y fingir que es una mujer de compañía, bailar en medio de un restaurante, reírse tras volcar al agua desde una barca, protagonizar un dulce momento en el metro y tomarse con humor hasta un atraco a punta de pistola.
Una buena decisión
Charlie, ahora arruinado y con un acento distinto, es el punto del pasado que le permite volver a ser quien era. Con él, al que reconoce casi como su familia, no son necesarios los artificios ni las máscaras porque ya conoce todos sus defectos. Tal vez, es posible, fantaseen con otra vida. Otra canción sobre una moto, algo de dinero y un ultramarinos. El problema es que, como ocurre con las mejores noches, con las primeras motas de luz llega la realidad. Y ni él es lo que parece, ni la noche, si la pensamos en frío, ha sido tan idílica.
Es entonces cuando Marnie, que solo me agrada cuando se muestra así de vulnerable, regresa a casa andando. Ya sola, sin alianzas y descalza solo le queda de su aventura, y posiblemente de su matrimonio, un vestido rojo. Pero ella, al menos esta vez, sí sabe encajar el golpe y devolverlo. Por fin una decisión acertada. Su reencuentro en las escaleras con Desi termina de la única forma posible. Con una petición de divorcio.
Hello Kitty
Mientras tanto, Adam se prepara, animado por Jessa, para el estreno de su obra de teatro, a la que están todos invitados. Se trata de algo interactivo, un edificio por el que sus espectadores se pasean entre las diferentes habitaciones donde se recrea la actitud pasiva de los vecinos ante la tragedia de Kitty Genovese (no, no era la Hello Kitty que nos esperábamos), que fue asesinada en los años 60 en mitad de la noche sin que, a pesar de sus gritos, nadie hiciera nada para socorrerla.
Más allá del teatro, Hello Kitty trata sobre el ensimismamiento de los protagonistas de la ficción, volcados siempre en sus propias vidas, sobre todo Hannah, incapaces de observar los dramas que estallan a su alrededor. Y no solo los dramas.
A 'Girls' se le dan especialmente bien estas escenas donde se juntan ambas disciplinas, la serie y el teatro, y los actores actúan dentro de la actuación de los protagonistas, con líneas de separación difusas. Es imposible, al menos, no evocar Ask me my name (4x07), uno de mis episodios favoritos de la anterior temporada, y pensar que ciertos esquemas se repiten. Al menos está Adam, aunque no Mimi-Rose, pero sí, Jessa. A ella, radiante, le sigue pesando un poco su propia historia con Hannah que, al contrario que ellos dos, no atraviesa su mejor momento con Fran.
La dosis de realidad de Hannah
De hecho, desde que empezara la temporada hemos visto cómo su relación se aproximaba irrevocablemente más hacia una ruptura que hacia una reconciliación. Es difícil hallar un punto intermedio, menos incompatible, entre la actitud perturbadora, inapropiada y maleducada de ella (yo no lo habría definido mejor) y ese punto perfeccionista, exageradamente correcto, de él que, a estas alturas, lo reconozco, también a mí me ha desencantado un poco.
Así las cosas, en medio de este tumulto, de la gente, los actores, el magnífico escenario, la recreación y su vestuario, es cuando Hannah recibe su propia dosis de realidad. La escena no podría ser más perfecta. Con un toque de película romántica, Adam y Jessa se miran cada uno desde una ventana, mientras fuman y de fondo suena Brenda Lee. Entonces ella lo ve. No necesita mucho más.
Y todo pega un vuelco. El golpe ha sido demasiado sutil y demasiado directo. Hannah aún lo está procesando cuando regresa Fran. A él, capaz de, a pesar de todo, tenderle la mano cuando más lo necesita, no se le puede reprochar demasiado. También él estaba en Ask me my name. También, Adam. También, aquel dolor. Una punzada.
Sin embargo, aquella otra noche todo acabó de otro modo. Hannah, que ni monta una escena, ni es inoportuna ni perturbadora al despedirse de sus amigos de segunda, que diría Marnie, se aferra a la mano de Fran. Tal vez aún exista un modo de salvar esta relación. Tal vez, únicamente quiera curarse las heridas o no estar sola por ahora. Habrá que esperar un poco más para ver en qué acaba todo.
Elijah y Dill, no es oro todo lo que reluce
Por su parte, Elijah también está algo ensimismado por todo el glamur que desprende su nueva pareja. La fama, las vistas desde los rascacielos, sus atenciones, todo parece demasiado perfecto. Quizás lo sea. Pero también, irreal. Y es que, en una noche de revelaciones para todos, también él descubre que a Dill se le da especialmente bien complacer a todo el mundo por igual y que su trato especial con él, en realidad, a lo mejor no sea tal.
El famoso presentador no solo es grosero con él cuando trata de aclarar las cosas sino que, impaciente por volver con sus invitados, además le anima a irse de su fiesta si no está del todo conforme. No sé hasta qué punto su acto de redención con Elijah (presentarse en su casa a las tantas de la noche, borracho, repitiendo lo importante que es para él a modo de disculpa), le servirá realmente. Por el momento, se ha quedado a dormir.
Personalmente, siento cierta curiosidad por ver cómo se desenvuelve Dill con esos amigos más pobres y malos de los que le ha hablado él. Apuesto a que Hannah no se corta nada. ¿Llegaremos a verlo o la pareja se romperá antes de tiempo? Quedan apenas tres episodios, para conocer algunos de estas respuestas.
Como siempre, os dejo con el tráiler del próximo capítulo:
Sobre este blog