Jane The Virgin 4x06 Review: Un sueño cumplido, un corazón roto y una visita de lujo

Jane The Virgin 4x06: Un sueño cumplido, un corazón roto y una visita de lujo

Por Betty M. Martínez

Si algo define a Jane The Virgin es la incesante sucesión de acontecimientos a cada cual más sorprendente. Esta semana no ha sido la excepción. Ha habido varias situaciones que nos han dejado atónicos, pero esta vez la serie ha ido más allá. Ha conseguido que lo secundario se alce como protagonista. Sí, han pasado muchas cosas que hay que comentar, pero lo más interesante han sido esos pequeños detalles que vuelven a confirmar que Jane The Virgin es mucho más que la fusión de comedia y telenovela.

¡¡CUIDADO SPOILERS!!

Y entonces llegó ella…

El capítulo de esta semana se ha centrado en el hecho de que Jane ha cumplido su sueño. Es ya una escritora con una novela en el mercado. Yo confieso que me emocioné cuando Jane abrió la caja y empezó a sacar SUS libros. Es más, ya he empezado a escribir mi carta a los Reyes Magos y mi primera petición de la lista es “Cae la nieve”. He sido bastante buena este año, así que espero que me cumplan el deseo.

Ha habido un par de momentos en los que me he identificado con Jane. Y probablemente muchos también lo hayáis hecho. Me refiero a todos los que hemos encontrado en los libros a grandes compañeros de vida. Me refiero a todos los que seguimos disfrutando del enorme placer de entrar en una librería para bucear en sus estanterías en busca del preciado tesoro que llevarnos a casa.

Y si encima en esa librería que ha marcado tu vida te encuentras a tu autora favorita el día que presentas tu primera novela, ¿qué más se puede pedir? Entiendo perfectamente la emoción de Jane y que, por una vez, casi se quedase sin palabras porque hasta yo me emocioné al ver a Isabel Allende porque yo también devoré La casa de los espíritus y Paula y Eva Luna e Inés del alma mía y tantos otros. Personalmente siempre le agradeceré a Isabel Allende haber sido la puerta grande por la que entré a ese magnífico universo llamado realismo mágico donde conviven García Márquez, Carlos Fuentes, etc.

Dedicatoria y agradecimientos

Pero este día tan feliz también ha tenido alguna tristeza. Quizá esa no sea la palabra. Tal vez fuera más adecuado hablar de nostalgia, de melancolía, de emoción. Desde que Jane superó el duelo por la muerte de Michael ha sido el capítulo en el que el personaje de Brett Dier ha estado más presente. Seguro que a más de uno se le formó un nudo en la garganta al ver cómo con cada preparativo Jane recordaba a su marido porque sin Michael no existiría ‘Cae la nieve’ y, por lo tanto, ese gran sueño no se hubiera hecho realidad. Una vez más, Michael, te echamos de menos.

Otro motivo de tristeza para Jane ha sido la ausencia de Rafael, que le ha tocado trabajar el día de la fiesta. Sí. He escrito Rafael y trabajar en la misma frase. Y sí. Rafael es el sujeto de la frase en la que “trabajar” es el verbo principal. Voy a escribirlo de forma más simple: Rafael trabaja. Una vez que hayáis digerido esta novedosa situación, os digo de qué. Él quería ser asesor, pero con su currículum (hasta yo tengo más líneas en el mío) y con antecedentes penales, solo ha conseguido un puesto de… Camarero. En el Marbella. Si es que hasta ha tenido que echar manos de sus contactos, es decir, Petra.

Pobre Rafael, ¡quién te ha visto y quién te ve! De director general del hotel del que, además, eras propietario, has ido a acabar detrás de la barra y vestido de marinerito (lo siento, es que el estilismo es digno de ser comentado… por horroroso, claro). Eso sí, hay que reconocer que le está poniendo ganas a eso de ser un hombre nuevo, digno, honrado, trabajador, honesto, un ejemplo para sus hijos, es decir, todo un Villanueva. A Petra le cuesta comprender a este nuevo Rafael y nosotros aún no nos acabamos de creérnoslo, pero, por ahora, se está aplicando en esto de construirse un nuevo perfil humano.

Y su esfuerzo ha tenido una recompensa inesperada. Que levante la mano el que no se haya emocionado con los agradecimientos en el libro de Jane. Yo lo hice. Y sé que es muy bonito que alguien se acuerde de ti en un momento como ése. Tengo muy bien guardada la página en la que una buena amiga me incluyó en su tesis doctoral y, desde luego, yo no hice por ella ni la décima parte de lo que Rafael hizo por Jane.

La relación con Jane y Rafael es como una montaña rusa. En un capítulo parece que el TeamRafael está recuperando fuerza y que es posible una reconciliación de los padres de Mateo, pero a la semana siguiente es como si no soportaran ni verse. Menos mal que la tónica general es que son familia y eso está por encima de todos los imprevistos que aparezcan por el camino.

Y entonces se fue él…

En conjunto estaba siendo un buen capítulo para Jane. La presentación salió mejor que bien, a pesar de que “People en español” no cubrió el evento. Jane, para la próxima ocasión llama al “Hola”, que seguro que no te falla.

Sin embargo, faltaba un clásico en Jane The Virgin: el jarrón de agua fría. Y llegó. Y menos mal que fue casi al final porque llegan a amargarnos el capítulo desde el principio y me cabreo. Y mucho. ¿Cuál es el jarrón de agua fría? Pues que Adam se muda a Los Ángeles porque le han hecho la oferta laboral de sus sueños y no puede dejarla pasar. Él quiere cumplir su sueño, igual que ha hecho Jane. ¿Alguien puede culparlo?

Lo dramático de la situación no es que Adam se vaya. Es que se va justo cuando Jane se ha liberado por completo de fantasmas de pasado, justo cuando ha decidido darse una nueva oportunidad en el amor, justo cuando se sentía preparada para decirle a Adam, “te quiero”. Ya sé que me ha quedado cursi, pero, lo siento, no soy tan buena escribiendo como Jane o como los guionistas de la serie.

¿Y todo esto a dónde nos lleva? Al banco de las conversaciones importantes (Mateo dixit) donde Xiomara y Alba consuelan a una Jane que vuelve a tener el corazón roto. Tranquila, Jane, saldrás adelante. Tu familia te ayudará a superar este nuevo golpe. Y nosotros, también.

La culpabilidad de Rogelio

Y no, no me olvido de Rogelio, que esta semana ha vuelto a hacer de las suyas. Me explico. Ha hecho todo lo que estaba en su mano para que Jane tuviese la presentación de sus sueños y cuando digo todo es todo. Desde mover su contactos para que “People en español” le hiciese publicidad (algo que no pasó porque se inmiscuyó un viejo conocido al que no voy ni a mencionar porque casi echa a perder el gran día de Jane) hasta avalar el alquiler de la librería con el correspondiente riesgo económico que eso supone.

Todo esto ha hecho que Xiomara ponga el grito en el cielo porque ella, que es pragmática y realista, ve que la economía familiar no está para tirar cohetes y no es cuestión de ir desperdigando dinero en proyectos megalómanos.

Yo entiendo a Xiomara porque está muy presionada desde que las cuentas de su salón de baile no salen, pero también entiendo a Rogelio. Él se siente culpable por no haber estado con Jane durante años y ahora quiere compensarla en todo lo que pueda. Por eso siempre intenta que las celebraciones de sus días más felices sean a lo grande. Esa es su peculiar manera de demostrarle que la quiere. Es el #RogelioStyle.

Eso sí, me he quedado un tanto perpleja con eso de que tal vez supiera que había nacido y que nunca dio un paso para corroborarlo. Rogelio, preferiste vivir en la ignorancia ¿por miedo a lo que supondría en tu vida tener una hija o por comodidad? Lo primero podría llegar a entenderlo, pero lo segundo sería muy egoísta de tu parte. Y, lo siento, pero esta vez Xiomara tiene toda la razón del mundo en estar furiosa.

Y, en medio de todo esto, no se me puede olvidar la situación del hotel Marbella. Con Luisa en el psiquiátrico, Anezka es la propietaria de la mayoría de las acciones, pero es Magda quien maneja la situación con su garfio de hierro. Al menos por ahora, porque Petra ha conseguido que Anezka dude de su madre.

A ver, seamos claros, manipular a Anezka es relativamente sencillo porque, de hecho, medio elenco de la serie lo ha hecho. Pero eso no quita que Petra ha sido muy hábil. No hay quien la gane a sibilina. Qué lejos queda aquella Petra del principio. Aquella mujer florero enamorada de la cuenta corriente y la posición social de su marido es ahora una brillante empresaria que utiliza todas las armas a su disposición para conservar lo que tanto le costó alcanzar.

Y, de hecho, Petra va a tener que volver a ponerse los guantes de pelea porque tiene un nuevo gran problema. Señoras, señores, hay un nuevo cadáver en el hotel Marbella. La identidad del cadáver y las posibles consecuencias de la muerte de este personaje… Próximamente.

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